Castilla y León es una tierra llena de sabor, cultura, historia y gastronomía. De esto último sabe mucho. Y es que a nadie se le escapa los increíbles productos con los que cuenta en su cocina ni el rico sabor de la tierra.
Lo cierto es que hay algunos alimentos que destacan por encima del resto. Sobre todo porque son productos muy exclusivos, difíciles de encontrar y especialmente caros y bien valorados. Irónicamente, en una de las zonas más despobladas de la Comunidad se encuentra la mayor producción de trufa negra del mundo, según da a conocer National Geographic.
[Trufiturismo: el oro negro que está conservando los montes y la población de la España Vacía]
Esta se concentra entre Soria y Teruel, dos provincias azotadas por la despoblación en las que surge uno de los tesoros más importantes de la cocina española y, también, internacional. Un producto que no solo ha enamorado los paladares sino que también se ha convertido en una forma de hacer turismo por la Comunidad.
La trufa negra silvestre es, sin duda, un auténtico manjar. Un producto que no está al alcance de todos y un alimento que sigue manteniendo población en esas zonas más perjudicadas de Castilla y León. Tal es su valor que en 2023 generaron más de ocho millones de euros gracias a las exportaciones.
Este mercado va variando cada semana y tener la posibilidad de poder ver de cerca uno de los ingredientes más caros y demandados del mercado es toda una suerte. Y es que si de algo puede presumir Soria es de ser productora de este alimento, un diamante en bruto.
La trufa negra es la reina por excelencia. Esta nace en las profundidades de los bosques rodeados de encinas, robles, chopos, avellanos, carrascas e, incluso, pinos. Además, quizá muchos lo desconozcan, pero una de las peculiaridades que necesita este alimento para crecer es el frío. La temperatura debe ser baja porque es la única forma de que el hongo logre madurar.
La búsqueda de la trufa negra
Como decíamos al principio, este tesoro gastronómico no solo enamora el paladar, sino que también ha creado una nueva forma de turismo: el trufiturismo. Y es que este es un tipo de visita dedicado a todos aquellos que, además de gustarles comer bien, también quieren experimentar, conocer y descubrir todos los detalles de este oro negro.
Son muchos quienes se cuelan por los bosques sorianos con el objetivo de buscar el tesoro. Para ello, se debe tener un buen olfato para poder encontrarla. Puede parecer curioso, pero en algunas fincas se utiliza a perros entrenados o incluso a cerdos, por el gran olfato con el que este animal cuenta. La labor de ellos es fundamental porque si no sería casi imposible encontrarlas ya que nacen en zonas muy bajas del suelo y es realmente complicado localizarlas.
No solo están de forma espontánea, sino que también existen cultivos dedicados en exclusiva a este tesoro negro. En el caso de Soria hay cultivos de trufas en los que se puede entrar, visitar y disfrutar de una experiencia gastronómica completa. Por ejemplo, sucede en un vivero de encinas (Encitruf) ubicado a 14 kilómetros de la capital gestionado por una pareja llamada Javi y Feli.
También sucede en el caso de Teruel, en el Valle de Olba, donde se localiza una casa rural (La Casa de Los Moyas) que ofrece salidas al campo con expertos truficultores y sus perros para experimentar de primera mano la búsqueda de estos hongos.
Aunque, sin duda, nadie se puede ir ni de Soria ni de Teruel sin degustar el alimento que tanto cuesta encontrar y que tanto valor ha alcanzado en el mercado. National Geographic propone dos restaurantes por ciudad para saborearlas. En el caso de Soria, recomiendan Baluarte y La Lobita y, en el caso de Teruel, a La Trufa Negra y a las Jornadas Gastronómicas dedicadas a la trufa negra.