La ciencia prueba que los árbitros tiran para el equipo de casa
Un estudio realizado por investigadores españoles muestra que existe un sesgo en favor del equipo local, especialmente evidente en las tarjetas mostradas.
4 marzo, 2016 01:29En muchas ocasiones la ciencia ofrece resultados que son claramente contrarios a la intuición y la realidad poco se parece a lo que la mayoría espera. Sin embargo, en esta ocasión un estudio científico, publicado en la revista International Journal of Sport and Exercise Psychology, ha confirmado algo que parecía evidente para muchos aficionados: los árbitros de fútbol benefician sistemáticamente al equipo de casa.
Los resultados de este trabajo, llevado a cabo por investigadores españoles, confirman que "existe un sesgo en el arbitraje en favor del equipo local" y que "éste no se evidencia en la señalización de faltas, pero sí en las tarjetas mostradas", explica a EL ESPAÑOL Francisco González, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Granada, uno de los autores.
Estudios anteriores ya habían señalado la parcialidad arbitral. Sin embargo, en la literatura previa se habían analizado las faltas y tarjetas de forma independiente, mientras que esta nueva investigación considera que ambas están relacionadas. "En primer lugar, se investiga el sesgo en la señalización de faltas y, en segundo lugar, una vez señalada la falta, se analiza si existe un sesgo en las tarjetas mostradas por el árbitro", explica González.
Según este , "la decisión de pitar falta es instantánea, lo que puede reducir la influencia de la presión ambiental". Sin embargo, una vez señalada la falta, el árbitro tiene cierto tiempo para decidir si muestra o no una tarjeta. "Ese es el tiempo en el que el público asistente al campo puede ejercer presión sobre el árbitro", algo que "puede ser un factor determinante en la decisión de mostrar una tarjeta", explica este investigador.
Favoritismo bajo presión social
A pesar de que los resultados de este estudio corroboran la parcialidad arbitral en favor del equipo local, González aclara que este sesgo "no obedece necesariamente a una conducta consciente" y que en el estudio se analiza "la reacción del subconsciente del árbitro a una presión social".
Determinar cómo se ven afectadas las decisiones de un individuo debido a la presión social es un campo de estudio de mucho interés en el ámbito de la economía y los estadios de fútbol representan un escenario propicio para analizar este tipo de cuestiones. Investigaciones anteriores han determinado que cuando un individuo está presionado por una multitud tiende a tomar decisiones que satisfacen a la mayoría.
De esta forma algunos de los estudios realizados hasta la fecha muestran que los árbitros tienden a extender el tiempo añadido si el equipo local va perdiendo o a acortarlo si va ganando, o que suelen amonestar más a los jugadores de los equipos visitantes. La investigación desarrollada por González, junto a Andrés Picazo, catedrático de economía aplicada de la Universidad de Valencia y Jorge Guardiola, de la Universidad de Granada, se centra precisamente en el área de las amonestaciones.
Relación entre faltas y tarjetas
Para la investigación, en la que se recogieron datos de más de 2.600 partidos de la liga española de fútbol entre 2002 y 2010, se definieron dos variables relacionadas con las sanciones que puede aplicar el árbitro. La primera fue la diferencia de faltas entre el equipo local y el visitante para cada partido. Sin embargo, este dato por sí solo no es suficiente, ya que "el hecho de que un árbitro señale más faltas al equipo visitante bien puede ser debido a que éstos cometen más faltas, en lugar de un sesgo del árbitro", explican los autores.
Así que se utiliza una segunda variable, que mide la diferencia entre lo que los investigadores definieron como puntos de disciplina, es decir la relación entre el número de faltas y las tarjetas mostradas.
