Amante de la lectura, el arte, los viajes y la cultura en general, Paula Adeva Seco es una segoviana de nacimiento pero vallisoletana de adopción que acumula 15 años como cofrade dentro de la Cofradía del Santo Entierro de Valladolid.
Charlamos con esta joven de 27 años sobre cómo está afrontando esta atípica Semana Santa por la acción del coronavirus aunque nos confiesa que la fe no se puede “confinar” y que guarda muy buenos recuerdos de sus inicios en una importante cofradía de la capital del Pisuerga.
Pregunta. Un palo duro lo de que no se pueda celebrar la Semana Santa de Valladolid pero en esta ocasión está justificado con el dichoso coronavirus…
La fe no se puede “confinar”
Respuesta. Sí, desde luego que ha sido algo difícil para todos los cofrades, pero a la vez era esperado. Ya veíamos que otro tipo de eventos se estaban suspendiendo por todo el país. La diferencia, en este caso, yo creo que radica en que la Semana Santa tiene la parte espiritual con la que otro tipo de fiestas no cuentan y eso, en cierto modo, hace que sea más difícil. Por buscar algo positivo diré que es algo que desde las casas se puede vivir, porque la fe no se puede “confinar”.
P. ¿Qué supone para usted la Semana Santa de Valladolid? ¿Qué fue lo primero que pensó cuando se suspendió?
R.La Semana Santa es un pilar muy importante en mi vida. Por un lado, porque como católica vivo estos días de una manera muy especial junto a mis hermanos cofrades. Por otro lado, como amante del arte disfruto mucho de ver tanta maravilla en las calles.
Cuando recibí la noticia de que se suspendía yo creo que estaba mentalizada (risas) pero no pude evitar que se me escapara alguna lagrimilla. Es algo muy especial para los que nos preparamos todo el año. Desde cargadores, cofrades y hasta músicos y un sector del que mucha gente prácticamente vive, como las floristerías o las cererías o incluso el propio turismo. Esto no solo ha afectado a los cofrades.
P. Las cofradías de Valladolid han donado 20.000 euros para destinarlo a material sanitario con el fin de combatir el COVID-19. Un gesto precioso.
R.La verdad es que sí. Los que formamos parte de alguna cofradía de Valladolid podemos estar más que orgullosos. Lo que mucha gente no sabe es que una cofradía no es solo lo que se ve en la calle, ya que el motivo por el que nacen es el asistencial y caritativo. Todas las cofradías hacen una labor caritativa importante a lo largo de todo el año, solo que es algo que no se grita a los cuatro vientos porque va intrínseco en nuestra propia naturaleza como cofradía.
P. Entre ellas está su cofradía, la del Santo Entierro. ¿Qué significado tiene para usted?
R.La verdad es que pienso en mi cofradía y solo puedo sonreír. Gracias a formar parte de ella he conocido a gente increíble y que ahora mismo es una parte muy importante en mi vida. Una de las tantas cosas buenas que tienen las cofradías son los hermanos que las forman y los lazos que se crean con ellos. Existe un compañerismo, una preocupación por el otro y un cariño que solo he conocido en este entorno. Todo lo que pueda decir se queda corto.
P. ¿Cuántos años lleva en ella y qué recuerdo tiene de cuándo entró?
R.Llevo 15 años en mi cofradía. Cuando pienso en el inicio me entra mucha nostalgia. No me fue fácil porque vengo de una familia en la que nadie es cofrade y yo, desde niña, tenía claro que quería formar parte de la Cofradía del Santo Entierro porque el Cristo Yacente me transmitía mucho sentimiento y el hábito me encantaba. Al ser menor fueron mis padres los que me apuntaron, pero lo hicieron a pies juntillas porque se pensaban que era un capricho (risas). De hecho, el hábito no lo tuve hasta hace unos 8 años. Ahora ya creo que les ha quedado claro que no era un capricho de una niña, si no que verdaderamente yo quería formar parte del Santo Entierro.
P. ¿Cómo vive la Semana Santa?
R.La vivo muy intensamente. Son días en los que se mezcla el sentimiento y la fe y eso se nota. Durante toda la Semana Santa los días pasan volando para un cofrade, pero no dejan de ser intensos, desde los cultos hasta las propias procesiones.
P. ¿Cómo se prepara?
R.Me preparo desde la Cuaresma desde un punto de vista espiritual, ya que son días de preparación para todo lo que viene después. Durante Semana Santa soy un manojo de nervios, porque, aunque llevo ya años en esto, las mariposas que se sienten por cargar a tu imagen titular o por salir en filas, siguen ahí.
Durante Semana Santa soy un manojo de nervios
Además de esto, como el resto de mis hermanos, unos días antes, preparo el hábito para que el terciopelo no esté arrugado y la cola esté bien estirada. Los días en los que salgo de Manola, saco la mantilla de su caja para que no esté arrugada junto con el alfiler, la peineta y los demás elementos. Parece una tontería, pero todo este proceso de preparación es sumamente especial para un cofrade y el hecho de ver el hábito colgado de la percha detrás de la puerta ya le hace a uno estar emocionado por lo que viene.
P. Un momento que considere mágico de la Semana Santa vallisoletana.
R.¿De verdad tengo que elegir solo uno? (risas). Me puedo quedar con tres muy especiales, cada uno desde un punto de vista.
En cuanto a mi cofradía, sin duda me quedo con el Sábado Santo cuando “devolvemos” al Santo Cristo Yacente a la clausura de Santa Ana. Ver al Cristo procesionar por el claustro solo con la luz de los faroles es increíble.
Ver al Cristo procesionar por el claustro solo con la luz de los faroles es increíble
En la Semana Santa en general, no puedo evitar emocionarme solo con pensar en la vuelta de Nuestra Señora de las Angustias el Martes Santo. Allí, en la puerta, los fieles se congregan para cantar la Salve en un ambiente en el que se te ponen los pelos de punta.
Desde el punto de vista espiritual, me quedo con la Vela al Santísimo que realiza la Cofradía Sacramental y Penitencial de la Sagrada Cena y que abre al público durante toda la noche. El ambiente solemne, la unión con hermanos de otras cofradías y, por supuesto, el poder acompañar al Señor es uno de los momentos imprescindibles.
P. Un deseo de cara al futuro próximo
R.Leer futuro en estos momentos me hace pensar en el COVID19 irremediablemente, espero que toda esta situación pase pronto y que todos los infectados se mejoren de la mejor manera y pronta posible.
En cuanto a nuestra Semana Santa mi deseo es que aumenten los cofrades. Un gran número de la población dice que le gusta la Semana Santa, bien por el arte bien por la religión, pero si no hay cofrades, dejará de haber procesiones.