Una de las series más míticas de la televisión española es, sin lugar a dudas, 'Manos a la obra', una comedia que enganchó a millones de espectadores con personajes que han logrado pasar a la historia. Es el caso de Manolo, Benito o el Tato, el personaje interpretado por Jorge Calvo, que convirtió al actor en un valioso descubrimiento para el mundo de la interpretación.
Natural de Valladolid, Jorge Calvo dio el salto al estrellato a raíz de su participación en la producción audiovisual de Vicente Escrivá y Ramón de Diego. De hecho, todo el mundo le recuerda por su papel en dicha serie. Sin embargo, lo cierto es que el célebre actor es mucho más que eso, pues le avala una larga y exitosa trayectoria profesional que se remonta casi a su juventud.
Criado en un ambiente muy conservador entre el céntrico barrio de la ciudad del Pisuerga y los municipios vallisoletanos de Arrabal de Portillo y Montemayor de Pinilla, los lugares de procedencia de su padre y madre respectivamente, Calvo descubrió su pasión por la interpretación desde bien pequeño, cuando iba con su progenitora al teatro de manera continua prácticamente todos los veranos.
Precisamente esto le llevó a desarrollar su inquietud por ser actor a una edad temprana, concretamente, durante su etapa académica. Jorge estudiaba en el colegio La Salle y de pronto un profesor decidió montar un grupo de teatro que, además de hacerle ganar su primer premio, para él fue "una salvación y un empujón que me animó a seguir adelante y me hizo darme cuenta de que tenía un camino por el que tirar".
En cuanto finalizó el colegio, decidió formarse como actor en la Escuela Provincial de Teatro de Valladolid, siendo esta la que le abrió las puertas de una profesión que para él suponía "una manera de huir de una realidad que me costaba un poco vivir y una vía de escape muy buena para vivir otras vidas y divertirme".
Así, tras hacer sus primeros pinitos interpretativos en teatro de mimo y posteriormente de la mano de la compañía Producciones Rayuela, dio el salto a la capital para vivir la denominada "aventura madrileña" por la que ha pasado todo actor. "Empecé yendo y viniendo todas las semanas para entregar mi currículum a las productoras. Yo iba a buscarme la vida, porque tampoco sabía muy bien qué es lo que tenía que hacer para adentrarme en la profesión, entonces decidí ir a la Unión de Actores de Madrid, el sindicato de actores más importante España, me apunté a la bolsa de trabajo, hice varios contactos y eso me ayudó mucho, porque así es como conseguí mis primeros trabajos, cosas muy pequeñitas para la televisión y campañas publicitarias", ha recordado.
De pronto, llegó un día en el que se vio actuando con el gran Paco Rabal, considerado una especie de Dios de la interpretación en aquella época, para la serie 'Una gloria nacional'. Entonces, Jorge sitió el empujón para abandonar definitivamente su Valladolid natal e instalarse en Madrid, siendo su primer hogar una habitación que le alquiló uno de sus profesores de la Escuela de Arte Dramático.
Poco a poco fue empalmando unos proyectos con otros hasta que un día llegó la serie que le catapultó a la fama, 'Manos a la obra'. "Fue una cosa excesiva, yo no buscaba la fama y me la encontré. El problema es que nadie te prepara para gestionar una cosa tan fuerte como esa, entonces de repente me encontré con que salía a la calle y eran voces hasta que volvía a casa. Era una locura y como tampoco era algo que yo quisiera, llegó un momento en el que decidí irme de la serie, porque yo no se convivir con esa popularidad extrema", ha explicado.
Tanto es así, que incluso ha tenido varias oportunidades "de hacer otras series a ese nivel de popularidad" y las ha terminado rechazado al no sentirse "preparado para eso".
Pese a ello, Jorge reconoce que también tuvo su parte positiva. Y es que gracias a la gran acogida que tuvo la serie, pudo comprarse su casa, "que es algo maravilloso".
Si bien, él siempre ha tratado de huir de la popularidad, aunque sin dejar de formar parte de exitosos proyectos teatrales, audiovisuales y cinematográficos que, en cierto modo, le siguen colocando en primera plana.
A sus 55 años, Jorge Calvo ha pasado por series muy vistas de la talla de 'Farmacia de guardia', 'La casa de los líos', 'Veneno', 'Isabel' o 'Amar en tiempos revueltos'; por importantes películas como 'La punta del iceberg', 'El hombre que mató a Don Quijote', 'Nacidas para sufrir' o 'Los hombres siempre mienten', así como por obras teatrales como 'La dama boba', 'Así es', 'Luces de bohemia', 'El inspector', 'Dentro de la tierra' o 'Las criadas'.
También ha experimentado lo que supone trabajar detrás de las cámaras, produciendo y dirigiendo espectáculos, y, aunque es algo que le gusta y que le despierta mucha curiosidad, en realidad se siente mucho más cómodo encima de un escenario.
Para él su proyecto más especial ha sido, sin duda, sus fiestas de '¡Qué Maravilla!', las cuales se convirtieron en un clásico de los domingos madrileños. Un espectáculo musical propio basado en el teatro y el cabaret, desde un punto de vista festivo, y protagonizado por él mismo en el cuerpo de Isaia´s. En definitiva, un espacio de libertad donde el vallisoletano alcanzaba la felicidad más absoluta, al encontrar un lugar donde poder materializar sus sueños y aspiraciones profesionales, siempre desde la diversión.
