El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la sentencia emitida por la Audiencia Provincial por unos hechos ocurridos el pasado 11 de marzo de 2018, quien decidió "quemar su vida anterior acuciada por las voces que oía y que creía que debía obedecer tras haber consumido considerable cantidad de alcohol".
De esta manera, según la sentencia emitida en su momento, cogió un encendedor y prendió fuego al edredón de su cama en una casa alquilada y dejó que el fuego se extendiera por la habitación y la casa. Acto seguido cerró todas las ventanas de la vivienda y abandonó el lugar con la intención de que se quedaran atrás sus malos recuerdos.
Fueron los vecinos los que avisaron a Policía y Bomberos, que tuvieron que desalojar tres viviendas del edificio mientras se procedía a extinguir el incendio, que no sobrepasó los límites de la propia vivienda. Mientras, algún vecino tuvo que ser atendido por una crisis de ansiedad.
La acusada de 44 años de edad, y con diagnóstico de enferma mental, fue absuelta por los hechos ya que, según el médico forense, "lo que quería era quemar sus recuerdos y malos momentos y sus capacidades intelectivas y volitivas estaban anuladas y, por tanto, era inimputable".
Sin embargo, sí se le impuso el internamiento en centro cerrado por un límite mínimo de cinco años y máximo de quince años según la evolución del tratamiento. Además, tuvo que indemnizar con 130 euros por las lesiones sufridas a la vecina con un ataque de ansiedad, así como casi 17.500 euros por los desperfectos en la vivienda y en la de abajo.