Cuando un pueblo pierde la vida, ahí quedan los recuerdos, perennes al paso del tiempo, entre las paredes de las casas que en algún momento fueron habitadas. El corazón ya no late, pero en sus calles, locales y edificios siempre quedará la esencia de aquellos que durante algún tiempo impregnaron de color los parques y plazas. Por eso, aunque estén abandonados, siempre permanecerá el atractivo de la vida que alguna vez deslumbró.
Siempre es una mala noticia que un pueblo pierda a sus habitantes. Bien lo sufre Castilla y León, azotada por la ya conocida sangría demográfica. Sin embargo, es importante que estos municipios no caigan en el olvido, ya que es el recuerdo el que todavía mantiene la llama viva en algunos. Visitar pueblos abandonados se ha convertido en los últimos tiempos en una actividad turística para los amantes de las escapadas rurales, la fotografía, el misterio o la aventura.
Por eso, algunas revistas, como Traveler, una prestigiosa publicación digital especializada en turismo y viajes, han elaborado un ranking con aquellos pueblos abandonados preferidos por los viajeros. En esta clasificación aparecen, precisamente, dos de estos municipios, hoy ya sin vida, de nuestra Comunidad.
Una oportunidad de oro para imaginar entre sus calles cómo fue alguna vez la vida que allí floreció, a pesar de los vestigios que va dejando el abandono, el vandalismo y el expolio, tal y como explican desde la revista Traveler.
En su ranking de 12 pueblos abandonados espectaculares para visitar aparecen, además de los dos de Castilla y León que descubriremos sus encantos algo más adelante, Belchite, en Zaragoza, Caudilla, en Toledo, El Alamín, en Madrid, Granadilla, en Cáceres, Turruncún, en La Rioja, Umbralejo, en Guadalajara, Poble Vell de Corbera d'Ebre, en Tarragona, Os Teixois, en Asturias, Búbal, en Huesca, y Escó, en Zaragoza.
Ochate, el 'pueblo maldito'
El primero de los pueblos abandonados espectaculares de Castilla y León en esta selección de Traveler que aparece es el de Ochate, en la provincia de Burgos. Es popularmente conocido como el 'pueblo maldito', a pesar de que el significado real de su nombre es 'puerta del frío'.
Esto se debe a la popularización de un reportaje de la revista Mundo Desconocido allá por los años 80. Desde entonces, se originaron todo tipo de leyendas. Algunas de ellas aseguran que el municipio fue golpeado por hasta tres epidemias distintas en el siglo XIX.
También se empezaron a difundir presuntas psicofonías, apariciones y avistamientos de ovnis. Un sinfín de historias que rodean a Ochate y que le han convertido en el 'pueblo maldito'. Sin duda alguna y conociendo esto, hay que ser valiente para descubrir este municipio burgalés en la pasada noche de Halloween, pero, a buen seguro, quienes lo hicieron pudieron constatar in situ la realidad de estas leyendas.
El coche, explica Traveler, debemos dejarlo a unos 500 metros de pueblo, teniendo que hacer un camino a pie hasta el mismo. Nos recibirán las ruinas de la torre de la iglesia de San Miguel, la ermita de Burgondo y distintas casas que cobijaron a los vecinos hasta que se marcharan del lugar a principios del siglo XX.
Villanueva de Zamajón, la resistencia a la desaparición total
Para encontrar al siguiente pueblo abandonado de Castilla y León en esta lista, debemos viajar hasta la provincia de Soria. Allí llegaremos hasta la pequeña localidad de Villanueva de Zamajón. En la actualidad, sí puede presumir de tener cierta actividad humana, como un símbolo de resistencia al ostracismo, pero únicamente gracias a unos pocos vecinos que acuden a realizar alguna tarea agrícola.
A pesar de estar deshabitado, Villanueva de Zamajón cuenta con restos patrimoniales que tienen un sobrado interés como la iglesia de La Inmaculada Concepción, de estilo gótico rural, o la ermita de San Juan.
Destaca además un torreón que está incluido en el listado de Bienes de Interés Cultural y dentro de la Ruta de los Torreones. Tanto Ochate como Villanueva de Zamajón viven ajenos al ajetreo humano, impasibles al paso del tiempo y abandonados por aquellos que alguna vez los habitaron, pero conservan en sus calles los recuerdos y los vestigios que aún perduran, resistiéndose a caer en el olvido.
Dos municipios abandonados, pero que son dos oportunidades únicas para disfrutar de una escapada rural única y educativa, que te permitirán conocer los encantos de unas poblaciones que algún día fueron dinamizadores de la riqueza y la vida de sus comarcas. Sus calles te enseñarán, a través de las ruinas, lo que sucedió allí hace varias décadas, sin dejar a nadie indiferente.