La Casa de Alba la forma una de las familias aristocráticas más conocidas del panorama social, y ya no solo por su historia, por las diversas polémicas que han rodeado a muchos de sus miembros, o por la trascendencia mediática que tiene desde hace décadas, sino también por su valioso legado, el cual ha ido pasando de generación en generación, siendo ahora Carlos Fitz–James Stuart el jefe de la Casa y, por tanto, el principal gestor del patrimonio familiar.
Son muchas las propiedades que posee la Casa de Alba, y eso que, desde hace años, se han ido desprendiendo de muchas de ellas. Esto es gracias, ya no solo a la buena gestión del actual duque de Alba, sino también al hecho de que su madre y anterior jefa de la Casa, Doña Cayetana, dedicase toda su vida a incrementar esa heredad mediante títulos y nuevas propiedades, fruto de la unión de la familia con otras dinastías. Ella no solo consiguió conservar su legado, sino que también llegó, incluso, a multiplicarlo, tal y como hizo su padre, y tal y como parece que está haciendo su hijo en la actualidad.
No obstante, sí es cierto que son pocas las construcciones que el clan aristócrata conserva en Castilla y León, donde antiguamente se encontraban la gran mayoría de las que la familia poseía en el territorio español, destacando la provincia de Salamanca por encima del resto. Algunas han sido destinadas a las visitas turísticas, otras vendidas y el resto cedidas, salvo alguna excepción.
Es el caso del Palacio de Monterrey. Este fue construido en 1539, y hoy, además de estar declarado como Bien de Interés Cultural, sigue perteneciendo a la Casa de Alba. Es más, es uno de sus principales palacios y puede ser visitado por todo el que quiera.
Si hay una localidad que comparte una vinculación más especial con la Casa de Alba, esa es la villa Alba de Tormes, ya que es de aquí de donde procede el nombre de la afamada casa nobiliaria. Cuando el padre de Isabel la Católica le otorgó la villa a Gutierre Álvarez de Toledo, primer duque de Alba, este decidió construir un castillo fortaleza que, años después, el Gran duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo, convirtió en uno de los palacios más impresionantes de la época. Tanto, que incluso albergó a celebridades de la talla de Lope de Vega, Garcilaso de la Vega y Calderón de la Barca, entre otros.
Cabe destacar que esta construcción sigue siendo propiedad de la Casa de Alba, a pesar de que en 1991 la familia la cedió al Ayuntamiento de manera indefinida. Así lo ha confirmado la alcaldesa de la localidad, María Concepción Miguélez Simón, a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, medio al que ha asegurado: "El castillo, formado por la Torre del Homenaje y la parcela donde está esta torre, es propiedad de la Casa de Alba, pero este está en cesión indefinida de uso al Ayunamiento", de tal modo que, "dentro de esta propiedad se encuentra la oficina de turismo, y, dentro de la torre, un museo de piezas que se encontraron en las excavaciones de lo que era el entorno del castillo".
Fue la duquesa de Alba la encargada de inaugurar la planta superior del castillo en 2006, y esto, sumado a que en 2010 fue la pregonera de las fiestas de Santa Teresa de la localidad, sirve como prueba para afirmar que la familia sigue muy vinculada a este pueblo.
En la ciudad charra también se ubica el Castillo de los Zúñiga, situado en Miranda del Castañar. También fue propiedad de la Casa de Alba, sin embargo, en 1954, Cayetana Fitz – James Stuart decidió donarlo a la villa. Actualmente, está abandonado y cerrado permanentemente, aunque sí se puede seguir contemplando desde el exterior.
Tampoco podemos olvidarnos del Castillo de El Tejado, perteneciente a la localidad salmantina de Calzada de Don Diego. Fue construido en el siglo XIV y actualmente se encuentra en ruinas, salvo una torre rectangular y una edificación adosada, rehabilitada y acondicionada. Hoy, tanto el castillo como la finca en la que se encuentra el mismo pertenecen a Alfonso Martínez de Irujo, duque de Aliaga, pues fue a él a quien la duquesa de Alba quiso dejar estas propiedades.
No obstante, ésta no es la única finca que la Casa de Alba administra en Salamanca, sino que también forman parte de su patrimonio las fincas de Gómez Velasco, Monasterio, Aldeanueva Carnero, Gallegos de Crespos y Castillejo, las cuales utiliza como explotaciones agropecuarias.
De Salamanca viajamos hasta Ávila, donde el histórico clan acumula un total de tres propiedades, un palacio y dos castillos. El más destacado es el Palacio de Piedrahita, pues este era una de las residencias estivales de la familia hasta que fue comprado por el Ayuntamiento en 1929 tras un incendio, tal y como ha asegurado el alcalde del municipio, Federico Martín, en declaraciones a este mismo medio: “La ruina la compró el Ayuntamiento y luego lo rehabilitó más tarde”, ha explicado. “Aunque ahora sea un colegio que pertenece al Ayuntamiento, está abierto al público, tenemos a una persona de información y turismo, y cuando vienen excursiones se lo enseñamos y se lo explicamos, pues no deja de haber sido un palacio de los duques de Alba”, ha añadido.
Esto explica, precisamente, que Piedrahíta haya recibido la visita de varios miembros de la familia en los últimos años: “El actual duque de Alba ha estado aquí ya varias veces y, de hecho, hemos ido al palacio y lo ha contemplado porque sabe que en su día fue propiedad de su familia. También ha venido Cayetano, pero de visita, no para un acto oficial. Sabemos que ha estado por aquí con familia y amigos”, ha revelado el alcalde.
Otras de las propiedades que han formado parte de la Casa de Alba a lo largo de la historia han sido el Castillo de Valdecorneja y el Castillo-Palacio de Castronuevo. El primero se sitúa en El Barco de Ávila y, después de varias restauraciones a causa de batallas, incendios e incluso bombardeos, hoy está habilitado como espacio para la celebración de los actos culturales de la localidad; mientras que el segundo, el cual se encuentra en Rivilla de Barajas, está cerrado permanentemente, a pesar de que suele ser visitado por el primogénito de Doña Cayetana, Carlos Fitz-James Stuart.
Es importante señalar que en la historia del patrimonio de la Casa de Alba también se encuentran varias construcciones de Valladolid, Segovia y Soria. En la localidad vallisoletana de Valdunquillo se halla el Palacio de los Osorio, que hoy está completamente abandonado; en Segovia, el Castillo de Coca, cedido al Ministerio de Agricultura en 1954 por un periodo de 100 años a cambio de su restauración; y en Soria, el Castillo de San Leonardo de Yagüe, también en ruinas y cedido hace unos años al Consistorio de la localidad.