Dichas fiestas otorgaron al intérprete una fama casi del alcance de la que ostentó durante su etapa en 'Manos a la obra', a raíz de que estas se colasen en la televisión de la mano del reality de Alaska y Mario.
Sin embargo, la alta carga de trabajo que Calvo tenía por aquel entonces y su imposibilidad de dedicar el tiempo suficiente a la organización de dichas fiestas, le llevaron a terminar con este show y a crear otro bautizado como 'El difícil equilibrio', un espectáculo musical, también inspirado en el cabaret y muy similar al anterior, en el que el actor versionaba míticas canciones al hilo de una historia y dando vida a un personaje femenino muy propio y original, derivado de Isaia´s. Para él eran lo más, pero, al igual que las anteriores, llegó un momento en el que se volvieron insostenibles. "Fue algo muy mágico y especial, porque digamos que era algo genuino que me diferenciaba del resto. Siempre me ha encantado el universo del transformismo, entonces por ahí sí que tengo un camino para poder desarrollar todo ese mundo del cabaret que a mí tanto me emociona", ha afirmado.
Queda más que demostrado que Jorge Calvo no ha parado de trabajar desde que se enfrentó a su primer proyecto interpretativo hace ya varias décadas. Si bien, tal y como él mismo ha confesado, actualmente se encuentra en un momento "de pausa profesional" por un problema personal del que, afortunadamente, ya está recuperándose.
"Después de estar trabajando en París y Bruselas, llegó la pandemia. Al salir, hice una gira con la obra 'Las criadas' por toda España y una vez que acabamos, decidí tomarme un tiempo de parón. La pandemia y el estrés de todo el trabajo que he vivido en los últimos años me han pasado factura a nivel psicológico. Digamos que estoy saliendo de una depresión un poco complicada que me ha obligado a tomarme un descanso. No podía coger trabajos", se ha sincerado el actor.
No obstante, dado que "ahora me siento bien porque veo que son cosas de las que se salen", ya se ve mucho más preparado para retomar sus compromisos profesionales. "Hay avances y ya estoy muy disponible para trabajar, empezar a subirme a un escenario y ponerme delante de una cámara", ha asegurado.
Y es que, aunque por el momento no tiene nada cerrado, sí la ilusión de hacer realidad un proyecto muy personal al que lleva tiempo dándole vueltas: "Tengo ganas de hablar de la experiencia que viví en París y en Bruselas sin saber hablar francés y sin poder comunicarme con nadie. Todo ese proceso tuvo una parte muy cómica y muy divertida que me gustaría plasmar en un espectáculo con texto y canción", ha revelado.
Esto es, precisamente, lo que ocupa gran parte de la atención de Jorge Calvo, un actor entusiasta, pero sin grandes sueños profesionales, pues, "como no me esperaba que iba a hacer todo lo que he hecho", tiene la sensación de que ha alcanzado, y con creces, sus mayores metas. "He hecho una película en Italia, otra en Francia, 11 en España, he trabajado en series de televisión, sé lo que es la popularidad, he creado mis propios espectáculos, llevo 30 años trabajando en una profesión que tiene mucho nivel de paro... Yo me siento satisfecho", ha aclarado.
Por todo ello, ahora solo piensa en retomar su carrera interpretativa desde un lugar "más pausado y más maduro", en el que espera "que las cosas sigan un poco como estaban". "Yo tengo un sentimiento de esperanza y agradecimiento, y prefiero no pedir más que el hecho de que las cosas vayan llegando poco a poco, porque si no es cuando más puede venir el sentimiento de frustración", ha añadido.
Sentimientos encontrados en su tierra natal
Si de algo presume Jorge Calvo es de su tierra natal, Valladolid. Él la define como "mis orígenes" y "una ciudad maravillosa donde pasé toda mi infancia y mi adolescencia, y donde todavía conservo amigos y familiares".
El actor creció entre sus céntricas calles después de que sus padres dejasen sus respectivos pueblos y se mudasen a la capital, emprendiendo en un negocio convertido en un emblema en la ciudad del Pisuerga, el icónico restaurante Cuberito, que abrió sus puertas en 1968 y las cerró en el año 2006.
Son muchos los recuerdos que tiene de la ciudad. Sin embargo, sus visitas son muy esporádicas desde que fallecieron sus padres, "porque me cuesta mucho al tener la ciudad muy identificada con ellos". "No he llegado a asimilar que no están, entonces cuando voy me cuesta un montón, aunque la ciudad a mi me encanta".
Tanto, que cuando regresa, suele hacerlo con gente de fuera para enseñarles sus recorridos favoritos. "Llegar a la estación de tren, cruzar el Campo Grande, bajar por la calle Santiago para dirigirme a la plaza Mayor, ir de tapas y retomar el recorrido por San Benito, el Patio Herreriano, la Catedral, San Pablo y sus entornos, y el Museo de Arte Policromado". "Todas esas cosas que forman parte de la esencia de Valladolid y que para mí son lo más importante de la ciudad", ha apostillado.