Hay lugares con encanto, con un sonido especial; hay lugares que nos hacen viajar en el tiempo, capaces de hacernos escuchar canciones incluso en el silencio más absoluto. Eso ocurre en Santo Domingo de Silos una villa burgalesa y, otrora, cobijo de monjes benedictinos. En un enclave único, rodeado por altos montes, con la sombra de encinas, enebros y pinos, nos encontramos un municipio donde la historia brota por los cuatro costados.
La historia del municipio y de uno de los monasterios más emblemáticos de España se remonta al S. X de la mano de Fernán González, primer conde de Castilla, aunque algunos investigadores apuntan a una conexión entre dicho monasterio y el Cid Campeador. Lo que está claro es que Santo Domingo de Silos se ha convertido en parada obligatoria ya sea por el pasado o por el presente.
Enclavado en el Triángulo del Arlanza, junto a Covarrubias y Lerma, Santo Domingo de Silos ofrece al visitante una estancia única con su monasterio como bandera principal. Un edificio, enclavado en el corazón de la villa, donde destaca la gran conservación de sus muros y capiteles, compuestos de elementos decorativos vegetales y animales, y los ocho relieves en los machones angulares, de temática bíblica.
Rutas de senderismo
Pero Santo Domingo no es solamente Silos o la iglesia de San Pedro, que alberga la Virgen del Mercado, patrona de la localidad. Este lugar icónico está rodeado de naturaleza y lugares misteriosos y con encanto, como es el caso de los dos desfiladeros que los visitantes pueden encontrar a apenas unos kilómetros.
El Desfiladero de Yecla, uno de los más estrechos del país con aproximadamente 600 metros de longitud, y una anchura que, en algunos puntos, apenas pasa de los dos metros y unas paredes verticales de más de 100 metros de altura. Un lugar propicio para realizar rutas de senderismo, al igual que el Desfiladero del río Ura, hogar de numerosas aves que encuentran en sus paredes rocosas un inmejorable lugar para vivir.
Y si el viajero quiere poner el broche de oro a una visita a Santo Domingo de Silos, no hay mejor manera que probando sus productos gastronómicos, de este municipio de la Sierra de la Demanda. Porque el buen yantar y los grandes vinos pueden ser el complemento perfecto para que la experiencia al pasear por las calles de este municipio burgalés sea inmejorable.
Toca enfundarse los ropajes de viajeros vuesa merced, pasear en recogimiento junto a los monjes y escuchar el silencio. Y si en su camino se cruza con el gran Cid, señaladle la mejor ruta entre desfiladeros por este lado del Arlanza, donde seguro que en su boca y en su mirada le quedará el buen recuerdo de la gastronomía castellana.