La aplicación del toque de queda en Castilla y León, junto al confinamiento perimetral de la CCAA, comienza a dar sus frutos. "La curva se está aplanando", ha asegurado la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien no obstante ha recordado la situación "grave" que persiste en Castilla y León, con una tasa de incidencia acumulada en los últimos 14 días superior a 800 por cada 100.000 habitantes, cuando la OMS establece el límite en 250.
A pesar de una "cierta contención" en el ritmo del crecimiento de contagios, la presión sobre los hospitales sigue siendo altísima, y Casado asegura que "si hubiéramos seguido la tendencia, el 15 de noviembre tendríamos un colapso hospitalario, lo que quiere decir que no sólo no podríamos dar respuesta no solo a la COVID, sino a ninguna patología no COVID". En cambio, Casado subraya que con respecto a la primera ola estamos en número de ingresos como el 24 de marzo, pero "estamos manteniendo mucha actividad hospitalaria, con alguna intervención menos, pero muy intensa, no están bloqueados los hospitales".