El herpes genital es una de las enfermedades de transmisión sexual más habituales. Muchas personas jamás llegan a manifestar los síntomas, por lo que no saben que la tienen y, en ocasiones, no toman las medidas de precaución necesarias, transmitiéndolo a través del contacto que se produce en las relaciones sexuales.
¿Pero quién fue la primera persona que tuvo un herpes genital? Está claro que tuvo que haber un paciente cero, un humano -o casi humano- que introdujera por primera vez el virus entre sus congéneres, iniciando una cadena a la que ni siquiera los métodos de protección que existen la actualidad han podido poner fin. Ahora, un estudio publicado en la revista Virus Evolution ha dado respuesta a esta pregunta, aunque, curiosamente, en sus orígenes la transmisión no se produjo a través del sexo, sino que fue cosa del canibalismo.
Hasta ahora se sabía que los primeros homínidos pudieron ser hospedadores habituales del HSV1, una variante del virus del herpes que producía llagas en la boca. Sin embargo, en sus inicios no estuvieron en contacto con el HSV2, responsable del herpes genital. Está claro que el vector de transmisión inicial vino de los chimpancés, pero hasta ahora no se sabía cuál fue exactamente el nexo de unión entre ellos y los primeros homínidos.
La respuesta ha llegado de la mano de un equipo de antropólogos de la Universidad de Oxford, cuyas pesquisas les llevaron hasta el Paranthropus boisei, un homínido extinto que acostumbraba a cazar chimpancés. Posiblemente, uno de ellos, con algún tipo de herida en la boca, contrajo el virus al comer carne infectada y se dio comienzo a la cascada de sucesos que trajo el herpes genital hasta nuestros días.
El siguiente eslabón de la cadena pudo ser el Homo erectus, otro homínido más cercano al Homo sapiens que convivió con P. boisei hace 2 millones de años, según las evidencias fósiles halladas en el lago Turkana, de Kenia. Además de ser conocido por ser el primer homínido que andaba ya erguido, asemejándose mucho más a los humanos actuales, el Homo erectus también era un cazador muy activo.
Por eso, estos investigadores creen que una confrontación con el P. boisei pudo llevarles a contraer la enfermedad a través de un mordisco. Una vez infectada la boca, el virus pudo pasar a los genitales mediante el tacto, a través de acciones como rascarse, y el resto de la historia ya está más que clara.
La opción de que las primeras infecciones tuviesen lugar a través de las relaciones sexuales no parece muy plausible para estos investigadores, que consideran que el P. boisei no debió ser sexualmente atractivo para el Homo erectus. Por lo tanto, parece ser que la violencia, el canibalismo y la caza tuvieron la culpa de que este molesto virus llegara hasta los humanos. Afortunadamente, hoy en día suele bastar con usar preservativo para evitarla. No se olviden.