Agentes de la Unidad Gedex de Valladolid de la Guardia Civil detonó, de manera controlada, diez granadas de mortero que fueron fabricados en Rusia, supuestamente para la Gran Guerra, aunque se usaron durante la Guerra Civil Española, las cuales encontraron dos senderistas en un agujero en una zona natural de Brañosera (Palencia), según fuentes del instituto Armado.
Tras su verificación, los agentes realizaron la detonación controlada de tres de los artefactos el día del hallazgo, mientras que los siete restantes se llevaron a cabo al día siguiente, ya que la detonación de los mismos conlleva gran riesgo y debe hacerse minuciosamente. Las granadas arrojaban cada una un peso de 25 kilos y estaban rellenas de pólvora y metralla de aluminio.
Se tiene constancia de que este tipo de proyectil no tuvo el funcionamiento deseado por lo que supuestamente fue desechado. Posteriormente, durante la Guerra Civil, estos artefactos fueron adquiridos por uno de los bandos haciendo uso de ellos en el monte Terena en Vallejo de Orbó, lugar donde han sido encontrados, quedando demostrado su mal funcionamiento.