La evolución de la pandemia del COVID es favorable en el conjunto de Castilla y León, "las cosas pintan bien", ha llegado a decir esta mañana la consejera de Castilla y León, Verónica Casado, quien confía en que mañana se den las circustancias para que la Comunidad Autónoma pueda dar un paso más en la desescalada de la pandemia y descender a nivel 1 de alerta, ante la mejoría generalizada de los indicadores del semáforo que marca la relajación de medidas preventivas frente a la COVID.
Sin embargo, como en toda comunidad humana, siempre hay asimetrías, y en este caso la diferencia la marcan especialmente dos municipios, que registran los peores y mejores datos, respectivamente, de la incidencia acumulada de la pandemia.
La localidad vallisoletana de Medina del Campo es el municipio con mayor incidencia acumulada de contagios. A fecha de hoy, la Villa de las Ferias registra 249,8 contagios por cada 100.000 habitantes, contagios que afectan "sobre todo a gente joven", ha puntualizado la consejera. Similar situación se da en Aranda de Duero, en Burgos, donde la incidencia "sigue estando muy alta".
Y, en el extremo contrario nos encontramos con Ponferrada. La localidad berciana tiene una tasa de enfermos del 26,35 contagios por cada 100.000 habitantes, a apenas poco más de un punto de alcanzar la ansiada nueva normalidad que marcan los 25 contagios por 100.000 habitantes.
Aunque el caso de Medina del Campo preocupa especialmente a las autoridades sanitarias, lo cierto es que Casado puntualiza que la trazabilidad de los contagios es muy alta, "están identificados los problemas y muy bien acotadas las cuarentenas y los aislamientos". Además, descarta tomar medidas quirúrgicas, como confinamientos perimetrales, y apela a la colaboración de los alcaldes para evitar tomar ninguna medida extraordinaria.
La vacunación, sin duda, marca una diferencia en los grupos de edad en los que circula el virus y, sobre todo, la gravedad de los pacientes, que ahora son más leves, reconoce Verónica Casado.