Hace ya muchos años que el concepto de ‘coworking’ llegó a España para quedarse. Una práctica cada vez más extendida mediante la que profesionales autónomos, emprendedores y pymes de diferentes sectores comparten espacios profesionales dentro de una misma oficina en aras de lograr una colaboración profesional.
Sin embargo, su evolución a estilo de vida ha dado paso al ‘coliving’, cada vez más implantado en Europa y que empieza a dejarse ver también en Castilla y León. Un concepto que hace referencia a un modelo residencial comunitario en el que, se utilizan viviendas como residencia principal al tiempo que se comparten las jornadas laborales en espacios comunes.
Tal es la fuerza de su llegada a esta Comunidad Autónoma que incluso cuenta ya con una Asociación de Coliving y Coworking, creada en octubre de 2019 y presidida por Patricia García, que se centra en el ‘coliving’ turístico con “alojamientos turísticos que se adaptan a ser un poco más híbridos y admiten estancias más largas para teletrabajadores que buscan zonas más tranquilas y de naturaleza” y se aleja de “la idea de irse a compartir piso con cuatro amigos y del alquiler de edificios enteros por grandes empresas”.
Un ‘coliving’ turístico para el que se pide a los alojamientos la existencia de un espacio específico para desarrollar el ‘coworking’ y “poder trabajar a gusto sin niños saltando por encima”, así como la existencia de conexión wifi.
García explica que está “dirigido a teletrabajadores y nómadas digitales e incluso a empresas tipo ‘strart-ups’” en aras de “un proceso colaborativo alejado del turista típico que hace su vida y pasa del resto de los clientes del alojamiento”, de manera que “se crean más sinergias”.
Desarrollo rural
La Asociación de Coliving y Coworking de Castilla y León cuenta en estos momentos con una veintena de establecimientos en toda la Comunidad. El primero de ellos fue Laguna del Villardón, en la Reserva de las Lagunas de Villafáfila, fue montado por la presidenta de la Asociación, Patricia García, quien “a raíz de hacer los cursos de turismo de la Junta de Castilla y León y de conocer a compañeros en los mismos”, tuvo claro que este era el lugar por dónde iba a ir el futuro del turismo rural, aunque “con la llegada del ‘bichito’ del COVID-19 el ‘coliving’ está en boca de todos”.
Además, este tipo de ‘coliving’ turístico también nace con la vocación de “desarrollar el medio rural” al pretender atraer a juventud “con formación” que “pueden ayudar a empresas del mundo rural a romper la brecha digital”, así como “dinamizar los pueblos también a nivel turístico”, ya que “detrás de cada alojamiento turístico lo que hay es un profesional implicado por su territorio”.
No obstante, a pesar de que Patricia García reconozca que la pandemia ha ayudado a extender el concepto, es en Europa donde “está más extendido”, ya que “aún hay mucho desconocimiento en España y mucha confusión con el ‘cohousing’”, por lo que aboga por “abrir mucho más la mente a la gente”, uno de los principales fines de la Asociación.
Alto Curueño
En el norte de la provincia de León, a aproximadamente 60 kilómetros de la capital, en plena cordillera cantábrica y a orillas del río Curueño, se encuentra el municipio de Lugeros, a 1.200 metros de altitud, donde están ubicadas las Casas de Montaña Alto Curueño, regentadas por Eusebio del Castillo, y que suponen el único alojamiento que ofrece ‘coliving’ en la provincia.
“Con el tema del teletrabajo, que va a ir a más, habrá gente que se planteará en un momento lado ir a trabajar a la montaña o a algún pueblo por temporadas”, explica, aunque “más de un año después de formar parte de la Asociación todavía no ha habido ningún huésped de ‘coliving’”.
Las Casas de Montaña Alto Curueño cuentan con conexión wifi 4G y una zona de trabajo común en una sala de reuniones, además de las instalaciones con las que cuentan las diez casas del alojamiento.
Eusebio del Castillo reconoce que el ‘coliving’ “es una cosa más para dinamizar el turismo rural, como el que viene a ver las estrellas”, a pesar de que confía en que el cambio de mentalidad hacia este tipo de modo de vida y trabajo “llegará, de igual manera que teléfono móvil hace 25 años lo tenían solo cuatro y ahora lo tiene todo el mundo”.
“Yo he trabajo en alguna empresa en la que cuando llegabas al hotel te tocaba ponerte con el ordenador a trabajar. Te puedes plantear pasar unos días en León en la montaña y aprovechar con el teletrabajo para quedarte unos días más”, expone, al tiempo que se muestra seguro de que “si viniera un confinamiento global y se supiera de antemano se escaparía para no estar encerrado en un piso”.