Castilla y León batió la pasada semana el récord de contagios de toda la pandemia con más de 14.000 en solo siete días. Suponen más del doble que la semana anterior, en la que apenas hubo más de 6.000 cuando, además, ya estaba ascendiendo la curva.
No en vano, ya el pasado 10 de enero entraron en vigor las primeras medidas en Ávila, Palencia y Segovia, que nuevamente suponían el cierre de los interiores de los establecimientos hosteleros, así como de los centros deportivos y los centros comerciales. Poco después se uniría el resto de provincias de la comunidad y se sumarían otras medidas como el cierre provincial, el límite máximo de reuniones a cuatro, un aforo de 25 personas en lugares de culto y el polémico toque de queda a las 20 horas ante la velocidad de aumento que se veía.
Ante estos hechos han sido varias las preguntas que los periodistas han realizado a los responsables políticos, especialmente a la consejera de Sanidad, Verónica Casado, el vicepresidente, Francisco Igea, y el propio presidente, Alfonso Fernández Mañueco, que siempre han aportado la misma respuesta: "se va de la mano de los datos". Es decir, la situación era positiva en Navidad por lo que se podían abrir un poco las medidas y cuando ha empeorado, se han endurecido.
Con ello, en Navidad, durante los días de Nochebuena y Nochevieja, así como la propia Navidad y Año Nuevo, se posibilitó reuniones de hasta diez personas con un toque de queda ampliado hasta la 1:30. Además, se abrió la comunidad durante estos días para que familiares pudieran llegar a celebrar las fiestas.
Esto ha provocado una mayor movilidad que ahora se ha demostrado muy perjudicial. Por eso es casi inevitable echar la vista atrás para conocer qué hubiera pasado con medidas menos laxas, algo que no se podrá saber pero sí intuir si se compara con el resto de comunidades que endurecieron.
Según los datos del Ministerio de Sanidad, por mantener el criterio en todas las comunidades, el 31 de diciembre Castilla y León había diagnosticado 1.980 casos en la última semana, donde la Nochebuena estaba dando ya los primeros coletazos en forma de contagios. Ello le llevaba a una incidencia de 82,52 en la última semana. Los datos del 15 de enero, últimos informados por el Gobierno, dan ya 11.762 contagios y una incidencia acumulada de 490,18. Una multiplicación exponencial en apenas quince días.
En Asturias, por ejemplo, con un límite máximo de reunión de seis personas y un toque de queda a las 12:30 horas de la noche durante la Nochebuena y Nochevieja, aunque el toque de queda habitual era a las 23 horas por las 22 de Castilla y León, se ha pasado de 584 contagios y 57,1 de incidencia a 1.731 y 169,24. Se ha multiplicado por tres por los cinco de Castilla y León.
La Comunidad Valenciana también limitó a seis las reuniones y sus datos han pasado de 7.264 y 145,17 a 18.662 y 372,96. Más del doble por encima en un crecimiento menos vertiginoso. El País Vasco también mantuvo en seis las reuniones y se pasó de 2.152 y 97,47 a 4.116 y 186,43. Nuevamente, el doble. Por último, en Canarias el 31 de diciembre había en la última semana 1.117 y 51,87 de incidencia y el 15 de enero 2.072 y 96,22.
En otras comunidades, por su parte, endurecieron las medidas en Nochevieja y Año Nuevo después de sí permitir diez personas en Nochebuena y Navidad. Es el caso de Madrid, donde los datos han pasado de 12.694 y 190,50 a 25.752 y 386,47. También hizo lo propio Navarra, cuyos números son, respectivamente, 707 y 108,07 el 31 de diciembre y de 1.298 y 198,41 el 15 de enero. Cantabria, por último, también endureció y ha pasado de 545 y 93,79 a 1.031 y 177,43.
En cambio, en otras comunidades que mantuvieron las medidas se nota también un crecimiento exponencial similar a Castilla y León. Por poner ejemplos, la propia Extremadura, la peor comunidad en la actualidad, ha pasado de 3.006 y 281,54 a 7.744 y 725,29, con medidas que se empezaron a tomar ya desde el 1 de enero. Mientras, Andalucía, también ha pasado de 5.306 y 63,06 a 25.843 y 307,13, por ejemplo.