Las joyas son un complemento imprescindible para la gran mayoría de las mujeres e incluso para algunos hombres. Estas no solo definen a la persona que las lleva, sino que, además, son capaces de transmitir mensajes y sentimientos e incluso evocar recuerdos.
Y es que, a pesar de que la profesión de los joyeros vive en estos momentos una crítica situación motivada por la falta de relevo generacional, hoy siguen siendo muchas las joyerías repartidas por el mundo. No obstante, no todas consiguen llamar la atención por igual, sino que, como en todo, son contadas las que han logrado destacar por encima del resto y marcar la diferencia con piezas tan valiosas como exclusivas. Menos aún las que han tenido el gran privilegio de llegar a clientes que, en un primer momento, parecen inalcanzables para un joyero local.
Sin embargo, hay un joyero vallisoletano que hoy, afortunadamente, puede presumir de haberlo logrado, y con éxito. Se trata de Antonio Zúñiga Contreras, quien no solo lleva ocho años colaborando con el célebre diseñador Roberto Torretta (suegro de Marta Ortega) en sus desfiles en la Fashion Week de Madrid, sino que, además, ha conseguido triunfar entre las actrices y modelos del momento.
Estefanía Luyk, Carolina Cerezuela, Eva González, Ruth Gabriel, Kira Miró, Verónica Echegui, Blanca Marsillach, Miriam Díaz Aroca, Elisa Mouliaá, Laia Alemany y Asia Ortega son algunas de las 'celebrities' españolas que han lucido sus joyas.
Si bien, cabe destacar que Antonio Zúñiga también ha logrado dar el salto al panorama internacional, conquistando con sus exclusivas y preciadas creaciones a Ella Richards, la nieta del mismísimo Keith Richards de los Rolling Stone; y a la supermodelo Carmen Kass.
Las joyas de Antonio Zúñiga se han paseado por la pasarela de Castilla y León, por la Seminci y por varias exposiciones internacionales de joyas de diseño como el salón Kara de París, una exposición muy importante de joyería de vanguardia donde se daban cita diseñadores de todo el mundo. A todo ello se suma que el vallisoletano es el artífice de la corona de la Vera Cruz de Valladolid. El que para él es, sin lugar a dudas, su mayor logro profesional hasta el momento.
Así lo ha explicado él mismo en una entrevista con EL ESPAÑÓL - Noticias de Castilla y León: "Dentro de lo que es el diseño de joyas para mí esto es algo exponencial, casi como hacer una catedral", ha confesado.
Y es que, aunque Zúñiga se siente realmente "orgulloso y agradecido" de haber podido trabajar con diseñadores de la talla de Torretta, así como de que numerosas actrices y modelos hayan lucido sus diseños, sus aspiraciones no van tan ligadas al mundo del famoseo como a hacer cosas "más grandes" que logren perdurar en el tiempo, al estilo de la corona de la Vera Cruz.
"A mí el mundo del famoseo me despierta curiosidad, pero me llama menos la atención que por ejemplo haber hecho la corona de la Vera Cruz, que para mí es como otra dimensión. Yo no me mato porque las famosas lleven mis joyas, sino que me interesan más otras propuestas que van a quedar ahí y van a tener más repercusión social, porque, además, me aporta más satisfacción personal", ha explicado.
Sea como fuere, ¿cómo ha conseguido Antonio Zúñiga llegar hasta aquí? Cabe destacar que el vallisoletano forma la segunda generación de joyeros de su familia. De hecho, fue su padre, Antonio Zúñiga Arranz, quien creó la joyería en la que Antonio trabaja. Hablamos de la Joyería Zúñiga, un negocio con más de 60 años de historia y convertido en una de las joyerías más emblemáticas de la ciudad del Pisuerga.
