Noviembre ya se ha convertido en otro mes negro del COVID-19, a la altura de abril, cuando se alcanzó el pico de la primera ola de pandemia. Un total de 1.216 personas ha fallecido por la infección en el undécimo mes en Castilla y León, casi uno de cada cinco de todas las muertes desde marzo. De ellas, 823 personas murieron en centros hospitalarios, mientras que 149 lo hicieron en residencias en este mes de noviembre. El resto falleció en sus domicilios, según la información recogida por Ical del Portal de Datos Abierto de la Junta.
La Comunidad totaliza a día de hoy 6.972 pérdidas humanas, principalmente entre los mayores de 70 años, que suman nueve de cada diez de estas muertes. Especial daño ha hecho la enfermedad entre los que superan los 80 años, con 5.366 mayores que han perecido.
Las muertes por COVID-19 se han cebado en estos nueve meses con León, Valladolid y Salamanca, por encima del millar de muertes, con 1.311, 1.227 y 1.161 personas que perdieron la vida. Nada desdeñable es la cifra del resto, con 847 en Burgos; 724 en Segovia, con alta incidencia en la primera ola y mejoría en la segunda; 524 en Ávila; 429 en Zamora; 393 en Soria y 356 fallecidos en Palencia.
Del número total de fallecidos, 3.533 son hombres y 3.439, mujeres, con lo que enfermedad ataca prácticamente por igual a ambos sexos. Sin embargo, se observa una mayor incidencia de mortandad en el sexo femenino cuando se superan los 80 años de dad, donde han perecido 2.937 frente a 2.432 varones. En cambio, por debajo son ellos los que más mueren: 286 hombres y 97 mujeres entre 60 y 69 años han perdido la vida; 683 y 330 que contaban entre 70 y 79 años; y 96 hombres y 50 mujeres cuando el tramo de edad es entre 50 y 59 años.