Cuenta la leyenda que en el año 490 a.C. el soldado griego Filípides se desplomó y murió tras recorrer a toda velocidad los 40 kilómetros que separan las localidades de Maratón y Atenas, adonde se desplazó para anunciar la victoria de su ejército frente a los persas en una batalla. De forma mucho menos heroica, pero tras correr la misma distancia, fallecían hace menos de tres semanas en Navajas (Castellón) Francisco Amat, de 57 años, y Juan Barros, de 45.
Aunque el primero sin saberlo, los tres habían participado en una maratón, una carrera de 42,195 kilómetros instaurada en los Juegos Olímpicos modernos y de las que se celebran más de 20 en España al año. No es el único tipo. Las medias maratones, en las que se han de correr la mitad de esa distancia, son la norma casi todos los fines de semana excepto los meses más calurosos. Este mismo domingo se celebran tres, en Zaragoza, Pamplona y Albacete. El fin de semana pasado, tuvo lugar una en Gijón, en la que perdió la vida A.T.T., de 37 años.
Se trata de una actividad deportiva cada vez más común en España, no porque se celebren más carreras -que también- sino porque se ha multiplicado el número de participantes. Los expertos coinciden en que en España se ha desatado una fiebre por el running. Hasta ahí, todo bien, pero el problema surge con las competiciones que requieren de gran esfuerzo físico, lo que hace que no cualquiera pueda participar en ellas.
La locura del 'running'
El cardiólogo del Hospital Clínic de Barcelona Josep Brugada es muy crítico con lo que él define como una "especie de locura". "Lo que está claro es que nuestro país no se puede permitir que cada fin de semana enterremos a una persona aparentemente muy sana porque hace mucho deporte", explica a EL ESPAÑOL. Para este especialista, el problema va más allá de que la gente no esté "psicológica y físicamente preparada" antes de apuntarse a una prueba de este tipo.
A su juicio, hay un error de base, que es que se está fomentando que se corran maratones cuando lo que hay que incentivar es "un deporte sano, normal y adecuado a cada persona".
El responsable de Deportes del Instituto Municipal del Deporte de Albacete, que prefiere no dar su nombre, confirma a este diario que la participación en carreras de larga distancia se ha "multiplicado por diez" en los últimos años. En la media maratón que organiza su institución este domingo, comenta, se contará con los servicios médicos que establece la ley: un facultativo por cada 750 participantes y uno extra por cada 1.000 más, además de "cinco o seis ambulancias", "unos 40 socorristas" y una UVI móvil.
A este experto le preocupa la falta de preparación física de algunos participantes, que no se evalúa de ninguna forma antes de la carrera. Es lo contrario de lo que ocurre en Italia, donde desde 1971 una ley obliga a que cualquier corredor amateur en una carrera de larga distancia presente un certificado médico que le declare apto para ella. También es requisito en casi todas las carreras en Francia y en determinados circuitos en otros países.
"En España no existe la obligación, está en la conciencia de cada uno", señala y recuerda que desde las redes sociales de su entidad se advierte de la importancia de llegar físicamente preparado a esta prueba. "Insistimos en la necesidad de hacerse un reconocimiento médico, que suele consistir en una prueba de esfuerzo. Es importante saber cuáles son tus límites", apunta.
Cuestión de conciencia
Vicente Ferrer, médico deportivo de la misma ciudad, lleva a cabo esos reconocimientos médicos en el centro Medyplan de la localidad manchega y calcula que no "superará el 10%" el porcentaje de corredores amateur que se hace un chequeo antes de lanzarse a correr 20 o 40 kilómetros.
Lo curioso es que las sociedades médicas tienen perfectamente establecido "a nivel internacional" el tipo de revisión necesaria para un ejercicio así, que desgrana Ferrer. Antes de los 35 años, se recomienda pasar por la consulta médica para que te hagan una completa historia clínica "con especial énfasis en antecedentes familiares, sobre todo de cardiopatía isquémica", en la que se registren también los factores de riesgo cardiovascular y en la que se efectúen ciertas pruebas: un simple auscultado y un electrocardiograma en reposo.
Después de esa edad, se recomienda añadir a estos test una prueba de esfuerzo. La razón para este cambio es que las muertes súbitas que se registran previas a los 35 no suelen ser por cardiopatías isquémicas, la causa de los fallecimientos en los runners más mayores. Por el contrario, se deben más a anomalías genéticas o alteraciones en la estructura del corazón. Las primeras se pueden prever con las pruebas de esfuerzo. Para las segundas, son más eficaces las pruebas de diagnóstico por imagen.
