La consejera de Sanidad, Verónica Casado, ha inaugurado la "Jornada autonómica sobre el abordaje del VIH: presente y futuro del VIH en Castilla y León", en la que también ha participado Asunción Díaz, responsable de vigilancia epidemiológica del VIH, ITS y Hepatitis del Centro Nacional de Epidemiología, con el objetivo de revisar los ejes fundamentales de la estrategia planteada por ONUSIDA para el año 2030.
Esta Jornada, que ha contado con la colaboración de Gilead Sciences, ha sido un foro para el diálogo en donde expertos como Carlos Dueñas, especialista referente en la lucha contra el VIH en Castilla y León; Carmen Pacheco, directora general de Salud Pública; y Nieves Martín Sobrino, responsable de la Dirección Técnica de Prestación Farmacéutica, han puesto de manifiesto la necesidad de impulsar el diagnóstico precoz, la agilidad en la administración del tratamiento y la preservación de la calidad de vida de los pacientes con VIH.
Los objetivos de ONUSIDA fijan como metas urgentes para el año 2030 que se cumpla: el 95% de las personas con VIH diagnosticadas; el 95% de las diagnosticadas, tratadas; y el 95% de las tratadas, en supresión viral. A estos 95-95-95 los expertos añaden un cuarto "95", referido a la calidad de vida y preservar la salud global a largo plazo de las personas con VIH.
Precisamente cuando se cumplen 40 años desde el primer diagnóstico de SIDA en España, los expertos han señalado la importancia del diagnóstico precoz de la población infectada y no tratada: según los últimos datos epidemiológicos, en 2019 más del 42% de los nuevos casos en Castilla y León fueron diagnósticos tardíos. El diagnóstico tardío de este virus incrementa 10 veces la mortalidad durante el primer año tras el diagnóstico, multiplica la mortalidad por 2 si transcurre entre 1 y 4 años, y mantiene la capacidad de la persona infectada de transmitir el virus.
Una vez diagnosticada la infección por VIH, los expertos han destacado la necesidad de coordinación entre las diferentes especialidades y niveles de atención, para facilitar el acceso rápido al tratamiento. Así, tal y como se ha apuntado en el debate, los progresos de los últimos años en los tratamientos antirretrovirales han permitido que en el manejo de la infección por VIH se logre una carga viral indetectable y, por tanto, intransmisible.
Por otro lado, los expertos han subrayado el cambio en el perfil del paciente. Los avances producidos han permitido el paso de una enfermedad mortal a una crónica, lo que ha conllevado que los pacientes tengan una mayor esperanza de vida y, por tanto, logren alcanzar una edad más avanzada, casi similar a la población no VIH. No obstante, estas personas envejecen prematuramente y en peores condiciones.
Este hecho ha dado lugar a que las personas que viven con la enfermedad tengan una mayor presencia de comorbilidades, lo que implica enfocar los tratamientos con la vista puesta en la preservación de su calidad de vida relacionada con la enfermedad.
En palabras de Verónica Casado, Consejera de Sanidad de Castilla y León "la detección precoz, el tratamiento farmacológico y el seguimiento de los pacientes, junto a una buena campaña de información y prevención, son las claves para acabar con el VIH o, al menos, alcanzar los objetivos marcados por ONU-SIDA en 2030."
Carlos Dueñas, jefe de la Unidad de Medicina Interna y Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, ha explicado que "debemos seguir reforzando el diagnóstico precoz, el acceso rápido al tratamiento y la mejora de la calidad de vida de los pacientes para cumplir con los objetivos de ONUSIDA 2030. Para ello, necesitamos una mayor protocolización de la derivación entre los centros comunitarios, la Atención Primaria y la atención hospitalaria, seguir eliminando las barreras administrativas en la derivación, implementar el tratamiento inmediato y adaptar la atención sanitaria a la presencia de comorbilidades del paciente de hoy."