Éste es el pene de ratón de plástico que movilizó a la seguridad de un aeropuerto
El científico Martin Cohn tuvo una bochornosa experiencia cuando los agentes de aduanas encontraron una réplica del miembro viril de un ratón en su equipaje.
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En las maletas de los viajeros de un aeropuerto pueden encontrarse múltiples utensilios, a cada cual más raro. Y, si por un momento se piensa en qué podría transportar un científico en su equipaje, posiblemente se erraría en grado sumo. Los utensilios de sus maletas pueden ser más extraños todavía.
Ese es el caso de Martin Cohn, experto en malformaciones genitales y del aparato urinario de la Universidad de Florida, el cual transportaba un utensilio peculiar en su maleta. Fue interrogado en el control de seguridad del Aeropuerto Ronald Reagan de Washington cuando portaba un modelo 3D de 15 cm de longitud de un pene de ratón.
La historia del pene de ratón impreso en 3D
Según se hace eco The Atlantic, Cohn no fue el primer científico que fue interrogado por este modelo 3D, sino que otro de sus colegas ya fue interrogado por portar este objeto de plástico translúcido y de morfología fálica. En aquella ocasión el oficial de la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) del aeropuerto de Washington DC simplemente miró en la bolsa, le guiñó un ojo y le dejó ir.
El caso de Cohn fue diferente, ya que la agentede la TSA de esta ocasión le preguntó si su equipaje contenía objetos frágiles; Cohn respondió afirmativamente, nombrando los modelos anatómicos impresos en 3D que portaba. La oficial sacó un par de embriones de ratón impresos en 3D, hasta que llegó al modelo de pene de ratón de 15 cm, y ahí empezó el momento incómodo.
Cohn le explicó lo que era, pero la oficial no quedó convencida, por lo que llamó a otros tres colegas para que pudiesen discernir de qué se trataba realmente aquel objeto. Cohn volvió a explicarse y la reacción de los oficiales fue reírse.
Martin Cohn es un científico cuyo campo de investigación se basa en las malformaciones y defectos congénitos de los órganos genitales y las vías urinarias, usando hoy en día multitud de modelos 3D.
Hasta 1 de cada 250 personas sufren alguno de estos defectos y sus causas no están claras a día de hoy. En este caso, el modelo 3D de pene de ratón fue una demostración de Cohn a sus colegas sobre lo detallada que puede ser esta técnica y cómo pueden crearse modelos a gran escala -el tamaño real de un pene de ratón es bastante más pequeño-.
Otros objetos extraños que transportan los científicos
Según The Atlantic, esta no es la primera vez que Cohn o algunos de sus colegas transportan objetos peculiares en sus viajes. En su caso particular, Cohn ha llegado a transportar huesos de espinilla de un perezoso gigante o embriones de tortuga en una nevera.
Por otro lado, otros investigadores han transportado otros modelos 3D, como Diane Kelly la cual fue interrogada por un modelo 3D de una vagina de delfín.
Otros investigadores han afirmado haber transportado botellas con orina de mono, embriones de camaleón, o huesos humanos de 5.000 años de antigüedad.
Aunque uno de los casos más destacables es el del antropólogo Donald Johanson y su equipaje, donde transportaba los huesos del Australopithecus Lucy. Según su libro de memorias, Johanson tuvo que rendir cuentas en las aduanas de París, donde el funcionario que le interrogó era aficionado a su campo de investigación y acabó provocando que toda una multitud se reuniera alrededor de estos antiguos huesos.
Asimismo, existen otros casos llamativos como el de Ondine Cleaver, del UT Southwestern Medical Center, quién intentó transportar tuppers llenos de ranas desde Nueva York a Austin. Dichos animales no podían someterse a los rayos X de los controles de seguridad, por lo que Cleaver tuvo que explicar qué transportaba consigo, creando otra situación incómoda para el recuerdo.
El caso de Martin Cohn se saldó finalmente con un interrogatorio por parte de los cuatro agentes de la TSA, los cuales se fijaron en que el modelo 3D de pene de ratón contenía un tubo blanco en su interior. Cohn les explicó que se trataba de un báculo, un tipo de hueso que algunos mamíferos tienen en el interior de su pene, pero que no poseen los seres humanos porque lo perdieron a lo largo de la evolución.
Finalmente, los agentes del aeropuerto dejaron marchar al científico sin mayores problemas.