¡Santos, apunta fecha que tenemos comida! Y otra vez, y otra…y qué le vamos a hacer. Habrá que ir allá donde te llamen los amigos…
En esta ocasión fue con la pandilla del Argales 2 (de los Lomas); últimamente solíamos comer en el Pirita y luego en el Argales al mus, pero con los menús de setas estaba hasta los topes y Admán (el hijo saharaui de César Lomas) nos hizo un cochinillo asado que nos supo a gloria.
Admán el saharaui-vallisoletano
Pero los entrantes fueron también de auténtico primor. Admán, es un joven listo que se ha hecho hombre a la vera de su padre en los negocios hosteleros, y aprendió bien el oficio tanto en la barra, en el comedor… y en la cocina.
Qué recuerdos aquellos de cuando era un niño recién llegado de los campamentos saharauis y divertía a mi nieto Nico en nuestras visitas a casa de los Lomas. Y aquí se quedó.
Los entrantes
Pues cuando llegamos al comedor Admán, que se sentó con nosotros como un más, ya tenía todo preparado: caña de lomo de bellota, carpaccio de boletus fresquísimos, (yo pedí un poco más de virgen extra y algo de sal) y una ensalada templada de tomate, lechuga, cebolla, zanahoria hervida, codorniz escabechada, boletus y pasas. Una auténtica exquisitez. Hubo un ofrecimiento de Javi (sardinas Delamar) para un entrante más. Pero nos pareció que sería mucho y lo hemos emplazado para otra ocasión.
El cochinillo
Tras degustar los entrantes -más bien devorar- el propio Admán se levantó raudo y nos trajo el cochinillo troceado en dos fuentes. La presentación sencilla e impecable y el olor para quitar el sentido.
Fue de esos asados que al tocar la piel de las piezas, esta se deshacía. Es decir, bien hecho, al punto y de un sabor insuperable. En un recipiente trajo una especie de chimichurri para quien quisiera rociarlo por encima.
El bebercio
Dos jarras de tinto de verano, que le encanta a Pove, presidieron la mesa, mientras que Chuchi, César, Félix y Javi se inclinaron por el tinto de Társila. Uno a lo suyo con su clarete cigaleño y la consabida gaseosa; aunque me lo censure mi amigo y paisano Angosto cuando lee mis reseñas.
Lo que no recuerdo es lo que bebió Admán que, aunque quiere seguir conservando -poco- las costumbres de su religión, al jamón de bellota no le hace ascos, ni al cochinillo tampoco. Y es que el hábito hace al monje; Tanto tiempo en Pucela…
Los postres, cafés, la partida y las copas
Una fuente de mandarinas, pequeñas pero muy llenas, y helados por doquier. Los cafés, chupitos y al tapete verde a disputar las partidas con las copas al lado. A la partida se incorporó Jose, de la Taberna La Alegría y veterano también en la peña.
Lo comido y bebido nos salió a 25 euros por bigote, y las copas las jugamos en la partida con ese juego parecido al tute que se llama “cabronazo”. Durante la partida degustamos, vía Pove, varias piezas de turrón de chocolate.
Fue otra de esas tardes agradables en compañía de esta cuadrilla de veteranos amigos con los que se disfruta siempre. La próxima cita, si no surge otra antes, será la del 22 de diciembre con la comida navideña.