Esperar durante horas para coger el mejor sitio en las primeras filas es sintomático de estar ante el fenómeno fan en toda regla. Da igual la época, el lugar y, faltaría más, el estilo musical. La pasión frenética que roza la obsesión se manifiesta cuando poder ver y, ahora además, grabar permanentemente un concierto, bien vale el frío, la lluvia o el sol abrasador con tal de acariciar la idea de que el ídolo se fije en ti.
Pasan los años, cambian las generaciones y el público de un día para otro en la Plaza Mayor y este martes era turno para jóvenes y adolescentes entusiastas dispuestos a adorar a Bad Gyal, la reina del 'dancehall' que sabe de sobra lo que quieren sus seguidores y los ha conquistado con un espectáculo "para bailar y pasarlo bien", como ha descrito con franqueza al tiempo que precisaba que "ya dejo de hablar que aquí hemos venido a estar de fiesta".
A Alba Farelo Morillo le ha salido la jugada redonda. Con sólo 22 años ya lleva tres en la escena musical y ha visto levantarse la ola del trap y subirse a ella a tiempo para surcar el panorama musical y encontrar un público deseoso de querer imitar su estilo y engancharse a sus letras.
Muchas uñas, mucha melena y una buena plataforma sobre el escenario para que sus provocadoras coreografías lleguen al fondo de la Plaza Mayor con claridad, para que se ruborice quien le pille desprevenido este vendaval azuzado con ventiladores y se despierte un poco de polémica que siempre ayuda a la difusión.