Después de un fin de semana de una bajada pronunciada en los contagios, en los que durante sábado, domingo y lunes se han notificado un total de 4.646 casos frente a los 6.567 de la anterior, Castilla y León ya nota verdaderamente los efectos de las medidas.
No en vano, según los datos que aporta el Ministerio de Sanidad a través de las informaciones que le llegan de las comunidades, la incidencia a siete días de Castilla y León se ha rebajado de 670,54 a 589,90, una bajada de ás de 80 casos por 100.000 habitantes que implica un cambio de paradigma en la pandemia para estos primeros meses de febrero cuando los hospitales ya están al límite.
Ello, sin que admita ningún tipo de relajación, precisamente por la situación hospitalaria y la creciente mortalidad que se está viendo ya en los últimos días, lo cierto es que lleva a una relativa calma en la sociedad, tanto por el descenso en sí como por el ritmo del mismo después de una gran subida durante enero.
No en vano, el viernes, según los datos de Sanidad, Castilla y León era la peor comunidad en incidencia a siete días y el fuerte descenso ha provocado que ya sea la segunda después de que La Rioja solo haya rebajado en 21 la suya. De hecho, esta es la única que supera actualmente los 600.
Sin embargo, el número sigue siendo muy alto y la tercera comunidad en incidencia a siete días ya es Madrid con 445, aunque Melilla está cerca de 500. En Madrid, que ha relajado sus medidas, además, también hay una pequeña bajada de 23 casos. Es, de hecho, a tenor de estos datos, Andalucía, con 420 la que más preocuparía ahora debido a una subida durante el fin de semana de 34 casos.
En lo que respecta a la incidencia a 14 días, Castilla y León también es la segunda, pero en este caso por debajo de la Comunidad Valenciana, aunque ambas están en retroceso. En la primera, ha caído desde 1.402 a 1.330, mientras que en la segunda lo hizo de 1.431 a 1.352. En ambos casos están por encima de la media, que se encuentra en 865.