Es el sueño de todo Dorian Grey: no envejecer nunca. O no. También hay quien piensa que la vida no tendría sentido sin un final. Pero en lo que no debe de haber mucha discusión es en que, de llegar a ser muy longevos, mejor hacerlo con la mayor calidad de vida y el menor grado de dependencia posible.
Es un hecho que la longevidad está marcada en buena parte por la genética, pero también influyen el estilo de vida y las condiciones medioambientales. Pero cuidado, porque no siempre está asociado a vivir en un entorno rural. Madrid, de hecho, es el territorio español con mayor esperanza de vida de España.
En el año 2021 el INE contabilizó en España 12.756 personas que tenían más de cien años, de las cuales 1.881 eran de Castilla y León, es decir, casi el 15%.
Castilla y León se llena de ancianos. Cada vez nacen menos niños y por el contrario los mayores llegan con más facilidad a nonagenarios. Algunos llegan a cumplir 105 o más primaveras. A ellos se les ha bautizado como semi-súper centenarios. Toda una proeza de la Naturaleza muy complicada de diseccionar para conocer por qué las personas que nacen y viven en un determinado territorio viven de media más y mejor que otras que pasan su vida en otras regiones.
Según los últimos datos del INE, las personas que viven en Castilla y León tienen una esperanza de vida de 83,68 años, sólo superada por las que viven en Madrid (84,76 años) y por Navarra (83,85).
Ahora, la Consejería de Sanidad anda, entre otros asuntos, estudiando qué hace de Castilla y León un lugar en el que vivir más y mejor. Pero la tarea, no es fácil.
Hablamos con Tomás Vega, doctor en medicina, epidemiólogo, técnico de la Dirección General de Salud Pública, coordinador de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León desde hace 35 años, investigador y asesor de la OMS en la vigilancia de infecciones respiratorias aguas desde 2012.
Es el investigador principal del estudio 'Factores genéticos, medioambientales y estilo de vida asociados a la longevidad en la población de Castilla y León', financiado por al Instituto de Salud Carlos III en colaboración con el Banco Nacional de ADN de la Universidad de Salamanca y con la Unidad de Genotipado Humano-CEGEN del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas en Madrid
El doctor Vega intenta explicarnos cómo trabajan para determinar si hay algún gen o molécula en particular que haga de los castellanos y leoneses una población capaz de soplar hasta cien velas en su existencia y hacerlo con una mejor calidad de vida que las personas que viven en otros territorios.
Escoge los términos con cuidado, consciente de la importancia de ser escrupulosos con los datos y con las evidencias científicas, que pueden quedar obsoletas con el descubrimiento de nuevos elementos que definan aún más cada búsqueda o concepto.
La pregunta es obligada: ¿por qué vivimos más en Castilla y León que en otras comunidades autónomas? El doctor Vega busca una respuesta sencilla, consciente de la necesidad de simplificar el mensaje para el lector. Pero esa respuesta "no es tan fácil", advierte.
"Tenemos una población muy mayor que ha vivido en unas condiciones medioambientales muy estables y si comparamos esa población longeva con la del resto de España, aquí tenemos mayor proporción", explica.
Pero además de entender por qué vivimos más, hay que estudiar y encontrar "los puntos para que esas personas nonagenarias y centenarias no sólo lleguen a vivir tantos años sino que lo hagan lo mejor posible dado que la genética no podemos cambiarla".
Cuando se le consulta sobre si la longevidad de esa parte de la población de Castilla y León se repetirá con las siguientes generaciones, afirma claramente que "es muy probable que nosotros no repitamos ese patrón".
Mayor calidad de vida y menor dependencia
El equipo dirigido por el doctor Vega estudia qué está asociado a una mayor calidad de vida en las personas longevas y lo que sí nos constata es que "hay evidencia de que son las patologías mentales y neurológicas, incluidas las demencias, las que hacen que esas personas tengan una peor calidad de vida".
Sin embargo, los estudios también determinan que hay otras enfermedades como el cáncer que no aparecen como determinantes de una mayor dependencia en personas muy mayores, aunque empeore su calidad de vida. También la calidad de vida se ve mermada significativamente por aspectos tan evidentes y en muchos casos corregibles como la pérdida de visión.
El estudio constata que casi tres de cada cuatro longevos son mujeres, y que éstas tienen una mayor dependencia y peor calidad de vida que los hombres longevos que probablemente han sufrido una mayor selección hasta llegar a estas edades.
Sin embargo, sí hay un dato curioso que ha llamado la atención de estos científicos, y es el de que "no por pasar de los 95 años las personas que viven en Castilla y León ven disminuir su calidad de vida o aumentar su dependencia". Es decir: los castellanos y leoneses que superan esa edad, mantienen el mismo grado de dependencia si lo tienen y la misma calidad de vida hasta que fallecen.
"El estudio relacionado con la longevidad tiene en realidad dos enfoques: el de la salud pública que tiene por objetivo describir el estado de salud de esa población, y otro más científico y de investigación que es el de intentar encontrar qué marcadores genéticos pueden estar asociados a una mayor esperanza de vida y cómo interaccionan con los modos de vida".
Fue en 2018 cuando "nos propusimos comenzar este estudio, como una investigación más de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León". Es decir: se recogían los datos clínicos de personas de 95 años o más a través de los propios médicos y enfermeras que los atendían en sus diferentes provincias.
"Se recogió una muestra de sangre para disponer de una analítica básica y poder tener así también una muestra de ADN para saber sus marcadores genéticos", explica. Un trabajo que ha llevado a cabo la Dirección General de Salud Pública, el Banco Nacional de ADN ubicado en Salamanca y el Centro de Investigaciones Oncológicas de Madrid.
"Tuvimos la suerte de que todo el trabajo de campo se hizo justo antes de que estallara la pandemia de la Covid-19, por lo que disponemos de información de más de 1.000 personas de 95 años o más en Castilla y León", apunta.
De esas mil personas finalmente se pudo extraer muestras de ADN de 759, cuando el objetivo que se había planteado este equipo era llegar al menos a las 500. Por lo tanto, "es una muestra suficiente para describir el estado de salud de esta población en concreto". Un estudio que verá la luz en las próximas semanas.
Los marcadores de la longevidad
A pesar del lógico recelo profesional por guardar los debidos tiempos antes de que este estudio se haga público, el doctor Vega nos adelanta que "las muestras de ADN ya han sido genotipadas por el centro de investigaciones oncológicas de Madrid y están ahora comprobando el genoma de estas personas mayores con los datos de la población control que nos ha facilitado en Banco Nacional de ADN, para ver en qué se diferencian".
Et voilà: "Aquello que tenía que salir asociado a la longevidad, ha salido". Es decir, los marcadores genéticos que la literatura científica dice que se asocian a la longevidad, lo corroboran.
Pero todos los hallazgos provisionales de este estudio se encuentra ahora "en fase de replicación" por lo que aún no se puede adelantar nada específico sobre ningún marcador en concreto, de manera que habrá que volver a comparar las muestras de estos ancianos longevos con una de no longevos distinta a la anterior.
"Los principales marcadores que buscamos no son tanto los de la longevidad como los que, asociados a ésta, se hallan también en aquellas personas con menor grado de dependencia y con una calidad de vida mayor", explica el doctor Vega.
Y fácil, no es. Los científicos estudian cuatro millones de puntos en el genoma del ADN humano. "Y de esos cuatro millones hay una serie de marcadores que están asociados a personas longevas, pero esto está aún en fase de comprobación", señala.
Habrá que esperar a ver los resultados de este estudio para conocer por qué se vive más años y con mejor calidad de vida en Castilla y León.