Gracias a la tecnología de vanguardia, los humanos nos volvemos cada vez más listos y vivimos más tiempo. Además, conceptos como aprendizaje automático, inteligencia artificial y realidad virtual están pasando a formar parte del léxico mundial. Ray Kurzweil, futurista y director de ingeniería en Google, está a la cabeza de un equipo que trabaja desarrollando la inteligencia de las máquinas y la comprensión del lenguaje natural; se sentó con Andrew Ross Sorking, columnista del New York Times, en la Global Leaders’ Collective que se celebró noviembre de 2016 en Washington, D.C., organizada por The New York Times.
Hablaron sobre la I.A. y sus críticos, el desarrollo sostenible de la población y sobre cómo, quizá pronto, seamos capaces de conectar nuestros cerebros a la nube. A continuación, un fragmento editado y abreviado de esta conversación.
Andrew Ross Sorkin. Usted habla sobre la idea de la inmortalidad física y de cómo será posible en el 2045. ¿Podría explicarlo?
Ray Kurzweil: Nunca podré decir que he vivido para siempre porque nunca es para siempre, pero hablaré de tres puentes que conducen hacia una prolongación radical de la vida.
El primer puente es lo que uno puede hacer ahora mismo para mantenerse sano, la manera tradicional, que nos permite llegar al puente dos. Una idea fundamental es que la tecnología de la información progresa de manera exponencial; la salud y la medicina son ya tecnología de la información.
Esto nos lleva al tercer puente, donde habrá nanorrobots médicos—pequeños robots del tamaño de un glóbulo rojo—que, básicamente, sustituyan el trabajo del sistema inmunitario
Por ejemplo, ya se puede arreglar un corazón roto—aún no si se ha roto por cuestiones amorosas, para eso harán falta algunos avances más en el campo de la realidad virtual. Pero ahora mismo ya podemos arreglar un corazón dañado que haya sobrevivido a un ataque al corazón reprogramando células madre adultas. Estamos generando nuevos órganos e instalándolos con éxito y con el propio ADN del paciente en animales y podremos hacerlo en humanos pronto. Lo que ahora es un goteo, en diez años será, probablemente, un diluvio. Ese es el puente número dos.
Y esto nos lleva al tercer puente, donde habrá nanorrobots médicos—pequeños robots informatizados, del tamaño de un glóbulo rojo—que, básicamente, acaben el trabajo del sistema inmunitario. Tenemos glóbulos rojos, nuestros linfocitos T, que nos mantienen sanos, pero evolucionaron [tiempo atrás] cuando la especie humana no tenía ningún interés en que viviéramos mucho tiempo.
No reconocen el cáncer, por ejemplo, porque eso nos ataca más adelante en la vida. Podemos acabar el trabajo de los linfocitos T con estos nanorrobots médicos. Hay planes muy detallados sobre cómo atacar las diferentes enfermedades una vez tangamos estos aparatos. Estamos hablando del 2030. Al final, nos fusionaremos con la inteligencia artificial.
Andrew Ross Sorkin. El concepto de “singularidad.” Parte del futuro, al menos en su cabeza, es el concepto conocido como singularidad.
Ray Kurzweil: Empezamos con la idea de ampliar nuestra capacidad mental a través de la inteligencia artificial. La mayoría de la gente se siente incompleta si deja su teléfono móvil. Aún no los tenemos dentro del cuerpo o del cerebro—aunque hay algunas personas, como los enfermos de párkinson, que tienen ordenadores en el cerebro—pero será lo habitual en la década de los 2030. Otra aplicación de estos nanorrobots médicos será la de conectar nuestro neocórtex—que es la capa exterior del cerebro, es decir, donde se elabora el pensamiento—con la nube.
Se podrá conectar el neocórtex a la nube de la misma forma que ahora conectamos nuestros teléfonos móviles. Seremos un híbrido de pensamiento biológico y pensamiento no-biológico, algo que, en mi opinión, ya ha empezado a darse con los teléfonos fuera de nuestro cuerpo, y seremos cada vez más listos. Para 2045 nuestra inteligencia será mil millones de veces más amplia. Es una transformación tan profunda que hemos tomado prestada esta metáfora de la física: la denominamos un cambio singular en la historia de la humanidad.
Andrew Ross Sorkin. Permítame que le mencione a otros dos tipos listos que tienen una visión menos optimista de la I.A. Sus amigos Elon Musk y Bill Gates dicen que la I.A., la inteligencia artificial, supone nuestra "mayor amenaza existencial".
Ray Kurzweil: En 1999, escribí en mi libro La era de las máquinas espirituales sobre la promesa entrelazada de la inteligencia artificial, la nanotecnología y la biotecnología versus sus posibles peligros. Hablo sobre las tres fases por las que pasa la gente cuando piensa en serio sobre el potencial de estas nuevas tecnologías.
La primera es la inspiración que despierta que estas tecnologías tengan el potencial de solucionar problemas antiquísimos como la pobreza, la enfermedad y la brevedad de la vida. Después viene el miedo a los posibles peligros que acarrean estas tecnologías. Finalmente, se llega a la visión equilibrada de que estos peligros existenciales están pero tenemos medios para superarlos.
Pregunta del público. A medida que estas otras partes del mundo evolucionan, ¿cómo puede evolucionar también nuestra inteligencia emocional?
Ray Kurzweil: Aún contamos con un cerebro antiguo que funciona a fuerza de estímulos básicos. El neocórtex, que se encuentra alrededor de nuestro cerebro antiguo, es, en realidad, el gran canalizador. Es posible que yo tenga tendencias prehistóricas hacia la agresión y la conquista. Mi neocórtex las canalizará para que, en lugar de eso, escriba un libro sobre el futuro o dé una conferencia a destacados ejecutivos del mundo de la moda.
Ninguna otra especie hace ese tipo de cosas. El neocórtex está organizado de manera jerárquica. La base me sirve, por ejemplo, para identificar que una línea es recta, la parte más alta para entender que algo es gracioso o irónico, o que alguien es guapo.
Añadiremos niveles adicionales a la jerarquía cuando podamos expandir nuestro neocórtex al conectarlo a [un] neocórtex sintético en la nube. Seremos más graciosos; expresaremos mejor nuestros sentimientos amorosos. Ese tipo de emociones, consideradas como los atributos más humanos, se dan en la parte más alta de la jerarquía neocortical. Y vamos a realzarlas a medida que aumentemos nuestra capacidad cerebral.
Pregunta del público. La idea de extender nuestra vida de forma radical es emocionante pero, ¿cómo solucionaremos problemas como el uso de recursos y la sostenibilidad si hay un aumento de la población?
Ray Kurzweil: Tenemos muchos más recursos de los que necesitamos. Se está dando un crecimiento exponencial, por ejemplo, de la energía solar. Incluso cuando todas nuestras necesidades energéticas estén cubiertas por la energía solar, solo estaremos utilizando una parte de 10.000 de la luz del sol. Lo mismo sucede con la energía geotermal, la mareomotriz, la eólica y demás. Tenemos mil veces más energía de la que necesitamos.
La agricultura vertical proporcionará comida a coste muy bajo para toda la población. Al final, seremos capaces de imprimir el resto de objetos físicos que necesitemos con inteligencia artificial avanzada—tecnologías de fabricación asistida en la década de 2020 para cubrir las necesidades de la población.