El policía nacional jubilado acusado del asesinato de su esposa, hecho ocurrido en Astorga en julio de 2018, y de intentarlo con su vecino del piso de arriba, ha asegurado que en ningún momento tuvo intención de quitar la vida a su pareja sino que el arma se le disparó de forma fortuita en el transcurso de una discusión por celos.
La Audiencia de León ha acogido este lunes la primera sesión del juicio contra el encausado, después de que el pasado viernes quedara constituido el jurado popular, integrado por cinco mujeres y cuatro varones, que se encagará de dictar el veredicto de inocencia o culpabilidad.
Iniciada la jornada con lectura de los escritos de calificación de las partes y las alegaciones previas, ha sido el turno para el interrogatorio del acusado, que ha comenzado relatando cómo sucedieron los hechos aquella madrugada del mes de julio en la que acabó con la vida de su mujer.
Así, ha explicado que "vio una luz en la habitación en la que se encontraba la víctima y tras comprobar que se estaba mensajeando con alguien tuvieron una disputa en la que trató de quitarle el móvil, ya que sospechaba entonces de que se escribía con un hombre".
El acusado ha detallado que "la empujó y optó por coger el arma para que cesara en su actitud" y fue entonces cuando "el arma se disparó de forma accidental, después de empujarla por segunda vez, pero más fuerte".
Lo ocurrido le llevó a plantearse la posibilidad de quitarse la vida, pero tras sopesar la situación llegó a la conclusión que de hacerlo se quitaban la vida los dos y el vecino, su mejor amigo, "al cincuenta por ciento culpable, se quedaba riéndose de todo".
Ha añadido que subió a la vivienda de su vecino y le cuestionó "qué lío tenía con su mujer", para lo que utilizó su revólver con el objetivo de "meterle miedo" y fue cuando el supuesto amante de su esposa se abalanzó hacia él y disparó el arma cuando le tocó la mano".
Libre absolución
Frente a la postura de las acusaciones y el Ministerio Fiscal, la defensa del acusado solicitó este lunes en la Audiencia de León la libre absolución de su defendido, a quien definió como “un marido modélico que nunca tuvo un mal gesto con su mujer” y que tenía una pistola “para protegerse a sí mismo tras una amenaza de muerte de la fue objeto cuando se jubiló y para proteger a su hija que está en un programa de protección de victimas de violencia de género al estar amenazada por su ex marido”.
El letrado defendió en todo momento que el policía nacional jubilado “no tuvo ni conocimiento ni voluntad de querer matar”, sino que en el momento en que sospechó que su mujer mantenía una relación sentimental con su vecino “no sabía lo que hacía porque estaba actuando a causa de una alteración psíquica que le impedía comprender”.
Ministerio fiscal
“Un acto cruel, inútil y absurdo; un acto horrible”. Con estas palabras definió el Ministerio Fiscal los hechos ocurridos el 24 de julio de 2018 en Astorga (León), cuando presuntamente el policía nacional jubilado, A.A.A., de 69 años de edad, mató de un disparo a su mujer, María Isabel Alonso, de 62 años, por mantener una relación sentimental con su vecino, J.M.G, de 60 años, a quien también disparó sin lograr acabar con su vida.
Unos hechos que se juzgan desde este lunes en la Audiencia Provincial de León, donde desde primera hora las partes presentaron sus escritos de calificación y alegaciones previas ante el jurado popular, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres, que se encargará de emitir veredicto de inocencia o culpabilidad, y por los que la Fiscalía reafirmó hoy su solicitud de 25 años de prisión por un delito de asesinato consumado y siete años y seis meses por uno de asesinato en grado de tentativa.
En consonancia con la posición del Ministerio Fiscal, que avanzó que durante los próximos días tratará de “probar que el acusado disparó a su mujer y su vecino para matarlos y no imprudentemente”, se mostraron las acusaciones.
En primer lugar, la acusación particular que defiende los intereses del vecino disparado, J.M.G, trasladó al jurado popular en sus alegaciones que María Isabel Alonso está muerda “por ser mujer, por su independencia, por sus ideas y por sus sentimientos”, ya que “el acusado quería que ella le perteneciera y fuera para él”, motivo por el que “hizo algo horrible, que no es un asesinato, sino una ejecución” para “mantener su ego”.
Respecto al disparo que A.A.A. cometió contra J.M.G. la acusación afirmó que este se encuentra “vivo de casualidad, ya que fue disparado a bocajarro”, aunque “a partir de ese momento se acabó la vida para él”. El letrado se mostró “indignado con el acusado”, para el que solicitó 22 años y seis meses por un delito de asesinato, con alevosía y el agravante de género y parentesco, y doce años por un delito asesinato con alevosía en grado de tentativa.
Los intereses de María Isabel Alonso son representados durante este juicio por la Asociación Clara Campoamor, quien insistió en todo momento en que, “mientras que la defensa asegura que los disparos fueron accidentales, la pistola se encontraba cargada”, a lo que se sumó que “tras disparar accidentalmente a su mujer, el acusado no llamó al 112, sino subió al piso de arriba a pegar otro tiro”.
Para el letrado de la Asociación, el suceso fue un claro “la maté porque era mía”, es decir, “un caso típico donde el hombre piensa que la mujer le debe obediencia y sumisión y, si no, la mata por ser su mujer”. Por todo ello, solicitó una pena de 25 años de prisión por un delito asesinato con alevosía en grado de consumación con el agravante de género y parentesco, y una orden de alejamiento de sus dos hijos.
Hechos
El juicio que se celebra durante esta semana en la Audiencia Provincial de León juzga los hechos ocurridos el 24 de julio de 2018, a las 2.30 horas de la madrugada, cuando presuntamente el policía nacional jubilado A.A.A. disparó a su mujer con la que tenía dos hijos, María Isabel Alonso, con un revólver, causándole la muerte en el acto.
Tras ello, acudió a la puerta de su vecino, J.G., a quien tras decirle ‘Te follas a mi mujer’ también disparó, causándole lesiones en el hombro e iniciando un forcejeo que concluyó en el momento en que apareció la Policía Nacional, que detuvo en el acto al acusado tras lograr desarmarle.