Las medidas tomadas últimamente por la Junta de Castilla y León para paliar la crisis sanitaria del coronavirus no están sentando de la misma manera en todas las provincias. De hecho, hay claras diferencias entre las incidencias registradas y la evolución de las mismas de una a otra. No en vano, en Burgos ya se han visto obligados a tomar medidas más duras ante un aumento claro pese al toque de queda impuesto hace ya tres semanas y cuyas conclusiones ya se pueden sacar, o el cierre de la hostelería o gimnasios, entre otros, que se comenzará a notar en la incidencia a partir de ahora.
Y es que hay que tener en cuentas que las medidas impuestas llevan un cierto ‘retraso’ en el reflejo de los datos. Entre siete y 14 días tardan en verse, y la hostelería, por ejemplo, cumple su décimo día este domingo.
Sin embargo, el toque de queda ya se puede comprobar y no en todas las provincias ha sentado igual de bien. Sin lugar a dudas, Salamanca ha sido la más agradecida, sanitariamente hablando, por ello. La incidencia a 14 días ha descendido de manera clara en 180 casos a los 100.000 habitantes desde el 6 al 14 de noviembre, mientras que en el caso de los siete días este ha sido también similar. También Segovia ha tenido un claro descenso en sus datos y, de hecho, es la única provincia que cuenta con menos de 500 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días.
En el lado opuesto, sin embargo, el ya hablado Burgos pero también Soria, con un preocupante aumento en todos sus indicadores que reflejan un empeoramiento de la situación. También crece en León, donde la evolución tampoco parece tan positiva, mientras que en Valladolid y Zamora la incidencia también ha crecido, aunque los datos de los últimos siete días indican que tiende a estabilizarse e, incluso, a descender.
Por su parte, Ávila y Palencia permanecen con una cierta estabilidad, aunque especialmente en el primero de los casos, la tendencia parece que es descendente.