La Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido este martes la vista contra un varón acusado de violar a su sobrina mayor de edad. Un juicio que ha estado a punto de suspenderse por problemas con la interpretación, ya que el acusado apenas entiende el español y la intérprete tenía un dialecto diferente, algo que finalmente no ha ocurrido por petición del propio acusado. 

Así, la sala ha arrancado los interrogatorios con la declaración de la víctima y el acusado. Los hechos se remontan al pasado mes de julio de 2017 en una finca de Doñinos de Salamanca y se sucedieron durante varios meses hasta que en octubre dejó esta finca. 

El acusado por su parte ha negado todos los hechos mientras la joven ha asegurado que decidió denunciar meses después, en marzo de 2018, porque el acusado la había amenazado incluso con matarla si lo contaba.

Lo niega todo



El acusado, aún con los problemas idiomáticos, dejó claro en todo momento que la denuncia era falsa y dio a entender que se podía deber a una llamada de atención debido a que, después de que su sobrina se fuera de la finca, en octubre, recibió unas presuntas amenazas aportadas a la causa por parte de un amigo o el novio de la víctima para que pudiera volver a la misma, algo que también fue negado por esta última. 

De hecho, en lo único que estuvieron de acuerdo es en las fechas en la que la sobrina llegó a la finca procedente de Marruecos, en abril de 2017, y que convivían en la misma casa, propiedad de otra persona para la que trabajaba el acusado. De hecho, eran dos viviendas las que había en la finca y ellos residían en una, junto a la mujer y los hijos de este último. 

La relación entre ambos queda probado de que era buena, por manifestación de ambos, y que la víctima dormía solo en un dormitorio. Sin embargo, sí hubo discrepancias, incluso, en cuántas habitaciones había en la vivienda y dónde dormían los hijos del matrimonio, ya que él comentó que lo hacían en una y la víctima dijo que lo hacían en la de sus padres. 

Los hechos juzgados

Los hechos propiamente juzgados comenzaron a finales de julio de 2017 cuando la hija del acusado tuvo que quedarse ingresada en el hospital y una noche se quedó solo con su madre en el hospital, mientras que el acusado y la víctima regresaron a casa junto a otro de los hijos del matrimonio. 

En ese momento, según el relato expuesto durante el juicio y por el que el Ministerio Fiscal y la acusación le piden diez años de prisión, el hombre, durante la noche, entró en la habitación en la que dormía su sobrina comentándole que siempre le había gustado y que quería hacer el amor con ella, que era virgen, según sus propias declaraciones. Pese a sus negaciones, el acusado le habría llegado a penetrar vaginalmente mediante la fuerza hasta el punto de desgarrar el pijama que tenía y bajarle los pantalones, aunque sin que dejara nada a la vista de la parte superior ya que también tenía una camiseta interior, según dijo, pese a ser verano. 

Estos hechos se habrían sucedido posteriormente en más ocasiones, al menos tres, según la víctima durante el juicio, en varios lugares diferentes, aunque en la exposición de los hechos se referían varias más frente a los borrosos recuerdos de la sobrina, que sí admitió que en otras ocasiones también se había intentado sobrepasar su tío, aunque no se acordaba de si lo hizo con penetración. 

Una sábana con sangre y una foto

En la primera ocasión que ocurrió, eso sí, la víctima comentó que, aunque no recordaba debido a su estado de shock, si hubo penetración, amaneció con las sábanas llenas de sangre, por lo que supuso que sí hubo. Una vez que se lo comentó a su tío, manifestó, este se vanaglorió de ello ya que suponía un "honor" haberla desvirgado hasta que, incluso, realizó una fotografía de "recuerdo" de ello, según dijo la sobrina. Una foto que, sin embargo, según de clarificó en el juicio, no ha aparecido aunque la víctima recuerda haberla visto. Todo ello, eso sí, con negaciones por parte del acusado. 

¿Amenazas de quién a quién?

Acusado y víctima manifestarion que había habido amenazas, aunque de maneras y personas diferentes. El primero aseguró que, llegado octubre, decidieron que su sobrina se fuera de casa para que su madre viviera con ellos una vez que el padre había fallecido. De hecho hicieron los trámites necesarios y el Ayuntamiento de Doñinos le dio el "sí" en una carta que recibió el 1 de septiembre de 2017. Junto a ello, además, se encontraba que la sobrina no tenía papeles, y ante el miedo de que pudieran decirle algo, le mandó que se marchara. 

Tras ello habría recibido amenazas por Facebook y Whatsapp por parte de un novio (que ella dijo no tener, aunque sí amigos) en las que hablaba de quemar la casa o "joder a tu mujer", entre otras cosas, por el hecho de que la hubiera echado de casa. Amenazas que se alargaron durante el tiempo hasta que le comentaron a otra tía de la víctima que le dijera a la sobrina común que el chico dejara de amenazar o denunciarían, pero fue ella la que denunció. 

De hecho, este relato dista mucho del que ofreció ella. Para empezar, afirmó que, aunque es cierto que sus tíos le buscaron acomodo en casa de la dueña de la finca, en Salamanca, a cambio de trabajos, su deseo era irse del lugar por las agresiones sexuales consumadas que se habían producido. 

No en vano, ya en la primera, aportó una frase entre sollozos que, dijo, no ha podido olvidar: "Tienes la forma de la boca muy bonita, seguro que la parte de abajo será igual", tras lo que se produjo la primera violación. 

Al día siguiente, según manifestó, comenzaron las amenazas por si contaba algo. Amenazas que llegaron a ser hasta de muerte. "Te entierro y nadie se entera", le comentaba, además de afirmar que iba a arruinar a su familia. 

La denuncia



Finalmente, según comentó la víctima, se decidió a denunciar en marzo de 2018, varios meses después de que los hechos ocurrieran, al saberlo ya toda la familia ante las defensas de él, ya que en un primer momento solo se lo comentó a una prima, que también le animó a denunciar. 

Lo cierto es que, tras octubre, se fue a la casa de la dueña de la finca y allí se encontró con el acusado, ya que acudía a llevar leña al lugar. Este último comentaba que la dejaba en el garaje y que la única vez que pudo hablar con ella fue para decirle que dejaran las amenazas, mientras que ella aseguraba que llegaba a entrar en casa para pedirle perdón incluso con lloros. 

De hecho, según manifestó, decidió dejar la casa ya que debía verlo continuamente, y tras pasar por Madrid para renovar su pasaporte, se instaló en casa de su tía, desde donde ya se decidió a denunciar, algo que no había hecho antes también por el miedo a las amenazas y a no tener papeles.