S. Calleja / ICAL
Se llama POLE, Plan de Ordenación de Listas de Espera; nace para atacar las presiones asistenciales originadas por el COVID-19, y su objetivo a cierre de 2022 es regresar a las cifras pre pandemia: 30.000 pacientes en lista estructural con una demora media de 90 días. Y todo con organización interna y correcta planificación; con recursos propios ordinarios, recursos propios extraordinarios y, si hay un problema estructural y no fuera posible, “sólo de manera extraordinaria”, con recursos de la privada.
La consejera de Sanidad, Verónica Casado, muestra en ‘Los desayunos de Ical’ sus cartas en la partida contra el COVID que ha disparado las listas de espera en Castilla y León, en España y en el resto del mundo.
El plan, que arrancó en abril, tiene dos fases. La primera concluirá en diciembre, siempre que “no haya nada que lo ponga del revés”, como una nueva ola. A finales de año, la previsión es que ningún paciente en prioridad 1 estructural, los más graves, espere más de 30 días para ser intervenido; ninguno en lista estructural, por el motivo que sea, esté más de 300 días, y no haya ningún paciente subsidiario de acogerse al Decreto de garantías de espera máxima, que le permitiría elegir el centro donde ser intervenido.
Además, la demora media estructural para todo el sistema de Sacyl se fija en 90 días, por lo que deberá recortarse intensamente en el segundo semestre ya que en junio, se encontraba en 129, 43.278 pacientes. En marzo era de152 días y 42.887 pacientes.
La segunda fase, que abarca todo el año 2022, con previsión de tener capacidad de utilización de todos los recursos por haber cesado ya la pandemia, los retos planteados son mantener los objetivos de prioridad clínica y de garantías de espera; y que haya objetivos individualizados para cada hospital, tanto de número de pacientes como de tiempo medio de espera. Éstos se plantearán al finalizar el año 2021 de forma personalizada para cada centro.
Casado explica que la estrategia beberá de los recursos propios, con una correcta organización y planificación, para que, por ejemplo, no haya quirófanos vacíos, cuando existan profesionales que puedan entrar. Aunque no es la prioridad, si fuera necesario, se aplicarían recursos propios extraordinarios que, aunque no precisa, suelen ser quirófanos a pleno rendimiento en jornada de mañana, pero también de tarde. La última opción será derivar pacientes a la sanidad privada, teniendo en cuenta que todos los sistemas sanitarios asumen unos mínimos de concertación, lo que redunda en la propia calidad de sistema.
Mejora la demora
Casado defiende que el segundo trimestre del año refleja una mejoría en la demora media de las listas de espera sanitarias, tanto en las demoras medias de consultas externas como en las de pruebas diagnósticas y cirugías, gracias a las medidas puestas en marcha en abril, con el el 99,6 por ciento de prioridades 1 operadas antes de los 30 días.
En estos momentos, los procesos clínicos que suman más esperas, casi el 40 por ciento, son cataratas, artrosis de rodillas y hernias inguinales, y la especialidad que más lista de espera acumulaba a 30 de junio era traumatología, seguida de oftalmología.
En el caso de consultas externas, se produjo un ligero aumento de las personas en listas de espera, al pasar de 172.000 a 196.000, aunque las demoras bajaron, de 113 días a 62 días, casi un 50 por ciento.
Las técnicas diagnósticas tuvieron un comportamiento similar. Aumentaron las personas, pero la demora media cayó en TAC, de 63 a 59 días; en resonancias magnéticas, de 204 a 136 días, y en ecografías, de 77 a 64 días. En estos momentos hay 7.460 personas en espera para un TAC, 11.950 para una RNM y 16.890 para una ecografía.