"La inclusión de esta variable tiene en cuenta que hay dos etapas en el proceso de mostrar una tarjeta", explican los autores del estudio. En primer lugar, el árbitro debe señalar una falta y, en segundo, decidir si amonesta o no al jugador que la cometió. De esta forma, la diferencia entre los puntos de disciplina no ofrece simplemente una diferencia entre el número de tarjetas entre locales y visitantes, sino que da una idea de la influencia de la presión social cuando, tras una falta, el árbitro decide si saca o no una tarjeta.
Sin embargo, para confirmar el supuesto de que los árbitros favorecen al equipo de casa, además de medir la diferencia entre las sanciones, los investigadores deben de tener en cuenta un buen número de variables que permitan determinar si realmente el árbitro está beneficiando sistemáticamente al equipo local o si las diferencias observadas se deben a cualquier otra característica del juego. Y, para ello, hay que analizar a los otros dos actores fundamentales: los equipos y el público.
Cómo medir el nivel de los equipos
Entre las características que hay que tener en cuenta están obviamente las diferencias entre los equipos que se enfrentan y que pueden influir en el número de faltas que cometen. Algunos estudios han señalado que los equipos más débiles tienden a cometer más faltas, como una estrategia para reducir la cantidad de tiempo que el balón está en juego.
Normalmente, para determinar estas diferencias se utilizan índices históricos como el de la UEFA, basados en el número de goles marcados y encajados o en el balance de victorias y derrotas. Sin embargo, este nuevo estudio introduce dos nuevas variables que pueden influir en el número faltas: la posesión y los tiros a puerta.
"Es razonable suponer que el equipo que más tiempo tiene el balón cometerá un menor número de faltas que el equipo contrario", explican los autores del estudio. El análisis de la diferencia entre los tiros a puerta del equipo local y el visitante tiene como objetivo captar las tendencias de ataque de ambos equipos.
"Estas dos variables permiten distinguir entre equipos con una conducta más ofensiva y equipos con una estrategia más defensiva", explica González. "En cierto modo, aquellos equipos que optan por esta última táctica deberán aplicarse con más dureza en el terreno de juego", concluye este investigador.
La influencia del público
Una vez identificadas las variables propias de los equipos, los investigadores tienen que establecer aquellas que permitan medir la influencia del entorno. Estudios anteriores ya habían concluido que el nivel de ruido generado por la afición local influye en gran medida en los árbitros de fútbol a la hora de tomar decisiones a favor del equipo de casa.
Con el fin de medir la influencia de la presión social sobre las decisiones arbitrales, el estudio incluyó tres variables: el número de espectadores en el estadio, el porcentaje del estadio que está ocupado y si existe o no una pista de atletismo entre la grada y el terreno de juego. Se establece que el árbitro sufrirá más presión a mayor cantidad de público, menor número de asientos vacíos o menor distancia entre los espectadores y el terreno de juego.
Por último, los investigadores también incluyeron una variable para medir la facilidad con la que se puede influir al árbitro y que viene representada por su experiencia, dada por el número de partidos arbitrados en la Primera División del fútbol español durante su carrera.
Una vez identificadas todas las variables, los investigadores analizaron cuál de ellas tenía más relación con el sesgo arbitral. Los resultados obtenidos mostraron que la presión del entorno tenía una influencia importante en el resultado, de forma que "una vez que el árbitro ha señalado un falta, hay un sesgo a favor de los locales que hace que sea más probable que los árbitros saquen tarjeta a los jugadores visitantes", aseguran los investigadores.
A tenor de los resultados, los investigadores lanzan una recomendación a los aficionados, asegurando que "deben ejercer más presión en los momentos inmediatamente posteriores a la señalización de una falta". Con respecto al estamento arbitral, los autores aseguran que "sería conveniente que la decisión de amonestar a un jugador sea tomada a cierta distancia de donde se ejerce la presión", algo que "las nuevas tecnologías hacen posible". Por último, señalan que para evitar este sesgo, también sería deseable que los árbitros fueran entrenados para aprender a "ignorar las señales irrelevantes, como el ruido de la multitud".