El Ejército de Tierra comenzará este viernes, 6 de noviembre, a duplicar de forma paulatina sus 240 efectivos destinados a labores de rastreo para asumir por completo esta tarea en Castilla y León y descargar así al personal de Atención Primaria.
El delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, acompañado del general Rivas y el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Emilio Álvarez Villazán, han visitado este jueves las instalaciones en las que trabajan 60 rastreadores del Ejército en Valladolid, en la Base Militar El Empecinado, como parte del dispositivo de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica puesto en marcha por el Ministerio de Defensa para auxiliar a Sanidad en el control de la pandemia en Castilla y León.
El Ejército de Tierra, bajo la dirección del Mando Componente Terrestre colabora con los gobiernos regionales en la gestión de la crisis sanitaria, dando apoyo a la sociedad en la detección de contagios y lucha contra la COVID-19 mediante, entre otros, el empleo de rastreadores militares.
En la Comunidad, la División San Marcial, con base en Burgos, se ocupa actualmente de la coordinación de los 240 efectivos implicados en las tareas de rastreo, que refuerzan los dispositivos de seguimiento y control de brotes activos en Castilla y León, siguiendo los procedimientos que señala el sistema de salud de la Junta de Castilla y León, según ha señalado la Delegación del Gobierno a través de un comunicado remitido a Europa Press.
Para ello, está organizada una Unidad de Vigilancia Epidemiológica que, desde las instalaciones del Cuartel General de la División San Marcial en el Acuartelamiento Diego Porcelos de Burgos, realiza la coordinación y el enlace con la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Esta unidad dispone de ocho Secciones de Vigilancia Epidemiológica con personal perteneciente al Ejército de Tierra y al Ejército del Aire, que tienen sus sedes en Burgos, León, Salamanca, Valladolid y Madrid.
Concretamente, en la Base El Empecinado de Valladolid se ubican dos secciones, una de Farnesio y otra del Grupo de Caballería Villaviciosa, de 30 personas cada una, a las que se añaden otras dos en León, una en Burgos, otra en Salamanca, y dos del Ejército del Aire, una de ellas con base en Cuatro Vientos, Madrid, pero que trabaja para Castilla y León.
170.000 LLAMADAS
Estos rastreadores han realizado 170.000 llamadas de rastreo desde que se incorporaron, al término del operativo de la Unidad Militar de Emergencias (UME), con un pico de 2.300 en un solo día.
A partir de este viernes, el Ejército comenzará a incrementar paulatinamente el número de efectivos, hasta duplicar los 240 actualmente disponibles, con la idea de que la Junta de Castilla y León encomiende por completo las tareas de rastreo a las Fuerzas Armadas, que actualmente ya realizan el 92 por ciento de los rastreos en la Comunidad.
El delegado del Gobierno en Castilla y León, que ha conocido 'in situ' los detalles del trabajo que se realiza, ha destacado que esta tarea resulta "vital" para descargar al personal de Atención Primaria, que gracias al apoyo del Ejército "puede dedicarse con más efectivos a la atención sanitaria a la ciudadanía".
Javier Izquierdo ha recordado que el Gobierno de España ha facilitado todos los recursos en su mano desde el inicio de la pandemia a las Comunidades Autónomas para hacer frente a esta emergencia sanitaria, entre ellos, durante la primera ola, 8.000 efectivos del Ejército, más los 300 de la UME, que realizaron de forma coordinada cerca de 2.000 desinfecciones y labores de patrullaje durante el confinamiento domiciliario, equipos de protección, material y personal sanitario, formación para la gestión de residencias y, además, desde el punto de vista normativo, la flexibilización de los criterios para facilitar la contratación de más personal por las comunidades autónomas.
Izquierdo ha expresado su agradecimiento a las Fuerzas Armadas que calificó de "modernas, ejemplares del Estado Democrático y que demuestran su capacidad de adaptación a las necesidades de la sociedad en cada momento", y ha subrayado la "extraordinaria valoración de la ciudadanía por su inmejorable trato y eficiencia durante las labores de rastreo realizadas en estas últimas semanas".
Por su parte, el comandante Javier Aldea, jefe de la Unidad Epidemiológica, ha destacado la reducción a entre diez y 30 horas del periodo de rastreo desde la toma de la muestra que se ha conseguido, al tiempo que se ha logrado bajar de cuatro a 1,7 el número de contactos estrechos por cada contagio en este mes y medio.
LABOR DE RASTREO
Junto con la detección de estos contactos, el comandante Aldea ha explicado que la tarea de estos rastreadores militares están el transmitir las directrices del aislamiento a los afectados, así como identificar los posibles problemas que presentan para cumplir y resolver sus dudas. Además, actualmente trabajan en implementar las citas para que estas personas puedan realizarse la prueba PCR en su centro de salud.
A la hora de seleccionar el personal para esta labor, se ha tenido en cuenta la formación sanitaria, la facilidad de palabra o el "carácter afable" de estos efectivos, que han recibido formación específica sobre esta tarea y charlas psicológicas para mejorar sus técnicas de comunicación.
También han participado en jornadas con la Consejería de Sanidad para que los militares pudieran manejar correctamente sus sistemas informáticas, han realizado rastreos conjuntos con Sacyl e intercambiado conocimientos, además de un "estudio constante" del aumento diario para adaptarse a las necesidades que pudiera tener la Junta.