Un tercio de los niños atendidos en las consultas telemáticas de alergia infantil durante la pandemia han sido derivados con diagnóstico de sospecha de COVID-19, según una encuesta de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) realizada por uno de cada cinco pediatras alergólogos.
Con motivo de la Semana Mundial de la Alergia, que se celebra hasta el 5 de julio, la SEICAP ha recordado la importancia de consultar cualquier duda y cambio en el estado de salud de los niños con asma y alergia y procurar un buen control de estas enfermedades, ya que podría ayudar a protegerles frente a la COVID-19.
Uno de cada cinco pediatras alergólogos ha atendido entre un 30 y un 50 por ciento de consultas relacionadas con el COVID-19. "Ha sido una situación muy preocupante para las familias debido a la crisis sanitaria que se ha vivido y a la incertidumbre que ha supuesto la llegada de una enfermedad desconocida para todos. Además, tenemos la circunstancia de que el asma grave infantil y enfermedades inmunológicas, como las inmunodeficiencias primarias, son condicionantes de riesgo frente a la COVID-19 debido a la vulnerabilidad de estos niños ante las infecciones, lo que ha incrementado aún más las dudas e incluso el miedo", indica la presidenta de SEICAP, Mercedes Escarrer.
Durante la pandemia, los pediatras alergólogos han adaptado sus consultas debido al estado de alarma decretado y a la conveniencia de no asistir a los centros sanitarios si no era imprescindible. Por ello, la mayoría han hecho uso de la telemedicina para atender a las familias: el 47 por ciento desde su centro y el 40 por ciento combinándolo con trabajo desde casa.
"En la mayor parte de los casos ha funcionado muy bien y hemos podido resolver las dudas. Sin embargo, ha habido consultas que hemos tenido que aplazar porque solo se pueden hacer presenciales", señala la doctora Escarrer. Como consecuencia de este parón en las consultas de alergia infantil, los pediatras alergólogos señalan como principales consecuencias el retraso en la realización de pruebas de alergia y en la administración de tratamientos, las listas de espera acumuladas y el retraso en la realización de pruebas funcionales respiratorias.