Los efectos tan negativos que provoca el estrés sobre la salud son conocidos, pero quizás la sociedad no es tan consciente de que estos efectos adversos del estrés parental pueden transmitirse a los descendientes por vía paterna.
Y así lo refleja un estudio de investigadores de la Universidad de León (ULE) donde han publicado los efectos del estrés crónico a nivel reproductivo y su transmisión a la progenie usando el pez cebra como modelo biológico.
El trabajo se titula 'Stress on fish reproduction: transmission of negative effects to progeny and the development of rescue technologies' y ha sido dirigido por la investigadora Vanesa Robles Rodríguez.
"La investigación demuestra que el estrés que se sufre durante 21 días afecta de forma severa la conducta de los animales, disminuye significativamente la calidad de sus células germinales y altera la expresión de genes clave tanto en cerebro como en gónada", tal y como explica Robles.
Del mismo modo, explica que los animales que están estresados y se cruzan con hembras no estresadas provoca que la descendencia tenga "importantes alteraciones moleculares en la respuesta celular al estrés, en la respuesta a estímulos, en vías de reparación del ADN y en el control de ciclo celular, entre otros procesos biológicos clave".
Unos hallazgos que destacan la importancia de abordar el estrés, ya no solo para el individuo afectado, sino también para la salud de las futuras generaciones. Y es que, en la actualidad, el estrés es una realidad que afecta a miles de personas. Y que afecta, de manera importante, a la salud física y mental.
"Conocer a nivel molecular sus efectos no solo arrojará luz sobre los procesos biológicos alterados, sino que también proporcionará una base crucial para el desarrollo de enfoques terapéuticos dirigidos a mitigar o revertir dichos efectos", afirma.
Una investigación que ha desarrollado con David García Valcarce, investigador Juan de la Cierva de incorporación al Área de Biología Celular, Marta Fernández Riesco, profesora contratada del Área de Biología Celular y la colaboración de la estudiante Leyre Cuesta.