Ha tardado en llegar pero ya la protonterapia está aquí. Se trata de un tratamiento más preciso, más eficaz y con menos efectos secundarios que la radioterapia convencional. Un arma esperanzadora en la lucha contra una enfermedad que no tiene fin.
El Consejo de Gobierno ha autorizado la contratación de tratamientos de protonterapia para pacientes atendidos en el sistema sanitario público de Castilla y León, por 7,1 millones de euros euros. El expediente se refiere al actual ejercicio de 2022 y al próximo 2023 y plantea asimismo una posible prórroga, ya incluida en la cantidad prevista, por otros cuatro años. Aunque de momento, según ha indicado el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, todavía no se sabe en qué sitios se suministrará. Por ejemplo, pacientes de Burgos y Soria se están tratando de cáncer con protonterapia en el País Vasco tras la donación que realizó Amancio Ortega hace unos meses a la sanidad vasca, y de la que Castilla y León no recibió nada.
Una técnica relativamente reciente de tratamiento radioterápico, que permite una liberación más precisa y localizada de radiación al administrarse al paciente con partículas más pequeñas, mejor dirigidas y con comportamiento dosimétrico distinto; en la actualidad, no existe ningún centro público en España con acelerador de protones.
Novedosa
Precisamente, al tratarse de una alternativa terapéutica novedosa, la estimación, de acuerdo con la Sociedad Española de Oncología Radioterápica, es que puedan verse beneficiados anualmente de este tratamiento de radioterapia hasta 32 usuarios, veinte de ellos pediátricos y doce adultos.
Los tratamientos con protonterapia suponen, además, de las correspondientes consultas iniciales y de seguimiento; exploraciones complementarias rutinarias y especiales; pruebas diagnósticas previas y de replanteamiento; las sesiones en sí mismas de protonterapia hasta el final del tratamiento; hospitalización; tratamiento con quimioterapia concomitante; y administración de hemoderivados y/o componentes sanguíneos.