Durante casi cuatro décadas los agricultores de medio mundo habían conseguido controlar a una familia de hongos que destruía sistemáticamente las cosechas de trigo. Sin embargo, a principios de siglo apareció una nueva cepa en África que terminaría provocando una epidemia en Etiopía, Oriente Medio y Asia Central en 2010. Un año después, otra raza de hongos entró en Europa y causó alarma entre los agricultores que, a día de hoy, no han conseguido controlarla. Desde entonces, una red de instituciones científicas a nivel global lucha contra esta enfermedad letal, conocida como la roya.
"En condiciones favorables, hasta el 80% o más del rendimiento de un campesino puede perderse debido a las infecciones de roya, por lo que crear capacidad en los países para detectarlas y comprender mejor las formas de propagación de las distintas cepas del organismo, es crucial para prevenir epidemias y limitar las pérdidas". Las palabras de Fazil Dusunceli, Oficial de Protección Vegetal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), hacen referencia a los últimos intentos de esta organización por contener la amenaza.
El nuevo proyecto de la FAO es parte de un conjunto más amplio de acciones enmarcadas en una iniciativa global en la que intervienen varios de centros de investigación, entre los que destacan el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro de Referencia Mundial sobre la Roya de la Universidad de Aarhus (Dinamarca). Su objetivo es reducir la vulnerabilidad del mundo a las tres principales variedades de roya del trigo: la roya negra o del tallo, la amarilla y la parda o de la hoja.
Una situación "crítica"
"Las royas del trigo son las enfermedades más perjudiciales para el trigo a nivel mundial y el control efectivo de las tres es crítico para evitar el desabastecimiento", explica a EL ESPAÑOL Ravi P. Singh, uno de los responsables del CIMMYT. Este investigador de origen indio lleva más de dos décadas estudiando estas familias de hongos y su trabajo, centrado en la creación de nuevas variedades resistentes, ha conseguido mantener bajo control a la roya en todo el mundo. Sin embargo, "la situación cambió con la detección de la raza Ug99 en el este de África a finales de la década de los 90", explica Singh.
La cepa Ug99 es una forma muy potente de roya del tallo detectada por primera vez en Uganda en 1999 y que se ha extendido desde entonces por hasta 13 países, llegando incluso a Yemen o Irán, y afectando a Egipto, uno de los productores de trigo más importantes de Oriente Medio. "Esta raza única y sus variantes lograron vencer la resistencia de gran parte de las variedades de trigocultivadas en todo el mundo", explica Singh.
El problema de estas enfermedades fúngicas es que "son muy móviles, ya que las esporas son arrastradas por el viento y son capaces de viajar grandes distancias", asegura Singh. Incluso existen casos, poco frecuentes aunque bien documentados, de cepas que han viajado desde el sur de África a Australia. A esto se suma la transmisión humana accidental, que "es cada vez mayor para una amplia gama de patógenos, incluidos los hongos de la roya, que, en ocasiones, viajan accidentalmente adheridos a la ropa", explica este investigador.
Variedades resistentes
Según Singh, "la alta movilidad hace que la roya del trigo sea imposible de contener", así que para luchar contra esta plaga, los investigadores se han centrado en la creación de nuevas variedades resistentes. "La mejor manera de evitar epidemias de la roya es evitar el crecimiento cultivos sensibles en grandes superficies", explica.
La estrategia seguida por el CIMMYT se ha centrado en los últimos años en desarrollar variedades que no tienen resistencia a una raza específica del hongo, sino que se basan en el efecto aditivo de múltiples genes de resistencia menores, lo que produce variedades de trigo con una resistencia más duradera y eficaz.
Los fungicidas son también un componente importante en las estrategias de control de la roya, "sobre todo en situaciones de emergencia y cuando se supera la resistencia en los principales cultivos", asegura Singh. Sin embargo, la utilización de compuestos químicos de síntesis sigue siendo un reto para los pequeños agricultores de los países en desarrollo, ya que "la disponibilidad de los productos es escasa o poco asequible y la aplicación se hace a menudo demasiado tarde para garantizar un control eficaz", asegura este investigador.
