Hay al menos un par de razones por las que el Reino de Talossa, El Regipäts Talossan en su propia lengua, merece figurar entre las micronaciones más destacadas del mundo. Primera, porque a su fundador, el estadounidense Robert Ben Madison, se le atribuye el haber acuñado el término "micronación"; un concepto que no tiene una fácil definición común ni siquiera para los académicos que lo estudian, pero que ha escalado sin freno hasta englobar hoy unos 400 proyectos.
Segunda, porque muchas de las presuntas micronaciones que hoy se mueven en foros online son simplemente reinos de dormitorio, fundados por niños o adolescentes en su propia habitación. Talossa fue el primero de todos ellos y el modelo para la mayoría, ya que fue también el primero con una página web en 1996. Y es un raro ejemplo de cómo lo que empezó como una broma ha perdurado ya durante casi cuatro decenios y ha originado una de las lenguas inventadas más completas del mundo, El Glheþ Talossan, reconocida por la norma ISO.
Robert I, el rey de la casa
Madison fundó Talossa el 26 de diciembre de 1979 en su dormitorio del segundo piso de un edificio de la ciudad de Milwaukee, en el estado de Wisconsin. El autoproclamado rey Robert I contaba entonces con sólo 14 años de edad, pero también con un empuje que pronto consiguió reclutar a sus familiares y amigos como los primeros ciudadanos del país de su habitación, cuyo nombre tomó de un término finés que significa "en casa". Madison creó una idea que con el tiempo llegaría a triunfar gracias a internet; sólo que, cuando lo hizo, apenas acababan de lanzarse los primeros ordenadores personales.
Los primeros años de Talossa sirvieron a Robert I para progresar en la construcción de su micronación, no sin tensiones en el seno del poder. En 1981 se celebraban las primeras elecciones democráticas, y en 1985 se declaraba la monarquía constitucional. Pero pronto comenzaron a surgir los problemas: dos años después cundía entre los talossanos un sentimiento contra el absolutismo del rey, lo que llevó a Robert I a abdicar en favor de un sucesor, Robert Dobberpuhl, ascendido al trono como Robert II. El nuevo monarca no supo ganarse el apoyo de su micropueblo, lo cual condujo a un incierto período de flirteo republicano que concluyó con la restauración de Robert I en 1988, pero con poderes limitados.
En 1996, Talossa puso en marcha su primera página web. La atención por parte de medios como The New York Times y Wired disparó la popularidad de Talossa y las solicitudes de ciudadanía, pero también los conflictos internos, que en 1997 llevaron a la secesión de la colonia talossana antártica de Pengöpäts bajo el nombre de Penguinea. Por entonces, además de expandirse desde el dormitorio de Madison hacia otros barrios de Milwaukee y de reclamar territorio antártico, Talossa se había anexionado también la isla francesa de Cézembre, en el Canal de la Mancha.
Una lengua con 35.000 palabras
Durante la existencia de Talossa, su mayor logro ha sido sin duda el desarrollo del completo idioma que algunos de sus ciudadanos manejan con fluidez. El propio Madison, lingüista aficionado, lo creó en 1980, poniendo después en marcha el Comità per l'Útzil del Glheþ, o Comité para el Uso del Lenguaje. El talossano está construido a imitación de las lenguas romances; su falsa leyenda cuenta que tiene su origen en la invasión de la Península Ibérica por los bereberes del norte de África.
A lo largo de su ficticia historia, el talossano fue recogiendo influencias de otras lenguas romances, pero también germánicas, célticas, eslavas e incluso amerindias tras su expansión al Nuevo Mundo. Los expertos lo describen como algo que recuerda al occitano, pero también al catalán o el rumano, con caracteres prestados del alemán o el islandés y ciertas pronunciaciones imitadas del gaélico.
El talossano cuenta actualmente con un léxico de más de 35.000 palabras, que con conjugaciones y declinaciones se multiplican hasta las 120.000, y con una guía publicada. En la web del talossano pueden leerse traducciones de algunos relatos de Edgar Allan Poe, como El barril de amontillado (El Barüc d’Amontiglhado), El corazón delator (La Coraziun Profanind) y La máscara de la muerte roja (La Mascarada dal Moart Roxh).
Las tres Talossas
Pero pese al empeño de Robert I, vendrían tiempos difíciles. En 2004, un grupo de disconformes con el autoritarismo del rey se escindió para declarar la República de Talossa. Por fin en agosto de 2005 y debido a las luchas de poder, el monarca renunció a su ciudadanía y abdicó definitivamente en favor del nieto de su mujer, Louis, que por entonces contaba ocho años. Hasta que el nuevo rey alcanzara la mayoría de edad, se designó una regencia, pero no duró mucho: al año siguiente la madre del rey Louis I, incómoda por el hecho de ver el nombre de su hijo involucrado en intrigas políticas, pidió la abdicación en su nombre.
Era el fin de una dinastía, ya que la Casa Rouergue no contaba con un heredero legal. En 2007 se organizó un referéndum para cubrir el trono vacante, del cual salió victorioso John Woolley, coronado como John I. Por su parte, ya fuera de su reino, Madison trataba de reconstruir la "verdadera" Talossa con un puñado de leales, lo que dio lugar a una multiplicidad de Talossas: la original, la de Madison y la República.
En 2011 el grupo de Madison renunció a sus objetivos, y al año siguiente la República se reunificaba con el Reino, lo que dejaba de nuevo a Talossa como una única micronación. Hoy Talossa continúa activa con unos pocos cientos de ciudadanos bajo el reinado de John I. Por su parte, Madison continúa viviendo con su mujer y dos gatos en Milwaukee, donde diseña juegos de mesa de guerra para la compañía Victory Point Games.
En diciembre de 2016 la revista digital Vice.com encontró a Madison trabajando en una floristería familiar, a la espera de tiempos mejores: según confesaba, y después de años negando una micronación que intentó llevarse abajo en su caída, hoy reconoce en la Talossa actual la que él fundó en 1979. Y estaría encantado de volver.