La actividad gripal ha vuelto a bajar en Castilla y León y ha registrado un descenso hasta los 69,15 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que sigue en una situación epidémica de intensidad baja, según el último informe de la Red Centinela Sanitaria de la Comunidad.
En concreto, la novena semana de este año (del 24 de febrero al 1 de marzo) la actividad gripal se mantiene en ese nivel de intensidad bajo y las detecciones de virus gripales son de los tipos A y B.
Así, la tasa estimada para Castilla y León es de 69,15 casos frente a los 95,84 de la anterior, mientras que la estandarizada (ajustada por la población española del padrón municipal de habitantes) se sitúa en los 76,12 casos --107,46 la pasada--.
Según el informe de la Red Centinela, la tasa de incidencia acumulada por edad se sitúa en torno a los 9.000 casos en menores de hasta cuatro años y se encuentra cerca de los 6.000 entre los niños de cinco a 14 años, mientras que en el resto de tramos edad se encuentra por debajo de los 2.000.
CONSEJOS
La Consejería de Sanidad, a través del Portal de Salud, ofrece algunas recomendaciones ante la gripe. Así, por un lado, para evitar su transmisión y contagio a otras personas se aconseja a las personas que se encuentren enfermas que se protejan al toser (cubrir la boca y la nariz con un pañuelo al toser o estornudar o cubrirse con la parte superior del brazo y no con las manos); lavarse las manos después de toser o estornudar y no acudir a lugares cerrados (trabajo, colegio, guardería o lugares públicos) para evitar el contagio.
Además, en caso de padecer gripe, se recomienda descansar, beber abundantes líquidos, evitar el consumo de tabaco o alcohol y tomar medicación que mejore los síntomas de la gripe (medicamentos para bajar la fiebre).
Asimismo, se recuerda que los antibióticos no mejoran los síntomas ni aceleran la curación, ya que no son efectivos frente a enfermedades producidas por virus, y que no se debe dar aspirina a niños ni adolescentes.
En esta línea, Sanidad ha apuntado que actualmente existen fármacos que actúan frente al virus (fármacos antivirales) pero su uso es "muy limitado", puesto que si se dan en las primeras 48 horas tras el inicio de los síntomas pueden reducir la duración de la enfermedad, sin embargo deben ser recetados por un médico ya que pueden tener efectos adversos importantes.