La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha iniciado los trabajos para dotar a la Comunidad Autónoma de una nueva Estrategia de Educación Ambiental para el período 2023-2030. Para ello ha pedido colaboración a más de 1.200 personas, entidades e instituciones, a fin de que aporten sus propuestas y manifiesten sus expectativas en la materia.
Con ellas, la Consejería elaborará un documento borrador que se someterá a información pública y participación ciudadana. La previsión actual es aprobar la III Estrategia de Educación Ambiental en el primer trimestre del año 2023.
La transformación en los comportamientos individuales y colectivos que la actual situación de crisis climática y ambiental exige, requiere un cambio cultural, y en este escenario la educación ambiental es una herramienta imprescindible con la que proporcionar información práctica y promover una visión crítica en nuestra sociedad. La educación ambiental proporciona elementos que transforman nuestra comprensión de la realidad y, al mismo tiempo, mejoran nuestra capacidad para intervenir.
La recomendación del Consejo de Europa, de 16 de junio de 2022, relativa al aprendizaje para la transición ecológica y el desarrollo sostenible aconseja implantar y seguir desarrollando enfoques globales y colaborativos de la enseñanza y el aprendizaje para la transición ecológica y el desarrollo sostenible en los que participen todas las partes del sistema de educación y formación, así como los interesados de otros sectores.
Desde la Junta de Castilla y León se promueve la educación ambiental a través de su planificación mediante estrategias plurianuales que se han mostrado como un instrumento esencial para promover y afrontar los cambios sociales y económicos necesarios para avanzar en la protección del medio ambiente. Por ello, es necesario garantizar la continuidad de esas iniciativas e incorporar nuevos contenidos.
Con la tercera estrategia se pretende lograr una mayor vinculación con la gestión ambiental, y prestar mayor la atención a la educación ambiental de la población adulta y especialmente de los responsables de la toma de decisiones.
Esta estrategia se va a elaborar teniendo en cuenta estas cuatro premisas:
1.- Generar sinergias y proyectos de colaboración entre los distintos grupos de interés con los que ya existe una experiencia continuada de trabajo en materia de educación ambiental: las entidades locales de más de 20.000 habitantes y las diputaciones provinciales, las universidades públicas, los municipios pequeños, los centros escolares acreditados con el sello ambiental “Centro Educativo Sostenible”, así como las empresas que cuentan con autorización ambiental y las que están adheridas al Sistema comunitario de gestión y auditorías ambientales (EMAS).
2.- Ofrecer oportunidades de colaboración en materia de educación ambiental para otros grupos de interés como son los promotores privados y emprendedores de la educación ambiental, los medios de comunicación y la sociedad organizada.
3.- Promover oportunidades de aprendizaje inicial y a lo largo de la vida, para todos, sobre sostenibilidad ambiental.
4.- Impulsar la reconexión y el contacto con la naturaleza, así como el conocimiento directo de las cuestiones ambientales.
Antecedentes: la II Estrategia de Educación Ambiental 2016-2020
La evaluación de la anterior Estrategia de Educación Ambiental ha determinado que en el periodo 2016-2020 se desarrollaron más de 835 actividades y programas de educación ambiental, con una inversión total de 8.323.516 € y 2.060.359 de participantes.
Iniciativas como el sello ambiental “Centro Educativo Sostenible” o los convenios con las entidades locales y las universidades públicas lograron movilizar a un número muy importante de personas y colectivos vinculados a los diferentes grupos de interés a través de una metodología de participación ciudadana en la que destaca la implementación de un volumen muy amplio y diverso de actuaciones (cursos, jornadas, campañas, premios, etc.).
Además, el impulso a los programas de educación ambiental de la II Estrategia ha venido acompañado por los avances en algunos indicadores de sostenibilidad de la región; como por ejemplo el descenso de la emisión de gases de efecto invernadero, el aumento de la producción de energía eólica y solar o la disminución en el consumo energético medio por habitante de usos eléctricos.