No ha terminado tu jornada laboral o tu día en la playa y te encuentras con la pantalla en negro: tu smartphone se ha quedado sin batería. Algo que le pasa a muchas personas cada día y que nos hace añorar los viejos móviles, que duraban y duraban casi tanto como las pilas del famoso conejo. Cuando nos preguntamos qué hacer para que nos aguante un poco más, o por lo menos para saber a quién culpar de esta desazón, la sabia ciencia acude a nuestro rescate y nos da algunas soluciones para alargar su vida útil y disfrutarlo un poco más. Para entenderlas, tenemos que conocer la naturaleza del litio.
Los teléfonos móviles usan baterías de iones de litio. En ellas, los iones se
mueven por los electrodos transportando la energía que los hace funcionar. Los electrodos están conectados gracias al electrolito, un líquido conductor que tiene un pequeño problema: con el paso del tiempo se degrada.
A la degradación del electrolito se suman los propios ciclos de vida: con cada carga y descarga, la capacidad de la batería va mermando. Todo esto influye en su rendimiento conforme van pasando las semanas y los meses. El propio uso diario también influye en su mantenimiento: si hemos usado muchas aplicaciones, si ha estado conectado todo el día al wifi… Si cuidamos nuestro teléfono móvil en el uso diario, ayudamos a que el electrolito se degrade a un menor ritmo.
Vigila el termómetro
Ya que la ciencia nos ha ayudado a desvelar el misterio, nos puede ayudar a saber cuáles son los mejores trucos para aumentar la vida de la batería, tanto su duración diaria como a lo largo del tiempo.
Seguramente habrás oído que las temperaturas demasiado frías o demasiado calientes afectan al funcionamiento. Hay fabricantes, como Apple, que sugieren que sus smartphones estén entre 0 y 35 grados Celsius, ya que en otro caso se resentirían.
Ahora bien, ¿por qué sucede esto? Cuando el teléfono se encuentra por debajo de 0 grados, el movimiento del litio a través de los electrodos y del electrolito se reduce, por lo que el rendimiento es menor. En cambio, con temperaturas por encima de los 40 grados, la degradación de la batería será mucho mayor y con ello se verá mermado el almacenamiento de energía.
Con el fin de evitar estas temperaturas, no hacen falta consejos científicos, sino caseros: no pongas los teléfonos en lugares donde reciban luz solar directa (por ejemplo, el salpicadero de un coche cuando lo estás usando como GPS) y tampoco los guardes donde no corra el aire o haya altas temperaturas.
Los iones no aceptan el modo rápido
Y si el modo de carga rápida que tienen algunos teléfonos móviles te resulta atractivo, quizá dentro de un rato ya no tanto. Con esta función, el dispositivo se carga en apenas unos minutos. Esto está bien para una urgencia, cuando necesitamos usar el móvil pronto, pero es mejor que esté cargándose durante algunas horas, como suele suceder habitualmente.
La clave está de nuevo en los iones de litio. Se tarda mucho tiempo en que los iones recorran los electrodos de la batería. Si este desplazamiento se hace durante varias horas (es decir, a una velocidad más baja), el recorrido se realiza mejor y por tanto la pila estará mejor cargada.
Lo que la ciencia está haciendo para mejorarlas
El inventor de las baterías de iones de litio, John Goodenough, continúa trabajando a sus 94 años para encontrar una alternativa al electrolito líquido que mejore la vida de su creación. Hace unos meses presentó un proyecto de baterías sólidas más seguras y duraderas y en el que los ciclos de carga y descarga no las degradarían. De momento, existe un prototipo de sodio que, además, podría servir para estaciones de recarga como las de los coches eléctricos.
El principal atractivo del sodio es que no produciría las dendritas que se generan en ocasiones en un electrolito líquido (por ejemplo, cuando un dispositivo se carga demasiado rápido) y que podrían llevar a cortocircuitos. La razón por la que se opta por el sodio es por su alta presencia en la Tierra; por ejemplo, en el agua de los océanos. Si finalmente el proyecto llega a buen puerto, estas baterías de sodio funcionarían en buenas condiciones en un rango mayor de temperaturas, de -20 a 60 grados Celsius.
Mientras el progreso llega…
Mientras tanto, no nos queda otra que seguir estos y otros consejos para que nuestra batería dure más tiempo. Además de alejar los dispositivos de temperaturas extremas y de usar los modos rápidos de carga en ocasiones puntuales, reduce la luz de la pantalla para bajar el consumo y con ello la necesidad de otra carga. Asimismo, apaga el wifi, los datos o el Bluetooth cuando no los estés usando.
Investiga los modos de ahorro que tiene tu dispositivo: por ejemplo, el modo avión te puede servir más allá del aeropuerto. Y vigila el consumo que están haciendo las apps y actúa en consecuencia eliminándolas si conoces una alternativa que consuma menos y cerrando sesiones o las que están funcionando en segundo plano. Los cargadores oficiales o de buena calidad también ayudan a evitar sustos.
Ahora solo queda que la ciencia cumpla con lo prometido y que pronto el sodio protagonice nuestras vidas tanto como el litio. Cualquier cosa con tal de evitar la temida pantalla en negro.