Radar COVID, la aplicación de rastreo de contagios promovida por el Gobierno ya está operativa en 12 Comunidades Autónomas y Melilla. Al igual que la mascarilla y el lavado de manos, el Radar COVID protege individualmente no sólo a quien se descargue la aplicación sino a su entorno. Esta App, de instalación y uso voluntario, ya la usan 4 millones de usuarios.
Sin embargo, no es suficiente para que sea efectiva. “Es necesario que exista un número mínimo de usuarios, hasta unos 10 o 12 millones para que sea efectiva del todo. En la prueba que se hizo en La Gomera, demostró ser el doble de eficaz que el rastreo manual”, explica Noelia González Rodríguez, profesora del Máster en Big Data de la Universidad Isabel I.
Pero ¿por qué no se la descarga la población? ¿Han surgido dudas sobre el respeto a la privacidad? ¿Qué sucede si se da positivo por coronavirus?
¿Cómo funciona la aplicación?
El 15 de septiembre comenzó a funcionar la aplicaciónRadar COVID en toda España, aunque algunas Comunidades Autónomas todavía no lo tienen oficialmente autorizado. En los días anteriores se liberó el código fuente y se están dando los pasos para que funcione en toda Europa.
La aplicación quiere ser una ayuda para los rastreadores manuales, para tener controlados los focos de manera electrónica. La app avisa a quienes han estado cerca de algún infectado en los últimos 15 días para actuar antes de que la propagación por asintomáticos sea imparable.
Los usuarios tendrán el Bluetooth activado para que la app pueda comunicarse con otros móviles cercanos. “La aplicación no recoge el nombre, el correo electrónico, geolocalización, ni el teléfono del usuario, tal y como se indica al iniciar la aplicación”, explica Noelia González, “según se observa en el código liberalizado de la aplicación, se ve que, cuando se utiliza la aplicación por primera vez, esta llama al servidor solicitando la expedición de un token de usuario. Estos tokens permiten identificar al terminal (no a la persona) y son autogenerados por el servidor, por lo que no están vinculados a una persona, sino a un dispositivo. Se trata de una medida de seguridad”.
Si una persona es positiva se incluye su dato cifrado en el sistema de personas contagiadas.
Inmediatamente, se enviará a los móviles de las personas con las que la persona infectada ha estado cerca, de forma anónima, indicando que procede realizarse una prueba PCR por la posibilidad de tener un contagio. Se tiene en cuenta las personas con las que se ha cruzado en los últimos días. Según la profesora de la Universidad Isabel I, la aplicación “mide la distancia entre personas que tengan la app. Cuanto más fuerte es la intensidad del bluetooth, menos distancia y viceversa. También detecta cuándo la señal pasa a través de una pared o puerta para no dar falsos positivos”, matiza.
La aplicación aprovecha el sistema creado por Google y Apple que se integra en los iPhone y los teléfonos Android. El Radar COVID dobla los datos del rastreo manual y evita falsos positivos. No se pide ningún dato, no se registra tampoco ningún dato personal. Simplemente se intercambian códigos a través de bluetooth con dispositivos cercanos, con lo que la privacidad está asegurada.