De Bélmez a las mujeres con burka del bus: ¿por qué vemos cosas que no existen?
La mente humana tiende a interpretar la información en función de nuestras creencias, obviando posibles alternativas mucho más reales y plausibles.
4 agosto, 2017 18:16Noticias relacionadas
La noticia ha dado la vuelta al mundo por lo ridículo y absurdo del asunto. Seguro que lo has leído esta semana. Un usuario de Facebook decidió compartir hace unos días una foto de los asientos vacíos de un autobús en un grupo de extrema derecha noruego llamado Fedrelandet viktigst (algo así como "la patria primero", en español). Junto a la foto, un mensaje: "¿Qué opináis de esto?".
Acto seguido, muchos de los 13.000 usuarios que tiene este grupo xenófobo comenzaron a escribir furibundos mensajes contra la inmigración en Noruega, a denunciar la islamización del país nórdico y a preguntarse si llevarían cinturones con explosivos, bombas o armas bajo el burka. En realidad, no había nada. Habían caído en la trampa que les había tendido el periodista Johan Slattavik y estaban confundiendo unos asientos de autobús con un puñado de mujeres vestidas con esta prenda tradicional de algunos países musulmanes.
Pero, ¿cómo es posible que la mente humana llegue a hacernos creer que estamos viendo algo que realmente no existe? "Los seres humanos funcionamos interpretando la realidad. Digamos que ponemos las cosas que faltan para entender determinados contextos. Seleccionamos la información mediante una atención selectiva y nuestros sesgos consiguen que se refuerce de manera inconsciente aquello que pensamos previamente", explica Guillermo Fouce, profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid especializado en Psicología Social.
Según explica Fouce, este fenómeno tiene que ver con lo que en psicología se denomina sesgo de confirmación: la tendencia a favorecer e interpretar la información que confirma nuestras creencias e hipótesis, obviando posibles alternativas más que plausibles. "Es como si eliminásemos aquello que va en contra de nuestras creencias y buscásemos la información que consolida lo que pensamos. La percepción social es siempre interpretativa. Así, si falta por cerrar una línea, la cerramos. Si hay que agrupar cosas para hacerlas más sencillas, las agrupamos", apunta el psicólogo.
El caso noruego podría equipararse, salvando las distancias, con uno de los misterios más controvertidos de nuestro país: las caras de Bélmez. Unos supuestos rostros que llevan apareciendo durante más de 30 años en el suelo de una casa de Bélmez de la Moraleda, un pueblecito de la provincia de Jaén al que peregrinan algunos creyentes que consideran que lo que allí ocurre es un auténtico milagro.
"Muchos fenómenos paranormales como éste, en el que algunas personas afirman ver rostros sobre una superficie cualquiera, tienen que ver también con nuestras creencias. Es algo muy frecuente. Nuestro cerebro adapta la realidad a aquello en lo que creemos", reitera Fouce. El efecto, tal y como señala el psicólogo, es mucho más potente con aquellas creencias que se encuentran fuertemente enraizadas en nuestro subconsciente y con contenidos de índole emocional.
En el caso de la imagen del autobús noruego que apareció en un grupo xenófobo de Facebook ocurre además como con El traje nuevo del emperador, el mítico cuento de Hans Christian Andersen, en el que un pueblo entero, temeroso de que piensen que no son capaces de admirar semejante obra de arte, afirma estar viendo un magnífico traje en lo que en realidad es un hombre desnudo. "Los comentarios de los usuarios en la publicación hacen que algo inexistente parezca verosímil y creíble. Así, un incidente muy sencillo puede acabar convertido en un mito si cada uno aporta una explicación y lo dota de una mayor potencia si cabe", finaliza Fouce.