El Juzgado de Menores de Valladolid ha condenado a un joven de 16 años por un delito de abuso sexual sobre una menor, de 17, ambos integrantes del mismo equipo deportivo, tras una cena en la que participaron todos sus componentes, según informaron a Europa Press fuentes del caso.
La fiesta se desarrolló el pasado mes de febrero en la vivienda de uno de los integrantes del equipo y al término de la misma la víctima y el ahora condenado decidieron quedarse y pasar noche ya que mantenían una gran amistad desde muy pequeños.
Fue bien entrada la madrugada cuando la víctima, que compartía cama con el condenado, comenzó a ser objeto de tocamientos, y ello a pesar de la negativa de la chica que no solo verbalizó de palabra sino que expresó también con lloros.
El juez de menores, a tenor de lo declarado por unos y otros en el juicio, da por acreditado que el acusado desoyó las súplicas y negativa de la también menor y mantuvo con ella relaciones sexuales plenas.
SE DESMORONA ANTE EL ENTRENADOR
Aunque ella inicialmente no quiso contar nada a su padres, estos últimos se enteraron de lo ocurrido un día después cuando el entrenador del equipo les llamó tras desmoronarse la chica y relatar el episodio sufrido en uno de los entrenamientos.
Pues bien, este relato de hechos lo da por probado el juez y condena al menor como autor de un delito de abuso sexual y le impone la obligación de permanecer durante cuatro fines de semana en un centro, junto con ocho meses de tareas socioeducativas con contenido en educación afectivo-sexual y desarrollo de la empatía, la prohibición de aproximarse a menos de cien metros de la persona de ella, su domicilio, lugar de estudios o de entrenamiento o de cualquier lugar en que pueda hallarse, además de no poder comunicar con ella por cualquier medio, y todo ello durante un plazo de dieciocho meses.
En el fallo se tiene en cuenta que el domicilio del condenado y el de la víctima están uno frente a otro, por lo que tal prohibición tan solo quedará sin efecto a fin de que él pueda acceder a su propia vivienda o salir de ella.
Junto a la condena del menor como responsable directo, sus progenitores, en calidad de responsables solidarios, deberá afrontar el pago de 1.500 euros en favor de la menor en concepto de responsabilidad civil por los daños y perjuicios causados.
Aunque el condenado ha sostenido en todo momento que la relación fue plenamente consentida, el juzgador finalmente da "mayor credibilidad" a la denunciante tanto por la firmeza en su relato de lo ocurrido como por el hecho de que ambos eran muy amigos desde su infancia, "por lo que aparentemente la menor no tenía motivo alguno para mentir con ánimo de perjudicar al acusado".
A ello suma el contenido de los distintos whatsapp remitidos a amigos en los que ella mantiene que no consintió y que se lo hizo saber claramente. "Es decir, a todos ellos les contó la misma versión", concluye el juez en su sentencia contra la que cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial.