La película Éxtasis pasó a la historia por mostrar el primer desnudo integral y el primer orgasmo femenino del cine. Era 1933 y su protagonista, Hedwig Eva Maria Kiesler, conocida más tarde como Hedy Lamarr, aún no había cumplido los 20 años.
La coproducción entre Checoslovaquia y Austria muestra a una chica que abandona a su viejo y aburrido marido y se enamora de un joven al que conoce un día que se estaba bañando desnuda en un lago. Los puritanos montaron en cólera, pero el film fue un éxito en los países que no lo censuraron y a la actriz le abriría las puertas de Hollywood años más tarde, aunque para eso aún tendría que pasar por una oscura etapa.
Nacida en Viena, pertenecía a una familia judía burguesa y a los 16 años empezó a estudiar ingeniería, pero poco después se vio atraída por el teatro y el cine. La fama que obtuvo con Éxtasis tuvo una terrible consecuencia para ella. Friedrich Mandl, amigo personal de Mussolini y magnate de la industria armamentística que suministraba a Hitler, vio la película y se encaprichó con ella, así que arregló el matrimonio con sus padres en contra de la voluntad de la joven.
Esa época fue un infierno. Su marido la encerró en casa salvo cuando tenía que acompañarlo a eventos y viajes de negocios e incluso intentó conseguir todas las cintas del film que le había dado fama. A pesar de todo, aquella mente inquieta no estaba dispuesta a doblegarse, retomó sus estudios de ingeniería y aprovechó los contactos de su marido para estar a la última sobre tecnología militar.
La huida
En un episodio digno de un rocambolesco guión cinematográfico, consiguió escapar de las garras de su esposo en 1937. Aunque circulan varias versiones, en su autobiografía cuenta que contrató a una nueva asistenta que se le parecía físicamente y un día le dio un somnífero para quitarle la ropa y salir de casa disfrazada de ella. Huyó en tren a París, de allí viajó a Londres, dónde conoció a Louis Burt Mayer, empresario de la Metro Goldwyn Mayer, y se fue con él a Estados Unidos.
Así regresó a la gran pantalla, tomó el nombre de Hedy Lamarr y actuó en una treintena de películas, entre las que destaca Sansón y Dalila, aunque no siempre se quedó con los mejores papeles: sirva como ejemplo que, al parecer, estuvo a punto de protagonizar Casablanca.
¿Pero qué pasó con su carrera de ingeniera? En realidad, esa parte de su vida, desconocida para el público que iba a verla al cine, es mucho más sustanciosa. Por ponernos en situación, recordemos que estamos en los albores de la II Guerra Mundial, que era judía, que su odiado exmarido trabajaba para Italia y Alemania y que ella conocía las tecnologías militares que estaban desarrollando. Por todo ello, le pasó toda la información que pudo al Gobierno estadounidense y, como brillante ingeniera, se puso a su disposición.
Un torpedo guiado por señales de radio seguras
Junto a George Antheil, pianista y compositor, comenzó a trabajar en un asunto que podía ser crucial pero aún estaba en fase de experimentación, los sistemas de guiado de armas por control remoto a través de señales de radio. Aunque existía la tecnología para hacerlo, era fácil de interceptar y, por lo tanto, demasiado vulnerable, así que la idea de los dos artistas metidos a inventores era descomponer el mensaje en pequeñas partes y transmitirlas cambiando de frecuencia constantemente.
El resultado fue que en junio de 1941 presentaron una patente llamada Sistema Secreto de Comunicación, que aludía específicamente al control remoto de un torpedo con un sistema de 88 frecuencias, como las teclas de un piano. Era una primera versión de lo que más tarde se conocería como "espectro ensanchado" para transmitir información. Aunque la marina valoró la idea, la consideró muy difícil de implementar y aparcó este tema durante años.
Los desarrollos posteriores
Ya en la década de 1950, con el desarrollo de la electrónica, una empresa rescató el concepto para aplicarlo en transistores y se llegó a desarrollar en conflictos como la crisis de los misiles de Cuba y la guerra de Vietnam. Más tarde, con la llegada de la tecnología digital la conmutación de frecuencias hizo posible la comunicación de datos wifi, el bluetooth y la telefonía 3G, las conexiones de dispositivos electrónicos de manera inalámbrica que hoy en día son tan importantes en nuestras vidas.
Hedy Lamarr murió en el año 2000, justo cuando los móviles comenzaban a revolucionarlo todo. Patentar con el apellido de casada –contrajo matrimonio otras cinco veces– no ayudó a que fuera más reconocida como ingeniera que como actriz, pero esa injusticia ya se ha corregido en parte desde que se celebra el Día Internacional del Inventor en su honor cada 9 de noviembre, fecha de su nacimiento. La que para algunos es "la mujer más hermosa de la historia del cine" fue realmente deslumbrante por su intelecto.