Aunque es imposible demostrar qué motivo hay para la desidia de los corredores aficonados a la hora de acudir al médico, hay uno que se puede deducir y es que se trata de pruebas que no cubre la Seguridad Social y que tienen un coste de alrededor de 100 euros, aunque varía mucho según la ciudad y la titularidad de las instalaciones médicas. "¡Es lo mismo que se gastan en unas Nike!", se indigna el médico Bruguera.
Para Ferrer, no sólo se trata de hacerse pruebas sino de usar el "sentido común". Y él es testigo de que mucha gente no lo hace. "Hay personas que participan en estas carreras teniendo sobrepeso, otros que lo hacen todas las semanas y algunas, sobre todo con cierto poder adquisitivo, que hacen turismo de maratones".
Bruguera va más allá y comenta que las pruebas médicas pueden incluso no ser la solución a todos los problemas: "No reproducen las condiciones de la carrera, a no sé cuántos grados, en la montaña...". Y enfatiza: "El asunto es que no todo el mundo tiene que correr un maratón y ahora mismo vemos gente de entre 40 y 45 años que no ha corrido en su vida y que les da una especie de cosa tremenda, un tema vital, y empiezan a correr y a los seis meses quieren hacer una maratón".
Juan Carlos Cuevas es uno de los afectados por esta fiebre, aunque rompe con el estereotipo que describe el cardiólogo. En su caso, la concienciación es parte importante de su actividad deportiva y se sometió a una prueba de esfuerzo antes de correr su primera maratón, prueba para la que entrenó "específicamente" durante cuatro meses.
Este corredor amateur, que cambió el fútbol por el running tras lesionarse las rodillas, bromea con la popularización de este deporte en personas que rondan la cuarentena. "Pasamos de cerrar los bares a abrir las carreras". Desde que practica este ejercicio, que le ha llevado a participar en dos maratones y 12 ó 13 medias maratones, así como varias carreras de 10 kilómetros, ha sido testigo de auténticas barbaridades por parte de otros corredores. Esta misma semana, sin ir más lejos, uno de ellos pedía consejo en Twitter para correr una maratón en tres meses "sin haber hecho deporte nunca".
La fiebre del corredor
Cuevas no cree que haya que obligar a hacerse reconocimientos médicos y tampoco critica el coste de éstos que, coincide con el médico, es "similar al de unas zapatillas". Comenta que, además, en la actualidad hay chequeos disponibles asociados a cupones descuento que salen aún más económicos.
Para este periodista, el asunto está en utilizar el "sentido común" y en ir "paso a paso", es decir, empezar por carreras de 5 kilómetros e ir aumentando con el tiempo; dejar pasar al menos un año antes de lanzarse a la media maratón y dos para la completa.
Juan Carlos también se queja de la cantidad de carreras que hay y el elevado número de participantes. Eso sí, defiende con ahínco la fiebre del running. "Engancha mucho; el que no lo hace, el que no ha sentido las endorfinas que se desprenden, no sabe lo que es. Cuando te enganchas, tu cuerpo te pide mejorar el tiempo o hacer una carrera más larga", reconoce.
El futuro
Para este corredor aficionado, la solución puede pasar por reducir el número de carreras. "Estaríamos mejor preparados", reconoce.
Ferrer, por su parte, cree que "la gente se empieza a concienciar", en parte por los desgraciados acontecimientos que acompañan a menudo a estas pruebas. No obstante, apunta, "no se trata de nada nuevo" y vuelve a recordar al pobre Filípides. "No hay que dramatizar", destaca.
El más pesimista de los expertos consultados es Brugada. El cardiólogo insiste en que estamos ante una situación "que habrá que regular, estudiar y cortar", y que requerirá incluso de la intervención de las autoridades. Para este médico, "no puede ser" que las ciudades se publiciten a través de sus maratones y el aumento de participantes en estas pruebas.
Así, concluye, cree que "debería ser obligatoria" la presentación de un certificado médico antes de formar parte de estas competiciones. Es algo que sucede sin mucho trauma en otros deportes más minoritarios, como el buceo.
Mientras la sociedad se conciencia, sólo nos queda cruzar los dedos para que este domingo nadie muera en ninguna de las tres medias maratones que se celebran en España, deseo que habrá que volver a formular el fin semana siguiente, y el otro, y el otro...