Las imágenes son tan salvajes como nauseabundas. Decenas de hombres vestidos con ropa de camuflaje se congregan en algún lugar de la selva tailandesa y, tras apresar algunas cobras, les cortan la cabeza y beben su sangre con fruición. Podría ser un capítulo de 'El último superviviente', pero en realidad se trata del 'Cobra Gold', el ejercicio de supervivencia militar más grande de Asia y el Pacífico, que lleva realizándose más de tres décadas y en el que participan los soldados norteamericanos cada año.
La semana pasada volvió a celebrarse este peculiar ejercicio en el que estos reptiles volvieron a tener un papel protagonista. Esta especie de serpiente venenosa, que puede llegar a alcanzar los 5,5 metros y cuyo veneno tiene un efecto letal, es uno de los animales que pueden servir de alimento a los soldados si alguna vez se encuentran perdidos y sin recursos en territorio hostil.
Los oficiales del ejército tailandés enseñan cada año la forma correcta de cazarlas y de cortarles el cuello sin exponerse a su picadura. Se supone que la sangre de cobra puede servir para hidratarse en el caso de que no encuentren agua. En algunos lugares de Asia, la sangre de cobra es un alimento que se toma de forma habitual y al que se le han atribuido incluso supuestos poderes afrodisíacos (ninguno de ellos confirmados científicamente, por supuesto).
El 'Cobra Gold' nació en 1982 como un ejercicio militar de hermanamiento y coordinación entre Estados Unidos y Tailandia, dos países aliados en Asia meridional. Sin embargo, con el paso del tiempo, los soldados no sólo realizan aterrizajes anfibios o simulaciones de incursiones militares con tecnología armamentística punta, sino que realizan misiones humanitarias en las que ayudan a las poblaciones local.