La crónica social está repleta de famosos de los que creemos saberlo todo. Es el caso del célebre humorista Leo Harlem, todo un icono de la comedia española que apenas necesita presentación, pues es de sobra conocido por una buena parte de la sociedad.
Casi todo el mundo sabe que el monologuista nació en la provincia de León, concretamente, en la localidad de Matarosa del Sil, en noviembre de 1962, así como que a sus pocos años de vida se mudó a Valladolid junto a sus progenitores. También que en la ciudad del Pisuerga vivió parte de su niñez, adolescencia y madurez, hasta que, a sus 40 años, inició su carrera como cómico de la mano de 'El club de la comedia', un programa al que se presentó animado por sus amigos y que motivó su traslado a Madrid, además de su gran salto a la fama. El resto de su historia es todavía más conocida.
Sin embargo, el leonés, como toda persona que se precie, reúne una serie de curiosidades que no han trascendido de la misma manera que lo han hecho determinados aspectos de su vida como su trayectoria personal y profesional. Tanto es así, que no todos están enterados de que el verdadero nombre del cómico no es Leo Harlem, sino Leonardo González Feliz, y que, por tanto, Leo Harlem es su nombre artístico. Leo de Leonardo, pero ¿y Harlem?
Tal y como él mismo ha confesado en alguna que otra ocasión, su nombre artístico está sacado del apodo por el que todo el mundo le conocía en Valladolid. A su vez, dicho mote tiene su origen en el nombre de un bar de copas en el que el leonés trabajó como camarero durante 12 años, en los que también divirtió con su humor a los clientes más habituales.
"En Valladolid tú tenías un nombre y el apellido del sitio donde trabajabas, a mí me gustaba y por eso me quedé con él", confesó el humorista en una entrevista con este periódico.
Hablamos de un establecimiento que fue durante años el punto de encuentro de muchos vallisoletanos, así como un bar mítico de la ciudad y perfecto para disfrutar de una buena cerveza o una rica copa, sus productos estrella.
Se trata nada más y nada menos que de El Harlem, un bar ubicado en el número 3 de la calle San Antonio de Padua, entre la plaza de San Miguel y la plaza de los Arces, que cerró sus puertas hace más de 15 años. Este funcionaba más como pub, aunque servía desde primera hora de la tarde hasta la madrugada.
Llamaba la atención de todos los que pasaban por la zona con el neón rosa que tenía sobre su puerta y, además, según recuerdan algunos clientes, su interior estaba repleto de vinilos y carteles. Pero de lo que nadie se olvida es de sus camareros, entre los que se encontraba el reconocido humorista Leo Harlem hasta el año 2003.
Lamentablemente, El Harlem ya no existe como tal, aunque el local sí que sigue funcionando. Eso sí, no solo como bar de copas, sino también como una sala de fiesta llamada Hache Club, que es frecuentada por centenares de jóvenes cada fin de semana. Y es que, de hecho, esta todavía conserva el famoso neón rosa mencionado anteriormente, un elemento que a muchos les hace viajar en el tiempo cada vez que lo ven y recordar los buenos momentos vividos en El Harlem.
Esta no es la única curiosidad que rodea al humorista y actor. Pocos saben que llegó a estudiar Arquitectura y Derecho, sin terminar ninguna de las dos carreras, así como a trabajar como panadero junto a su progenitor, también en Valladolid, ciudad en la que ha llegado hasta a ejercer de pregonero de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo en 2011. A todo ello se suma que, además, es fiel seguidor del Real Valladolid.
Miles de curiosidades rodean también su vida más personal, pues lo cierto es que el humorista, conocido por contar sus monólogos en el menor tiempo posible y con una rapidez impactante, siempre ha sido muy hermético en este aspecto y lo ha mantenido en un discreto segundo plano y alejado por completo del foco mediático. Al parecer, su intención era centrar toda la atención en su vis cómica y vaya si lo ha conseguido.