El periodo estival es uno de los momentos más cómodos para alejarse del ajetreo de las ciudades y disfrutar de las estrellas del firmamento. Aunque el cielo nocturno es más rico en invierno, las cálidas temperaturas del verano hacen de este un buen plan que disfrutar en pareja, solo o con amigos. Además, sin nubes que entorpezcan la vista, será más fácil poder observar las maravillas espaciales.
Como es ya conocido, las más famosas lluvias de meteoros de este periodo son las Delta Acuáridas, propias de julio; y las Perseidas o "lágrimas de San Lorenzo". Alberto Baños, astrónomo del observatorio de Tiedra, nos comenta las Delta Acuáridas "acaban de empezar" y sus máximos se producirán entre los días 28 y 30 de este mes. Coincide además con Luna Nueva, por lo que será el momento perfecto para observar las estrellas fugaces.
Los máximos en las lluvias de estrellas se refieren a la "horquilla de tiempo" en la que está el pico respecto a la cantidad de meteoros que caen en la atmósfera. Es importante observarlas a simple vista y evitar los prismáticos y telescopios. Además, es necesario alejarse de los grandes núcleos de población para evitar la contaminación lumínica; asimismo el mejor momento para observarlas es dos horas antes del amanecer.
Si bien, este no será el verano de las Perseidas, ya que su pico máximo será en Luna Llena y solo serán observables las más brillantes. Baños aclara que "aunque las Delta Acuáridas no tienen tanta cantidad de meteoros, a cambio son de mayor belleza porque entran muy rápido en la atmósfera y deja estelas muy prolongadas".
Por otra parte, aunque en los picos es cuando suele haber más estrellas fugaces, las "lágrimas de San Lorenzo" podrán verse desde la tercera semana de julio hasta el 27 de agosto. Así que, aunque no puedas verlas en su pico máximo, es posible ver Perseidas fuera de esas fechas.
En cuanto a los planetas visibles; Marte, Saturno y Júpiter podrán observarse en los cielos castellanos y leoneses hasta finales de año. Baños traslada que el primero que se verá es Saturno a las 23:30 e incluso con un telescopio convencional es posible ver los anillos del planeta. A este le sigue Júpiter hacia la 1 de la madrugada y Mabrte aparecerá entre las 3 y las 4 de la mañana.
La mejor forma de diferenciar entre estos cuerpos celestes y las estrellas es que estas últimas "titilan" debido a que hasta la tierra no llega más que un pequeño haz de luz, sin embargo, nuestros vecinos celestes proyectarán más luz y no titilarán.
Mirar las estrellas para unir constelaciones
Baños explica como identificar las constelaciones, lo primero, indica, es encontrar la Osa Mayor también llamada el Cazo o el Carro, y trazando una línea desde el apéndice del "mango del Cazo" hasta la estrella Polar que inicia la constelación de la Osa Menor.
Cerca de ellas, una de las típicas que pueden observarse en los meses estivales es Casiopea, identificable con su forma de 'W'. Desde ahí, mirando más arriba se puede observar el llamado "triángulo del verano". Está compuesto de tres brillantes astros con los que se puede identificar otras tres constelaciones. La más brillante de todas es la estrella Vega, que forma parte de la constelación de la Lira, la siguiente a la izquierda es Deneb, que pertenece a la constelación del Cisne o también llamada Cruz del Norte.
A la derecha de Vega está la estrella Altair, que pertenece a la constelación del Águila. Por otra parte, Baños destacó la constelación del Delfín que queda bajo el Águila y a pesar de ser desconocida, no deja de ser curiosa de observar. Ya hacia el sur, es posible ver una estrella de un brillante rojo que es Antares, de la constelación de Escorpio, a la izquierda podrá identificarse, aunque "con mucha imaginación" la constelación de Sagitario con forma de tetera.
Cabe destacar que rozando el horizonte se podrá observar la Vía Láctea, aunque nuestra galaxia será una tenue "nubecilla" que sí podrá apreciarse. Para identificarla, coincide con lo que sería el "humo" de la tetera de Sagitario.
Otros cuerpos celestes
Sin irse ya a lo profesional, con unos prismáticos puede verse una curiosa estrella. En la cabeza de la constelación del Cisne se puede ver lo que aparentemente sería una estrella. Pero con unos prismáticos, podrá apreciarse que se trata de una estrella binaria o doble, llamado Albireo, en el que coexisten dos astros que además tienen distintas tonalidades.
Ya con un telescopio de 130 milímetros, un aparato "asequible" para los más aficionados, en la constelación de Hércules se puede observar un cúmulo globular, que, en palabras de Baños, es "uno de los más bellos que se puede apreciar".
Por otra parte, si tienes aún más interés en conocer más del cielo de verano, tomando una carta del cielo es posible identificar qué estrellas fugaces estás viendo. Para ello, Baños indica que sencillamente "hay que prolongar la línea del meteoro al lado contrario, esto será lo que se llama radiante". Si al anotar las estrellas, se observa que se concentran hacia la constelación de Perseo, se tratará de las famosas Perseidas; si, por el contrario, estas tienden a la constelación de Acuario, serán las Delta Acuáridas.
El mito de las superlunas
Las superlunas como tal, indica Baños, sí son un fenómeno real, ya que, como la Tierra con el Sol, la Luna tiene un movimiento de traslación en torno a nuestro planeta. En ciertos momentos del año, llamado Perigeo, la Luna está más próxima y, por tanto, se verá más grande en un 18%. Sin embargo, en contra de las creencias populares, a simple vista no se nota mayor tamaño o brillo del que tendría otra Luna cualquiera.
Asimismo, han aparecido en los últimos años nombres para la luna como la "de fresa", la "del ciervo" y otros tantos, debido a lo que el astrónomo asume que son "motivos comerciales" y afirma que es "un fenómeno social". De todos estos mitos, el único que es real es la llamada Luna de Sangre, que recibe tal nombre por el tono rojizo que adquiere debido a los eclipses lunares, aunque este verano no podrá verse ninguna.