La roya amarilla amenaza Europa
Pero el problema de la roya no solo afecta a países en desarrollo, sino que es una amenaza global, que afecta a agricultores de todo el mundo, incluido el corazón de Europa. "La situación se ha vuelto más crítica desde 2011, cuando aparecieron nuevas cepas de roya amarilla", explica a El Español Mogens Hovmøller, profesor de la Universidad de Aarhus y director del Centro de Referencia Mundial sobre la Roya (GRRC, por sus siglas en inglés).
El problema, según este investigador, es que las nuevas razas pueden causar epidemias en variedades de trigo que eran resistentes previamente o incluso hacer que otras que eran menos susceptibles se vuelvan más resistentes. "La realidad es que la situación se ha vuelto impredecible para los agricultores", asegura Hovmøller. Además, según este investigador, "los inviernos suaves han empeorado el problema, ya que favorecen la supervivencia del agente patógeno".
Desde el GRRC se han centrado en el desarrollo de sistemas de alerta temprana para la detección de nuevas razas de roya. "La mejor opción es detectar rápidamente nuevas razas, dentro de un sistema de alerta temprana coordinada a nivel europeo, junto con una evaluación de riesgos adecuada de las variedades agrícolas de Europa", explica Hovmøller.
Los sistemas de alerta temprana se ensayan en las instalaciones de roya en cuarentena que posee el GRRC. El objetivo de estos ensayos in vivo es también mejorar los métodos de evaluación de riesgos epidemiológicos de cada una de las variedades de cultivo. "El reto es poner a prueba todas las variedades de cultivos para todas las razas importantes del patógeno, incluyendo nuevas razas exóticas tan pronto como sea posible después de la primera aparición en Europa", asegura Hovmøller.
Según este investigador, se están obteniendo "resultados prometedores", pero insiste, al igual que Singh, en que "es necesaria una acción coordinada en toda Europa". De hecho, el GRRC ha recibido muestras de hojas de trigo infectadas de España, donde las nuevas razas exóticas de la roya amarilla se han expandido en los últimos años.
Toda España infectada
"Actualmente el problema es de primera magnitud, ya que desde que se rompió la resistencia, la enfermedad ha ido progresando y cada vez hay epidemias más severas", cuenta a EL ESPAÑOL Jaume Almacellas, jefe del Laboratorio de Agricultura y Sanidad Vegetal de Cataluña.
Este investigador asegura que "todas las zonas españolas han sido afectadas, primero la zona norte, Castilla y León, Navarra, Aragón o Cataluña y después fue progresando hacia Castilla la Mancha y Andalucía, donde se han detectado epidemias severas de roya amarilla durante las campañas de 2013 y 2014".
Almacellas asegura que la roya era una enfermedad poco conocida en España, donde "sólo se producían epidemias locales o regionales muy localizadas". Sin embargo, la situación cambió en 2011 cuando entró en el país una nueva raza del patógeno denominada Warrior/Ambition, la misma que había sido identificada un año antes en Alemania y los países escandinavos. "Los agricultores, aunque tuvieron un inicio algo titubeante, están cada vez más habituados a tener que aplicar tratamientos con fungicidas porque, si no, podrían perder casi toda la cosecha", explica Almacellas.
Este investigador asegura que, por ahora, la medida más eficaz es el control mediante productos químicos, ya que en la actualidad "no hay en el mercado variedades resistentes a las nuevas razas", aunque el Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos ofrece cada campaña información a los agricultores sobre cuáles son las variedades que han mostrado más resistencia en la campaña anterior. "Hay que tener en cuenta que éste es un concepto dinámico y cada año debemos estudiar qué variedades de trigo siguen siendo resistentes. Estamos en una lucha constante".