Castilla y León se prepara ya con la campaña de vacunación para el arranque de la temporada de la gripe, condicionada este año por la pandemia del COVID-19 con quien deberá de convivir entrado el otoño y en pleno invierno. La recomendación es que aquellos grupos que están llamados a vacunarse lo hagan, ante un posible escenario de saturación del sistema sanitario, que en la Comunidad arranca con el lastre de 29.694 enfermos activos por coronavirus, la misma cifra con la que inició la desescalada y que ahora, con una tendencia al alza y desde la prudencia, no hubiera permitido que avanzara hacia la fase 1 en mayo.
Son cifras que no paran de crecer día a día, y que tras un relajo a mediados de julio, con un suave crecimiento en agosto, comienzan a levantar la temida curva, hasta el punto de que en menos de tres meses la Comunidad ha más que triplicado sus casos activos, al pasar de los 8.159 del 24 de julio, el más bajo durante la pandemia, según los datos oficiales del Gobierno autonómico a 15 de octubre.
No hay excepción entre provincias, y todas dibujan la misma tendencia, salvo Soria que, pese a que fue una de las más azotadas por el COVID-19, es la única que ha logrado bajar los datos desde finales de agosto, cuando alcanzó los 723 casos activos, que ahora son 652. El 23 de abril logró el mayor pico, con 2.390, y a lo largo del mes de julio se ha movido entre los 480 y 500 casos.
En estos momentos, las que mayor número de pacientes activos suman son Valladolid y León. En concreto, Valladolid alcanza los 6.825 y para observar una cifra similar hay que retrotraerse al 7 de mayo, con 6.943. Pese a que la curva de contagiados aguantó en julio por debajo de los 1.800, ya a principios de agosto comenzó a levantarse, para superar, el día 15, la barrera de los 2.300. Desde el momento de menor incidencia, a mediados de julio con 1.800, los datos se han multiplicado por 3,5, y a un ritmo de crecimiento que a principios de octubre estaba en el uno por ciento.
La provincia de León y la de Valladolid, son las que presentan una mayor incidencia acumulada de la enfermedad, con 21.458 y 27.231 enfermos desde el inicio de la pandemia, incluidos los que en estos momentos presentan síntomas compatibles y los que ya han recibido el alta. En este caso, la provincia de León ya ha superado el pico de los peores momentos de la pandemia, registrado el 24 abril, cuando las estadísticas arrojaron 6.494. Hoy acumula 7.280 casos.
Burgos tocó fondo el 18 de julio 493, con una tendencia que comenzó a crecer en agosto hasta llegar a los 3.840. Significa que en tres meses ha multiplicado por siete los casos activos y el ritmo no es despreciable.
Palencia arroja también cifras sin precedentes, con 2.820 casos activos. Para encontrar una cifra similar hay que retroceder al 3 de mayo, con 2.500 casos. Hoy son 300 más.
La provincia de Salamanca mantiene el tipo, en comparación con Palencia y León. Con 3.711 casos, en la serie la cifra es similar a la de finales de mayo. No obstante, también ha cuadriplicado los datos sobre principios de agosto, cuando oscilaban entre los 740 y los 750 contagios activos. Si bien, en las últimas semanas ha llegado a registrar picos de incementos diarios por encima del uno por ciento.
En Segovia los números también han alzado el vuelo en los últimos meses. La provincia, una de las más castigadas, rebajó sus casos activos a 420 el 9 de julio, hoy roza los 1.627 casos, que son cifras similares a las de la última semana de mayo. El ritmo diario de crecimiento de la última fecha analizada es del 0,77 por ciento.
Ávila repite el patrón. Con 1.420 casos activos, suma ya más de 1.000 casos activos sobre el 1 de agosto, cuando registró la cifra más baja con 378. Y la provincia de Zamora tampoco es una excepción: 1.519 casos activos, cifra similar a la del 20 de mayo, cuando la tendencia era decreciente. Al igual que ha ocurrido en la mayoría de las provincias, a finales de julio, el día 28, anotó el número más bajo, con 155 casos, que ha multiplicado por nueve.