La Estrategia Autonómica de Salud Mental de Castilla y León que ya remata la Consejería de Sanidad pondrá el foco en la infancia y la adolescencia, teniendo en cuenta su especial vulnerabilidad, que se ha visto acrecentada por los efectos de la pandemia y en los que la crisis económica que se avecina hará mella en su bienestar emocional.

De ahí, la relevancia de la prevención, evaluación y atención temprana para evitar posibles trastornos a largo plazo entre esta población, una de las principales asignaturas pendientes del sistema sanitario, a la que también se quiere involucrar en autocuidados. No en vano, uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental, según la Organización Mundial de la Salud.

Este lunes, 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, con lo que se persigue reivindicar y lograr que la salud mental y el bienestar para todos sea una prioridad, crear estrategias de apoyo y de refuerzo, avanzar en el diagnóstico y tratar en los primeros momentos la patología para evitar consecuencias que, en ocasiones, derivan en suicidio.

De hecho, según avanzan a Ical fuentes de la Consejería de Sanidad, la estrategia de Castilla y León redoblará esfuerzos en este sentido, puesto que los suicidios se han convertido ya en la segunda causa de muerte no natural, tras los accidentes de tráfico. De tal calado es la situación, que la propia Consejería decidió adelantarse y aprobar a finales de 2021 su propia Estrategia de prevención de la conducta suicida, que estará en vigor hasta 2025.

El plan autonómico de Salud Mental no pasará por alto otras problemáticas incipientes como ocurre con las adicciones y sus nuevas vertientes, caso del juego, tanto en adultos como en niños, explican las citadas fuentes, que precisan que se trabaja en el desarrollo y fijación de indicadores, así como en su seguimiento y en la necesidad de engarzarla con el resto de estrategias y planes autonómicos.

En todo caso, el compromiso es que vea la luz, “con la mayor brevedad posible” en esta legislatura, después de que haya nacido el Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024 para el conjunto del Sistema Nacional de Salud, que prevé una inyección de 100 millones de euros, cofinanciado entre las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad, y que pide reforzar los recursos humanos en salud mental; optimizar la atención integral; sensibilizar y luchar contra el estigma; prevenir, detectar de manera precoz y atender la conducta suicida; abordaje de problemas de salud mental en contextos de mayor vulnerabilidad; y prevención de conductas adictivas con y sin sustancia.

Líneas transversales

Las líneas transversales del plan de la Consejería de Sanidad coinciden con el nacional en muchos aspectos, dentro de la misión de luchar por objetivos comunes y globales, ya que, con algún matiz por territorio, la problemática es similar y el documento ministerial es la espina dorsal que vertebra las actuaciones en todo el país.

En concreto, quiere avanzar en la atención al trastorno mental grave, con el abordaje de los primeros episodios psicóticos, así como su atención de forma progresiva y comunitaria, desde el primer nivel, para dar continuidad al seguimiento de tratamiento, y acabar con el estigma, una asignatura pendiente y que muchas veces es la que más afecta a una persona con enfermedad mental, hasta el punto de que le lleva a auto infravalorarse, incluso a resistirse a buscar ayuda y tratamiento.

Las líneas de acción incluyen el abordaje de la salud mental en personas con mayor vulnerabilidad; atención desde Primaria, en especial en todo lo referido a la atención psicosocial, el abordaje de la prevención y la detección precoz; así como la salud mental de las personas mayores.

También, se enfrenta a todo lo vinculado a las adicciones, área que depende del Comisionado de la Droga, pero que exige a profesionales, familias y asociaciones una mayor coordinación entre las redes de salud mental, de manera orgánica y funcional, para la prevención conjunta. Más, cuando la pandemia ha dejado patente que adicciones y sustancias son un problema emergente, que ha crecido en este tiempo, en especial en la edad infantojuvenil.

Aliados

La estrategia cuenta como aliados con representantes de entidades y profesionales que trabajan con este colectivo, desde los servicios de salud y sociedades científicas a usuarios y familiares, servicios sociales, asociaciones de personas con enfermedad mental, del ámbito de las drogodependencias, educación y del ámbito jurídico. Hasta 500 personas participaron en una encuesta, que se realizó en mayo, cuyos resultados han servido para priorizar y completar el documento.

El plan fijará protocolos comunes de información y acogida de pacientes y familiares; participación de los usuarios; cartera servicios, protocolos de procedimientos y consentimientos de los afectados; procesos de especial relevancia en las unidades de suicidios; intervenciones no farmacológicas y medidas de seguridad y ocio, y formación y clima laboral de los profesionales.

Incremento de plantillas

Para desplegar la estrategia será necesario aumentar las plantillas, con el hándicap de que las bolsas están vacías. La red, “muy rica”, para el abordaje integral de esta patología la integra en estos momentos un ejército de 200 psiquiatras; más de 110 psicólogos; 300 enfermeras especialistas en salud mental; 300 auxiliares de enfermería; unos 40 trabajadores sociales y otros tantos terapeutas ocupacionales.