Fue el pasado mes de junio cuando España tuvo la primera ola de calor del verano de 2018. Se trata de una situación que se repite cada vez con una mayor asiduidad y que llegó a su punto álgido el pasado mes de julio, cuando la localidad cordobesa de Montoro llegó a los 47 grados, una temperatura récord en la Historia de nuestro país y que igualaba a la que ya se registró en Murcia en el año 1994 según las estadísticas de la ONU.
Sin embargo, aunque cada año las temperaturas medias veraniegas en España no dejan de aumentar, las muertes por culpa del calor han disminuido. Así lo apunta un reciente trabajo llevado a cabo por investigadores del Barcelona Institute For Global Health (ISGLOBAL) y publicado en PloS ONE.
A pesar de lo paradójico de la situación, lo cierto es que el calentamiento global, que sigue sin dar tregua a la Península, no ha provocado el esperable aumento de mortalidad. Desde el año 1980, las temperaturas han aumentado en España alrededor un grado de media en verano, pero las muertes por calor, en general, y por golpe de calor, en particular, han ido disminuyendo. Esto podría sugerir que la población española se ha adaptado al cambio climático, reduciendo su vulnerabilidad ante las temperaturas, según las conclusiones del nuevo trabajo.
Para llegar a tal conclusión, los investigadores analizaron los datos sobre temperaturas y muertes diarias de 47 capitales de provincia de España durante todos los veranos desde el año 1980 hasta 2015. Según sus hallazgos, existen dos tendencias totalmente contrarias: la temperatura ha ido aumentando 0,33º cada diez años y, a su vez, la mortalidad relacionada con el calor ha disminuido en el mismo periodo de tiempo alrededor de un 0,5% por década, cuando lo esperable habría sido que aumentase en un grado similar a la temperatura.
Hicham Achebak, autor principal del estudio e investigador del ISGlobal y el Centro para Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) también recuerda el hecho de que en España no solo se está produciendo un aumento de temperatura generalizado, sino que también ha aumentado la edad media de la población de forma progresiva.
Joan Ballester, coautor del estudio, sugiere que la sociedad española se está adaptando a las altas temperaturas, también a nivel socioeconómico, dado que cada vez son más las viviendas adaptadas al aumento global del calor, incluyendo más aparatos de aire acondicionado, mejoras en los servicios de salud y en las campañas de concienciación. Sin embargo, como también apunta el investigador, no es posible predecir aún si la tendencia continuará de la misma forma si se intensifica más si cabe el cambio climático.
Por otro lado, este trabajo sí ha detectado una excepción a la regla: existe un aumento sostenido de la mortalidad por causas respiratorias desde 1980, sobre todo entre las mujeres. Esto, según los investigadores, se debería al envejecimiento de la población y al aumento de determinadas enfermedades crónicas.
Por otro lado, en relación a la mortalidad por calor en general, también se detectó una diferencia de género significativa: hay más muertes por calor entre mujeres respecto a los hombres, una diferencia que se mantiene a temperaturas moderadas y extremas. Y, aunque el número general de muertes ha ido disminuyendo con el tiempo, la brecha de género se ha mantenido durante las últimas cuatro décadas.