Zúñiga hijo lleva más de dos décadas trabajando mano a mano con su progenitor, que sigue en activo, aunque más dedicado al tema de la restauración de "obras de arte que se pueden ver en museos y exposiciones, aportando su granito de arena a la conservación del patrimonio". Sin embargo, sus primeras aspiraciones profesionales iban más enfocadas al Derecho, una carrera que estudió antes de trabajar como funcionario en la administración pública.
Pese a ello, dado que él siempre había sentido el gusanillo de la joyería por su padre, al que ayudaba cada vez que tenía ocasión, decidió dejarlo todo y meterse de lleno en la que hoy, 27 años después, sigue siendo su profesión. "Estudié gemología, tasaciones, diamante... Yo siempre había aprendido lo que es el oficio artesanal de fabricación de joyería, pero quise meterme un poco más en el mundo del diseño para aportar un plus a lo que ya hacía mi padre", ha confesado.
Gracias a ello, un porcentaje muy alto de las piezas que se venden en la joyería familiar son piezas exclusivas "de diseño propio, que no se ven en otros sitios". "Jugamos mucho con las piedras preciosas, pero hacemos de todo tipo. Ahora se lleva mucho el oro amarillo, entonces hacemos muchas cosas con él en diferentes texturas y matizados. La plata también la trabajamos mucho, pero a mí lo que más me apasiona son las gemas, quizá por la formación que tengo. Las piedras preciosas como diamantes, zafiros o esmeraldas le dan un valor añadido a lo que es la pieza de joyería y también trabajamos con las mal llamadas semipreciosas, como pueden ser amatistas, cuarzos, etc. Ese es nuestro punto fuerte y no es que las tendencias nos lleven, pero muchas veces sí que nos dejamos influir, aunque siempre dándole un toque personal", ha confesado.
Cuando Antonio empezó a trabajar con su progenitor, la joyería ya era todo un reclamo en Valladolid. Por eso, además de por seguir afianzando clientela, el joven joyero apostó por ampliar nuevos horizontes que permitiesen dar más visibilidad a sus creaciones.
De este modo, empezó a participar en la pasarela de Castilla y León, pasó a formar parte de la Asociación Joyas de Autor, aprovechaba la Seminci para realizar showrooms y así es como consiguió llegar a todas aquellas famosas que se han puesto sus joyas en alguna que otra ocasión. "Algunas sí que me han pedido alguna pieza personal, pero, por lo general, han sido piezas cedidas para sesiones de fotos o eventos", ha matizado.
En lo que a su colaboración con Carlos Torretta se refiere, Antonio ha explicado que esta surgió hace casi una década gracias a un amigo "que diseña con él": "Me lo propusieron, acepté y desde entonces todos los años me llaman para ver si puedo aportarles algo, y claro, yo encantado porque es una firma muy consolidada que sigue un estilo sofisticado y elegante que a mí me gusta. Para mí es un orgullo y un placer el poder decir que sigo colaborando con él después de tantos años. Además, es una persona muy cercana y agradable", ha revelado.
Con todos estos logros, al que se suma también su cargo como presidente del gremio de Joyeros, Plateros y Relojeros de Valladolid, un trabajo que lleva desempeñando "dos o tres años" y través del cual trata de "dar valor" al oficio, hacer que sus integrantes se sientan "respaldados y orgullosos de pertenecer a este mundo" y "rescatar cosas que se habían perdido", Antonio Zúñiga ha logrado hacerse su propio hueco en el sector de la joyería traspasando fronteras más allá de lo local.
Llegados a este punto, él lo que pretende ahora es seguir manteniéndose así "muchos años más", "incrementar el legado que creó mi padre" y "hacer joyas cada vez más personales y exclusivas que vayan pasando de generación en generación o que formen parte del patrimonio cultural". También continuar ganándose la confianza de nuevos clientes en unos tiempos marcados por "lo inmediato, lo rápido y consumista", en los que parece que "las grandes marcas se van comiendo al pequeño comercio y lo artesanal", y que las joyas están perdiendo su significado de "talismán capaz de plasmar sentimientos".