Hace justos dos años, en pleno confinamiento domiciliario, toda España esperaba ansiosa a que fueran las ocho de la tarde para salir a los balcones a aplaudir. Un gesto que emocionaba, la única válvula de escape en días de terror, para poder dar las gracias a los sanitarios, transportistas y personal sanitario que no habían parado y que ponían cada día en juego su vida. Aplausos, lágrimas, canciones…que dos años después quedan en el olvido.
Lejos de ‘salir más fuertes’ o de ‘aprender de lo que estamos viviendo’, el personal sanitario está abandonado por la administración pública y se muestra “exhausto”. El Sindicato de Enfermería (Satse) está mostrando la verdadera imagen de su profesión en España y en Castilla y León para denunciar “el grave deterioro, abandono y precariedad que sufre la Atención Primaria (AP)”. Abandonados a su suerte, ahora es cuando reclaman más que nunca esos aplausos, pero no desde las ventanas, sino desde las administraciones.
Después de dos años de lucha contra la pandemia y haber escuchado muchos compromisos por parte de los responsables públicos y políticos, la situación que sufren a diario enfermeros, enfermeras y fisioterapeutas es de una crónica escasez de medios y recursos mientras la sobrecarga y tensión asistencial es cada vez mayor. El pasado miércoles, casi un centenar de profesionales se manifestaron a las puertas de la Consejería de Sanidad en Valladolid y allí, El Español Noticias de Castilla y León, tuvo la oportunidad de charlar y conocer de primera mano varios casos.
Unos profesionales sanitarios que siguen sufriendo, en uno de cada tres casos, una situación laboral de temporalidad y precariedad que sigue sin resolverse. Como el de Elena, una vallisoletana que encadena varios contratos de mes en mes. “Así no se puede pensar en un futuro, no sabes si vas a seguir trabajando porque dependes de los números de la pandemia”. Muchas enfermeras están en su situación y, ahora que la pandemia se ha ‘gripalizado’ se teme por su puesto de trabajo. A Carla, le llamaron el 29 de diciembre para la renovación, aunque ya se lo esperaba “porque había muchos contagios y hacía falta personal para la sexta ola”. Esta joven de 28 años reconoce que también vive de contratos temporales y no tiene dudas que se iría a la comunidad que le ofreciera un puesto de trabajo.
“Nuestra pesadilla, la escasez de plantillas"
Tanto Elena como Carla temen que cuando termine el coronavirus se vuelva a invisibilizar el problema de personal que sufre la sanidad regional. Los cánticos que se pudieron oír retratan bien la situación que se está viviendo. “Sin seguridad no se puede trabajar”, “esfuerzo más dedicación menos traición”, “nuestra pesadilla, la escasez de plantillas”, “la falta de enfermeras mata”, “¿Crees que 5 enfermeras pueden cuidar de mil pacientes” “Stop precariedad, sanidad de calidad” y “no queremos más galones exigimos soluciones”.
Patricia Sanmartín, de Satse Castilla y León, critica que en Castilla y León se supo desde el primer momento que la pandemia “duraría mucho”, sin embargo, “no se han hecho contratos por seis meses o un año, sino que se han hecho mes a mes”. Esta situación ha provocado la fuga de talentos. Castilla y León está rodeada por varias autonomías que según sus cálculos, “tienen mejores condiciones laborales y económicas”.
El sueldo
El sueldo de una enfermera en esta Comunidad depende de varios factores. Puede rondar los 1.500 euros, pero para ello habrá que hacer guardias, noches, festivos…”son muchas horas” lo que provoca “una vida dura y complicada de conciliar en lo familiar y en lo social”, lamenta.
La representante de Satse tiene claro que la pandemia de Covid-19 “ha sacado las vergüenzas” de la sanidad pública. “Se ha visto todo lo que falta, antes parece que estaba más escondido, pero ahora se han visto las carencias del sistema”. Ante esta situación, “No nos han dejado otra alternativa que protestar públicamente para defender a nuestra sanidad y a nuestros pacientes”. Y es que Sanmartín afirma que “una mejor sanidad, favorece a todos”, y recuerda que una carga de trabajo provoca “más riesgo de muertes” entre los enfermos hospitalizados.
Ley de Seguridad del Paciente, bloqueada
Desde este sector lo que se pide es desbloquear por parte de los grupos políticos del Congreso, los ratios en la Ley de Seguridad del Paciente, ya que así se asegura que haya un número determinado estipulado por enfermera. Como sigue ocurriendo en nuestro país, con ratios de hasta 25 pacientes por cada profesional en los hospitales o de más de 2.000 personas asignadas a una enfermera en los centros de salud, pese a las reiteradas advertencias de numerosos estudios científicos nacionales e internacionales. Lo ideal sería una media de ocho pacientes por enfermera, como ocurre en algunos países del norte, de esos que siempre nos miramos en el espejo.
“Recibimos aplausos hace dos años, ahora tenemos el más profundo abandono”, lamenta Cristina, una enfermera vallisoletana que fue solicitada por el Sacyl hace dos años ante la carga excesiva de trabajo y que ahora no sabe qué será de su futuro laboral.