Los apellidos son un mundo muy amplio y diverso. Existen de muchos tipos y con distintos orígenes. Los hay que, sin saberlo, proceden de los persas, celtas, árabes, romanos, de la mismísima nobleza o de la comunidad gitana. 

Y es que muchas personas no conocen quiénes eran sus tatarabuelos o el árbol genealógico al completo. Lo cierto es que si hay algo que abundan son los conocidos como apellidos comunes. Esos que están muy presentes en la sociedad y que no se hace raro escuchar cada día.

De hecho, según los últimos datos del INE, en el país hay más de millón y medio de Garcías; 926.000 de Rodríguez; 922.000 de González y 902.000 Fernández. Una cifra que, en parte, no sorprende demasiado. Sin embargo, lo realmente curioso no es eso sino el trasfondo que estos tienen.

¿Sabías que el apellido puede darte a conocer si tienes menor esperanza de vida que el resto? Puede que no y, seguramente, te habrá sorprendido, pero está corroborado. El experto en Psicología Evolutiva Steve Stewart-Williams publicaba en su cuenta de X una investigación de la Universidad de California- Davis (Estados Unidos) que había llegado constatado que las personas con apellidos usuales vivían menos tiempo que aquellas que tengan uno un poco más diferente.

En este análisis, recabaron información de más de 19 millones de estadounidenses que habían nacido entre 1910 y 1919 y fallecidos en 2011. Y, a raíz de él, pudieron analizar que los que tenían un apellido menos común vivía una media de 611 días más que los que eran más frecuentes.

Apellidos más comunes en las provincias de Castilla y León

En Valladolid, el apellido más común es García (con 20.896 personas). En el caso de Salamanca es Sánchez con 30.539. Continuando con Zamora destaca Rodríguez con una suma de 10.020 personas.

En Segovia vuelve a destacar García (10.208), siendo este el más común a nivel nacional con 1.449.647 habitantes en total. Apellido que también se repite en Soria con 6.094 personas. Y ocurre lo mismo en Palencia, convirtiéndose así García en el apellido rey. En esta provincia lo tienen un total de 9.400 personas.

Por otro lado, en cuanto a Ávila, el primer apellido es Martín con una frecuencia de 15.444. En relación a Burgos, el apellido más destacado, nuevamente, es García con 17.156 personas. Y, por último, en León destaca Fernández con 34.735 habitantes.

Por tanto, analizando estos datos podría decirse que los apellidos más comunes son García, Sánchez, Rodríguez, Martín y Fernández. Siendo estos quienes menor esperanza de vida tendrán en la Comunidad, según el estudio desvelado por el experto en Psicología.

A nivel nacional, sucede lo mismo y los apellidos se repiten. Los más frecuentes son García, Rodríguez, González, Fernández, López, Martínez, Sánchez, Pérez, Gómez y Martín.

Relación entre apellidos y estatus 

Una de las posibles teorías, y de las que más fuerza tienen, que pudiera explicar que estas personas tienen menos esperanza de vida es el estatus. Los apellidos poco comunes, generalmente, suelen derivar de una condición social más alta. El estudio 'Surnames and social status in Spain' reveló que había una correlación entre ello.

De hecho, uno de los aspectos que se analizaron fue el mundo laboral. Y matizó que era más frecuente que los trabajos de menor carga física, considerados socialmente de más prestigio y mejor pagados, pertenecían a aquellas personas con apellidos menos frecuentes. Un estudio parecido que se realizó con la población inglesa concluyó con lo mismo. Los apellidos más raros pertenecían a quienes tienen una posición social más alta.

También se ha podido pensar en la propia genética dado que un estudio publicado en la revista European Journal of Human Genetics demostró que la mayoría de los hombres en España que coinciden en apellidos raros también comparten un cromosoma Y idéntico o muy similar. 

Lo que ocurre es que un apellido puede ser referencia de mala salud como de buena. Lo que hace que esta teoría no esté tan consolidada como la anteriormente citada. Y es que tener un bajo nivel socioeconómico influye, y mucho, a la hora de tener un mayor o menor nivel de vida y de las oportunidades limitadas con las que cuentan los ciudadanos.