"Tenemos 6.255 camas en planta y podemos llegar hasta 533 en las unidades de críticos extendiéndonos de la forma más completa posible". La consejera de Sanidad, Verónica Casado, no oculta su preopación por lo que se nos viene encima con esta tercera ola más de la pandemia del COVID, por lo que parece la más virulenta de todas.
Cada día que pasa, los hospitales de Castilla y León reciben más de un centenar de pacientes nuevos con la enfermedad, un torrente de ingresos que amenaza con poner contra las cuerdas un sistema sanitario exhausto tras más de un año de lucha, con las bolsas de enfermería y auxilares vacías, una atención primaria saturada por las PCR y cientos de bajas laborales, confinamientos preventivos y agotamiento también entre el personal sanitario.
La progresión del último mes en los contagios de COVID ha ido acompañado de la apertura de nuevos espacios para atender la creciente demanda hospitalaria. Durante los últimos meses, y pasada la primera ola, las distintas gerencias de salud de Castilla y León han aprovechado para acondicionar escenarios para hacer frente a una posible avalancha de enfermos. Las UCIS extendidas siguen funcionando desde que se habilitaron, y durante los últimos días se han realizado obras para acondicionar emplazamientos, tales como un gimnasio en Palencia o el salón del hospital de Segovia, que ya habían sido acondicionados para dotarse de conducciones de oxígeno o vacío, ha detallado la consejera. En el Edificio Rondilla de Valladolid se ha abierto una segunda ala. Mientras, se prevé un aumento de la presión esta semana y la siguiente.
En menos de una semana se ha pasado de 1.277 ingresados, 1.099 en planta y 178 en unidades de críticos, a 2.037 hospitalizados, un 59 por ciento más, con 1.778 en planta y 259 en la UCI.
Por ello, la Consejería de Sanidad está reorganizando la actividad de los quirófanos, con la suspensión de actividad en algunos de ellos; reorganización también de la plantilla, y un máximo esfuerzo de los profesionales sanitarios, que han pasado de 43.000 a 50.000 pero que incluso trabajan los fines de semana en plantas de hospitalización y en los cribados que se están haciendo en gran número de municipios de Castilla y León. "Me consta que además con una gran sonrisa", ha agradecido la consejera.